Una obra poética y diferente, cuyos ejes temáticos son tan complementarios como aparentemente opuestos: la eterna dualidad entre el bien y el mal. La "luz" (de un astro, ¿del alma?) está representada bellamente por Lazzaro, un joven campesino simple y trabajador, de bondad suprema. Un papel místico y trascendental, que nos hace viajar a la dimensión inefable de los milagros, más allá de la vida y de la muerte. La "oscuridad" se muestra desde diferentes ángulos, sea sea la explotación de campesinos, la marginación urbana, el poder del capital, la religión discriminadora, e incluso la exclusión de los inmigrantes. La crítica social es dura y directa, enmarcada en un contexto histórico al mismo tiempo que actual. Toda la trama toma forma en un ambiente casi onírico, repleto de contrastes. Al mismo tiempo destaca la calidad fotográfica de ciertas escenas y los brillantes pequeños detalles cinematográficos que tanto significan: una bombilla que se enciente; un susurro; una mirada; un gesto. En conclusión, una película de bastante nivel que desearán volver a ver para poder apreciar la sensibilidad de los matices.