"La muerte tenía un precio" es una película que verdaderamente no supone ninguna innovación seria en el género del western, tampoco tiene un argumento excesivamente complejo y, en ocasiones, casi parecería una obra de teatro con pistoleros por su desértico paisaje y escasos cambios de escenario.

Admitiendo eso, a partir de ese punto hay que quitarse el sombrero que Sergio Leona arranca al público de un certero lanzamiento. Una obra que es el mejor exponente de aquellas cintas entretenidísimas y un poco amorales que cambiaron para siempre la concepción del Far West más clásico, adulterando sus presupuestos.

Clint Eastwood vuelve a hacer el prototipo de papel que lo terminaría convirtiendo en una estrella. Clint muestra una gran habilidad en ese rol, su personaje de "El Manco" que es introducido en un opening maravilloso. Queda claro asimismo que estamos hablando de una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, que eleva la calidad del conjunto hasta cotas insospechadas.

Lee Van Cleef encarna por su lado a un antiguo coronel militar retirado con cuentas pedientes que le han llevado a ser un eficaz cazarrecompensas. Tradicionalmente súper-villano en los spaghetti-western, demuestra que como héroe también cumple muy bien la función. Por otro lado, Gian María Volonté encarna a "El Indio", el jefe de una banda de forajidos que tiene aterrada a la población. Volonté muestra una versatilidad increíble con el personaje, que tiene más aristas de las que aparenta.

Tan obvia como potente en su desarrollo, con una pegadiza y épica melodía, muy buenos actores y que sabe perfectamente hasta dónde puede llegar.