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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
7
Comedia. Acción. Drama. Western Almería, desierto de Tabernas, año 2002. Texas Hollywood es un polvoriento poblado del Oeste donde hace ya décadas que no se ruedan películas. Allí malvive Julián (Sancho Gracia), un veterano especialista de cine que está de vuelta de todo. Con él trabajan otros marginados y nostálgicos sin remedio: Cheyen (Ángel de Andrés), el pistolero cobarde; Manuel (Manuel Tallafé), el doble temerario; Arrastrao (Enrique Martínez), el jinete sin ... [+]
12 de marzo de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alex de la Iglesia se la juega en una película atípica, que habla de un período muy concreto de nuestro cine, o mejor dicho, de un apartado específico de los que lo integran: los especialistas. En concreto, aquellos extras en ocasiones de una frase que se jugaron la fama para que lo vaqueros legendarios tuvieran más audiencia en Almería.

Con la trepidante música del siempre genial Roque Baños, 800 balas es una verdadera montaña rusa que a no todos divertirá, pero repleta de referencias y con actores muy bien caracterzados. Sancho Gracia cae en ocasiones en la sobre-actuación, pero casi era el momento idóneo para hacerlo. Por otro lado, Ángel de Andrés está muy bien dándole la réplica. Hay un elenco de secundarios bien escogido, con típicos pretorianos de las obras de Alex, como el siempre gracioso Eduardo Gómez o la solvente Terele Pávez, una de las preferidas del creador de "El día de la bestia".

La gran Carmen Maura tiene la difícil papeleta de bailar con el personaje menos fácil, la gruñona madre en vez del encantador abuelo, pero su talento le basta para sotenerse en situaciones complicadas. Con altibajos, estamos ante una obra a conocer y que muestra a partes iguales la genialidad y las paranoias de este singular cineasta, que de no haber nacido, deberíamos haber inventado.

Una veneración al pasado en un verdadero pueblo fantasma de perdedores, que a fin de cuentas, suelen ser los únicos que merecen que se narren sus desventuras, los ganadores siempre tienen el resto del día. Y más que estorbar, el poncho de Clint Eastwood, era totalmente necesario.

Una última oportunidad de coger el viejo colt y pesar que, con suerte, te podrás llevar a unos cuantos por delante antes de morir con las botas puestas.
El Libanés
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