Pedro Almodóvar es un artista singular dentro de la filmografía española. O lo amas o lo odias, dirán algunos. Otros, incluso empiezan amándolo para acabar por defenestrarle, como Carlod Boyero. El manchego ha cimentado una carrera que ya intuyó con su habitual visión Berlanga, que ha creado un sello característico.

"Los amantes pasajeros" es la visión que tendría el director valenciano de la crisis ("Todos a la cárcel") si se fusionase con "Aterriza como puedas". Gracias a un triunvirato de azafatos en estado de nervios y de gracia, estamos dispuestos a pasar por alto el cameo de Antonio Banderas y Penélope Cruz, quienes verdaderamente han estado mucho más inspirados en otras colaboraciones con el cineasta.

Si bien muchos puritanos se tirarán de las barbas, la locura digna de la movida madrileña tiene hasta su moraleja y la dirección de actores es muy buena. Especialmente destacar que Hugo Silva confirma que puede ser un actor muy dotado para comedia si no se le obliga a perseguir a quinceañeras. De idéntica forma, cuenta con el polémico Willy Toledo para la subtrama más seria de esta serie de historias corales.

De la mano de la comicidad genial de Carlos Areces, Javier Cámara (cada día actúa mejor, simplemente, un monstruo), Raúl Arévalo y Antonio de La Torres, el superviviente de la movida madrileña nos traslada otra vez a su universo, uno donde los críticos arrojan signos de desaprobación y otros descubren la genialidad disfrazada de ridículo. De idéntica forma, crítica especializada rendida a su genio, perdonará groserías y escatologías por las que crucificarían a directores que están empezando.

En el lado femenino, sobresalen una Lola Dueñas que hace perfectamente de "ida" y Cecilia Roth, otra de las colaboradoras habituales del creador de "Todo sobre mi madre".

Con un estilo directo, poco sutil pero graciosísimo, Almodóvar monta a su tripulación para divertirse... y a buena fe, en mi modesta opinión, que lo logra.

No le busco subtexto a un ejercicio de género.