Los hermanos Farrelly tienen pinta de haber sido los graciosillos de la clase. Eso sí, bastante buenos en su oficio de ser los payasetes de la clase, los culos de mal asiento y que traían de cabeza a compañeros y profesores, aunque cuando no eran las víctimas de la mofa, probablemente sonriesen ante el ingenio de algunas de las trastadas.

"Algo pasa con Mary", quizás sea su travesura más famosa en el patio de recreo, amparados en la espectacularidad exuberante de una Cameron Díaz en su mejor momento (con permiso de su aparición en "La Máscara). Un chiste que alterna lo grotesco con lo ingenioso, la carcajada del gag con la escatología al máximo nivel. Si algún día dejan de ser cine, si tienen visión, los contrará la FOX como guionistas para "Padre de familia".

Bajo las desventuras de Ben Stiller (otra cara conocida del género, aunque en este caso sin Owen Wilson), se crea una historia que impacta la primera vez por su incorrección, pero, como bien apuntan otras críticas, en los revisionados pierde cierta fuerza por ese mismo factor de depender del estupor inicial. Parece que todos los personajes arrastran esa lacra, con la posible excepción del genial villano oportunista que resulta ser Matt Dillon.

Con todo, sigue resultando simpática y revestida de su particular encanto, aunque quizás el mayor reproche no sea falta suya, sino haber generado indirectamente una serie de imitaciones clónicas del original que únicamente han compartido el factor en la ecuación del mal gusto.

Y es que, en el fondo, uno no deja de pensar que estos dos hermanos son dos profundos románticos disfrazados de gamberros... eso sí, lo disimulan de ... progenitora.