Una historia construida alrededor del mito ("cliché") de que un músico, Jenny (Hanna Herzprung), que tiene talento, automáticamente sufre, y eso nos lo recuerda la figura de Beethoven, por las dudas no lo hemos pescado (ícono romántico). Por otro lado se juega a fondo una idea de la disciplina y el orden que si bien aterra desde las costumbres prusianas del nazismo también generan resentimiento y sacrificio en la figura de la profesora de piano, Traude (Monica Bleidbtrau) . Ya sabemos que no es fácil contar una historia y aquí. a pesar de los datos intercalados, es difícil figurarse porqué tal exceso de violencia asesina en una joven con tanto talento artístico. Así se construye un drama que podríamos calificar de "bestial" por seres humanos en conflicto con la historia y la humanidad. La música popular y moderna que busca otros modos de expresión que los consabidos, tradicionales y convencionales de la "buena educación" es llamada "música de negros" por la profesora, pero irrumpe y triunfa a pesar de todo el esfuerzo por mantener la tradición de Schubert y Schumann (¿música de blancos?). En este sentido la película sostiene que el espíritu nuevo busca nuevas formas de expresión y que si se expresa con violencia no es más que la reacción a conductas extremadamente perversas e ilegítimas. Tenemos una historia muy dramática, de mucho sufrimiento, con una estética posmoderna de fragmentación y sorpresa producida prácticamente por golpes de estruendo y violencia al estilo de las explosiones del cine contemporáneo. De todo esto destaca la extraordinaria actuación de la joven Hanna Herzprung.