Es una tarea realmente difícil abordar el tema de esta película sin que un sentimiento de impotencia se adueñe de tu ser y de tu alma. A ratos, me resulta totalmente imposible poder escribir mi opinión, porque está tan regada del odio hacia los nazis que me impide incluso usar el raciocinio. He visto varias películas de esta temática, abordada de manera repetida hasta la saciedad en obras literarias y cinematográficas, pero ninguna refleja como "El pianista" la agonía de un pueblo ultrajado, perseguido desde tiempos remotos, el sufrimiento que toda guerra, ideológica o no, lleva implícito. Sabiendo todo lo que voy a tener que presenciar, no puedo negarme a ver este tipo de filmes. ¿Masoca? Puede ser. Pero quizás tal vez el impulso que me arrastra a sufrir con los prisioneros de los campos de concentración y con los presos de la locura que son los nazis es un deseo de comprensión. Por más que me estruje el cerebro, por más que intente arrojar un poco de luz al fondo de la miseria del ser humano, no encuentro antorchas que me guíen en el camino a la consecución de tal objetivo. No consigo entender, por más que me esfuerce y deje la vida en ello, cómo el mundo pudo apartar la mirada y hacer la vista gorda ante semejante barbarie. Porque el mundo estaba en ruinas, y no volverá a ser el mismo después de la carnicería de la Segunda Guerra Mundial, que tantas vidas sesgó, pero esto...esto no tiene nombre.
Le doy las gracias a:
-Roman Polanski, por el virtuosismo de su dirección.
-Adrien Brody, por su estelar e irrepetible interpretación.
-Todo el equipo: fotografía, montaje, banda sonora, vestuario, escenarios...

Lo dicho, existen millares de películas que traten sobre la Alemania Nazi, pero ninguna lo hace de manera tan asombrosa como "El pianista."