Al hablar de Final Fantasy VII, probablemente estemos hablando de uno de los mejores videojuego de la historia. Su historia, sus personajes, su música, sus diseños... Y el día en que alguien lo adapte en forma de serie de animación, será el día más feliz de mi vida.
Hasta entonces, Advent Children puede servir para calmar el mono, pero nada más. Visualmente impactante y con unas peleas que dejan la boca abierta, el espectador casi no puede prestar atención al guión, ni falta que hace; porque, en el fondo, no deja de ser una película vacía, sin entidad, que parece un regalo para los fanáticos de la obra original (introduciendo a todos los personajes de formas increiblemente forzadas), más que una forma de descubrir la historia a nuevos espectadores.