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España España · Valencia
Voto de Luc:
3
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Fantástico Lucy, una joven obligada a ejercer de mula de una nueva y potente droga, adquiere de repente enormes poderes sobrenaturales cuando la bolsa de la droga se rompe y los narcóticos entran en contacto con su cuerpo. Entonces, su cerebro comienza a aumentar la capacidad de uso hasta poder ser utilizado al 100%, convirtiéndose en una máquina letal con habilidades extraordinarias. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo cuando por vez primera tuve conocimiento de la existencia de Lucy, el primate primigenio, el homínido definitivo. Yo nunca entendí el porqué, pero la comunidad científica internacional era rotunda, taxativa, tajante: Lucy era el primer eslabón de la larga cadena humana y eso era la prueba irrefutable de que todos descendíamos de África, en concreto éramos emisarios etíopes de Lucy en el futuro. Hasta entonces siempre había sido Eva, pero en realidad se llamaba Lucía (Lucy para los amigos). El cambio del nombre no me importaba, pero me miraba en el espejo y no daba crédito: etíope. Y la Ciencia es incontrovertible. ¡Etíope!, ¿Quién me lo hubiera dicho?

Tiempo después arqueólogos de todo tipo y condición descubrieron chimpancés a tutiplén, extinguidos mucho antes que Lucy. Huesos en China, en Kazajistán, en Turkmenistán, en Quintopinokistán... Eso introducía dudas. Podía ser heredero de un bonobo kazajo o de un macaco turkmeno (¿turkmenio?, ¿cómo diablos será?), pero tal vez, ya no tenía genética etíope. Volvía a sentirme sin identidad, en la casilla de salida.

Cuando supe que Luc Besson tenía la anhelada respuesta no cabía en sí de gozo. Mi ascendencia genética al descubierto, comprimida en 90 minutos. Vamos, una ganga. Tenía que ver la peli.

Los primeros minutos establecían a Scarlett Johansson junto con un grupo de mafiosos chinos y a Morgan Freeman ofreciendo una conferencia en otro punto del mundo. Afirma Morgan ante una atenta audiencia que utilizamos solamente un 10% de nuestro cerebro y lo extraño es que nadie en la sala le dice que eso no es más que una leyenda urbana. Tampoco hay cocodrilos en las alcantarillas de Nueva York, ni Walt Disney está metido en un congelador de Frigo. Simplemente Morgan Freeman está quedándose con el personal. Utilizamos todo nuestro cerebro, aunque eso sí, algunos con más tino que otros...
Tiros, drogas, persecuciones y chinos se suceden con mayor o menor acierto, pero si comparto algún gen etíope (por diminuto que sea) con Scarlett o Morgan quiero saberlo, así de claro, y sigo.
Scarlett alcanza el 30% de eficacia cerebral, el 40%, el 50%... (Si de verdad hubieras alcanzado el 22%, habrías huido del rodaje, ¡reconócelo!) y cuanta más inteligencia parece atesorar más cara de "empaná" me parece que pone. Eso me resultó tan gracioso como curioso.
Hacia el final de la película policía y mafiosos se ponen de acuerdo en destrozar una estatua de Robert de Sorbon, el clérigo que creó la parisina universidad de la Sorbona. ¿Una velada crítica hacia el sistema educativo francés?, ¿un desvelado guiño a la estupidez?, ¿un homenaje a un Seagal o un Lundgren?

De lo que siguió después no entendí nada, así que sigo sin saber si soy etíope, kazajo o pigmeo. Bahh, qué desilusión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luc
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