Decía en otra crítica que los ochenta y primera mitad de los noventa fueron gloriosos para Schwarzenegger, pues todos sus éxitos se forjaron en ese periodo. Por ello, no es exagerado afirmar que el Arnold actor es hijo de esa década. Su contundencia, su incompetencia como intérprete y sus personajes planos encajaban muy bien con el aroma pseudofascista estadounidense de esos años (el reaganismo y su agresividad como cura de todos los males). Ahora bien, entre col y col, lechuga, porque ni siquiera Arnie se libró de las pifias en plena época dorada, siendo "Ejecutor" una de las más notables.

Ambientada en Chicago, relata la historia de un antiguo agente del FBI venido a menos, Arnold, que acepta la petición de un exjefe para infiltrarse extraoficialmente en la mafia local. El motivo es que su hijo ha sido liquidado por el capo de turno, y el papi busca que Arnie asesine a los responsables. Por si la invitación fuese poco convincente, el compungido padre le devolverá al austríaco su status perdido si éste cumple. Ojo al detalle de cómo se las gastan los del FBI, al concepto tan facha de la justicia y a la ligereza con que una persona acepta convertirse en un asesino. o_O

En general, estamos ante un producto de acción de De Laurentiis que fascina a los espectadores más perdidos, con un Arnold que no tiene ni pajolera idea de interpretación y cuya presencia es solo comparable a la de una picadora de carne. También es cine de acción ochentero, pero rodado por un mal alumno que solo tomó apuntes en clase cuando el profesor dijo "plomo con alegría". En consecuencia, es una producción mala de cojones, tediosa, con un Schwarzenegger dando lo peor de sí mismo en contra de su voluntad (ya verá por qué).

No en vano, la película ha llegado a ser comparada con un episodio ultraviolento de "El equipo A", y con razón. Todo es tan pueril, tan liviano, tan inverosímil, tan simplista, está rodado con tantas prisas y nulo interés que, efectivamente, pareciese que en cualquier momento fuese a aparecer Anibal Smith en el encuadre. Las escenas de acción, especialmente televisivas por sus ángulos de cámara y el montaje al más puro estilo patos de feria, contribuyeron a ofrecer una imagen de baja estofa.

Como curiosidad, el republicano NO quería meterse en este tinglado. Porque, oye, será un inútil como actor, pero no un idiota. Él lo que quería era hacer "Desafío Total", por entonces en manos de Dino De Laurentiis. Sin embargo, el contrato "multi-Conan" que mantenía con el italiano le obligaba a claudicar a cambio de librarse del mismo. Eso y que el macarroni no lo veía para el papel de Quaid.

"Ejecutor" terminó siendo un fracaso de taquilla y de crítica, contribuyendo a la bancarrota de De Laurentiis (¿alguien sorprendido?), de modo que sus derechos sobre "Desafío Total" terminaron en manos de Carolco. Irónico que una cinta, hecha para copiar el canón imperante de los 80, fuese repudiada por los críticos, los espectadores y hasta el actor más icónico de la época.

Por fortuna, a este bodrio se le ve poco el pelo. Se le veía poco hace décadas y se le ve menos en la actualidad. Y se agradece. Incluso Arnold lo agradece. Esto ni es cine, ni es hombría ni es nada. Es garrulismo vengativo para neandertales.