James Gandolfini y Melissa Leo interpretan a un matrimonio que vive cada día el sufrimiento de haber perdido a una hija de 15 años. Ella se encierra en sí misma, y él intenta salir a flote. El hombre conoce entonces a una adolescente (Kristen Stewart) de la misma edad de su hija fallecida, que trabaja de stripper-prostituta y se propone ayudarla a organizar su vida.

Esta película tiene dos graves problemas:

1.) Es difícil creerse los personajes. Gandolfini estaba muy creíble en su papel de matón sádico en "Amor a quemarropa", pero no da el pego aquí como padre postizo. Tampoco convence en absoluto la aspirante a vampira de "Crepúsculo" Kristen Stewart en este rol de stripper. No, por muy barriobajera que pretenda aparentar ser, se la intuye demasiada clase y educación. No convence. Y por si fuera poco, falla también la supuesta química entre ambos. Se nota que en realidad no conectan entre sí.

2.) Sobra minutaje. Hay ratos en los que no sucede absolutamente nada, y la historia no avanza.

Aunque la película sea demasiado larga, pienso que se trata de una buena historia, pero les falló estrepitosamente el casting. Ni Gandolfini pasa por un maduro paternalista, ni Stewart tiene el desdén que debería tener su personaje; y Melissa Leo sobreactúa en su rol de esposa hiperamargada. Es una pena, porque con otros actores más adecuados a estos papeles, la película hubiera funcionado mucho mejor.

Recomendable solo si te interesan los dramones de buenas intenciones y no eres demasiado exigente con las interpretaciones.