Después del éxito de crítica y público de "La comunidad" (2000), Álex de la Iglesia se embarcó en esta especie de parodia-homenaje a los Spaguetti-Westerns rodados en el desierto de Tabernas en Almería durante las décadas de los '60 y '70. Para muchos, éste es el filme que inició la decadencia del director vasco, y si lo comparamos con anteriores producciones, no les falta razón.

Ambientada en el mismo desierto de Tabernas, se cuentan los avatares de unos viejos actores especialistas en escenas de riesgo que se ganan la vida haciendo espectáculos del Oeste para turistas. Mientras malviven, sueñan con aquellos tiempos en los que trabajaban para los grandes como Clint Eastwood. Un buen día, Julián (Sancho Gracia), el jefe de los actores, recibe la inesperada visita de su nieto Carlos (Luis Castro), el cual hace cambiarle la vida de una forma que nunca podría imaginar. A partir de ahí, los acontecimientos se suceden y el surrealismo se apodera de la trama de forma exponencial. Incluso tienen que intervenir los GEOs en algún momento...

Si somos un poco críticos, a Álex de la Iglesia se le ha ido un poco la pinza con esta película. De la parodia se ha ido a lo bizarro con mucha facilidad, y a partir de ahí ha construido una trama rocambolesca, alocada, y salpicada de momentos "frikies" como no los ha habido en ninguna otra película suya. Llega un momento en el que da la sensación de que a Álex se le ha ido todo de las manos y no sabe dar marcha atrás a un guión ya imparable, acabando en un final tan surrealista como toda la película.

Destacan las interpretaciones de Sancho Gracia, haciendo lo que mejor se le da, es decir, de español bruto y cerrado de mollera, y la de Angel de Andrés, en un registro muy logrado, con fuerza y sin carecer del humor requerido. Los demás actores están simplemente correctos, salvo Carmen Maura, que a pesar de sus escasas apariciones no se la ve cómoda en su papel.

Filme pasable pero a la vez olvidable de un director que debe seguir siendo la gran esperanza del cine español pero últimamente padece un declive alarmante. Esperemos que aún tenga algo que ofrecernos.