Sin indagar apenas en los personajes, solo perfilarlos con varias acciones y unos cuantos diálogos, se erige como una de las más fascinantes y brutales cintas de samuráis. Primero, porque la aventura se percibe en un viaje sin retorno a través de bosques y acantilados. Magnífica labor de producción. Segundo, las afiladas katanas dictan sus movimientos a la velocidad de pensamientos asesinos en mínimos segundos. El barro, el fuego y la sangre forman parte de una dirección perfecta sobre como filmar imágenes frenéticas de lucha. Y tercero, cuando a uno le abstraen completamente de la realidad, y una película es capaz de introducir la mente del espectador en su mundo, sin querer ni poder parpadear, el cine es otra dimensión alternativa para viajar y sentir. Y '13 Asesinos' (13 Assassins) cumple con ese cometido de sobra.