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España España · Barcelona
Voto de vitroxbh:
9
7,1
2 329
Documental. Drama Diario íntimo de una mujer de clase acomodada, Vivian Barrett, ilustrado por las filmaciones caseras de su marido León, un rico industrial, entre los años 40 y 60 del siglo pasado. La película es también un melodrama clásico a lo Douglas Sirk o Todd Haynes, con los sentimientos a flor de piel. Un viaje en volandas a través de la vieja Europa. Un ensueño romántico.
8 de mayo de 2020
93 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2010, después de la muerte de su abuelo Frank A. Lorang, Nuria Giménez Lorang se encuentra, rebuscando entre las cosas del difunto, con 50 bobinas de 16mm y 8mm. Están, además, en muy buen estado de conservación y meticulosamente etiquetadas y organizadas. La directora, que no tenía ni idea de la existencia de esas grabaciones, no lo duda ni un instante y decide digitalizarlas para revisar las 29 horas de metraje al completo. Son imágenes caseras de la vida (acomodada) de sus yayos suizos, mayoritariamente de sus viajes y vacaciones entre 1949 y 1968.

Partiendo de dichas imágenes de archivo (en este caso se trata de un found footage verídico) la directora teje un interesantísimo juego de espejos entre «lo real» (¿es correcto hablar de realidad en el cine?) y «lo ficticio» (¿es la ficción otra forma más de realidad?), todo envuelto en forma de (¿falso?) documental.

Lo que al principio se nos dice que son “extractos del diario de Vivian Barrett” es en realidad un guion elaborado a posteriori por la propia Nuria Giménez. En este sentido es muy interesante cómo logra convertir en actores, a partir del archivo casero, a sus propios abuelos ya muertos hace años. El poder del montaje en todo su esplendor: Frank y Ilse están en efecto interpretando (en 2019) a Léon y Vivian, cuando en el momento de registro de las imágenes (años 40–60) simplemente estaban grabando sus vacaciones… Claramente no estaban actuando como Léon y Vivian entonces, pero ¿estaban de todas formas interpretando una versión de sí mismos por la presencia de la cámara? El visionado de My Mexican Bretzel me parece muy estimulante porque afloran constantemente meta–juegos y cuestiones conceptuales de este tipo.

¿Cómo catalogamos esta obra entonces? ¿Ficción? ¿Documental? ¿Las dos y ninguna?

Creo que al fin y al cabo My Mexican Bretzel es un apasionante aparato formal que se mueve en el entorno de la autorreflexión: el concepto de cine en sí y concretamente de la supuesta “mayor verdad” que se atribuye a los documentales frente a la ficción. Es un ejercicio algo enrevesado, pero creo que de gran inteligencia: utiliza imágenes caseras / documentales / “reales” para, a través de ellas, narrar una ficción completamente inventada (también con la intención de parecer “real”), que en el fondo acaba constituyendo un relato tremendamente verosímil, y que a su vez, no sólo nos habla de los pensamientos e inquietudes de esta señora (conceptualmente ficticia pero representativamente real) a lo largo de los años 40–60, sino que el relato es perfectamente extrapolable a las cuestiones matrimoniales de muchas de las mujeres de hoy en día.

Creo que la frase con la que se inicia la película, “La mentira es otra forma de decir la verdad” (también de un inventado Paravadin Kanvar Kharjappali), resume perfectamente la tesis de la cinta. La autora comenta en una entrevista que hasta qué punto puedes decir que una filmación casera o un diario personal son reales, son verdad, si existe en ellos un proceso de selección y manipulación. “Es la misma mentira que si te inventas algo desde cero…”

En definitiva, creo que My Mexican Bretzel constituye un perfecto ejemplo del poder de significación y resignificación que puede llegar a tener cualquier tipo de creación, pero en especial el montaje cinematográfico.
vitroxbh
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