La fiesta inolvidable

Un delirante ejercicio de cine sin mayores pretensiones donde la "gente de cine" se ríe de si misma y derrumba el endiosamiento al que los simples mortales les ponemos en ocasiones.

Risas a raudales y por lo tanto estoy en contra de la opinión de "vircenguetorix" pues cae en la trampa de su insufrible fracaso y decepción en la vida volando su amargo existir en una cinta que no pretende NADA.

Encantadora película con a cual derrumbar muchos mitos, eso es lo que a algunos les jode... y es que a mi Chaplin no me gusta ni le creo genio de nada.

Cada día, hay alguien en el mundo del cine ávido de hacer dinero por montones. Se pone entonces a escribir un guión… pero como no le surgen ideas propias, comienza entonces a mirar sus archivos y/o su videoteca, y si lo que trata de escribir es, por ejemplo una comedia, comienza a revisar las viejas películas de las que tiene un grato recuerdo y entonces empezará a extraer escenas que muy pocos hayan visto o que imagine que ya nadie recuerda. Es lo que ha sucedido con “El botones”, “Atracción Fatal”, “The Artist” y muchos otros ¡éxitos!

Al preparar “EL GUATEQUE”, las cosas pudieron suceder más o menos así: Queriendo ver una vieja película, Blake Edwards –un director que ha hecho tantos filmes que alguna vez ha dado en el clavo- se animó a ver “Gunga Din” de George Stevens… y al ver al idiota hindú que decide ponerse de parte de los ingleses impidiendo así la libertad de su patria, pensó que se podría revivir a un tipo así e invitarlo a una fiesta de Hollywood. Pero, ¿Qué hacemos en la fiesta que resulte divertido? Se acordó entonces de Peter Sellers, quien venía pasando por un gran momento y a quién el mismo había dirigido en “La pantera Rosa” y en “El nuevo caso del inspector Clouseau”. ¡Y claro! El histrionismo de este estupendo comediante inglés basta por sí mismo para asegurar un personaje bastante simpático. Pero a Edwards, parece que no le bastaba con lo que podía dar Sellers, porque entonces revisa las viejas películas de Jacques Tati y hace que su personaje imite decididamente, la amabilidad, la buena educación, la torpe delicadeza y hasta una que otra situación tomadas de “Mi tío” y de “Las vacaciones de Mr. Hulot”.

¿Y los personajes secundarios? Edwards se tropezó entonces con una simpática película de Henry Koster titulada “Dos hermanas de Boston” (que no ha visto mucha gente) donde hay un mesero fabuloso, representado por Ben Blue, que siempre se está tomando la última copa. Y bueno, después se encontró en otro filme con la escena de la puerta que, al entreabrirse, deja ver a un tipo queriendo ahorcar a otro, en otra se encontró la escena del pollo… y así sucesivamente, hasta lograr una serie de situaciones memorables que él no consigue mejorar, pero si aprovechar suficientemente.

Sin ser tampoco original, se le abona la asidua crítica que hace al mundo del cine mostrando a directores queriendo aprovecharse de las nuevas promesas, a estrellas que son cero sesos, a productores que solo se interesan por el metal… Y contra todo, Sellers consigue sacar avante un filme que entretiene a las nuevas generaciones, las cuales quizás, hasta lleguen a creer en las “geniales ideas que se le ocurren” a ese limitadísimo director que fue siempre Blake Edwards.

¿Es Jacques Tati?, ¿Es Stan Laurel? ¿Es Ben Blue?… ¡No, es una comedia de Blake Edwards!

Título para Latinoamérica: “LA FIESTA INOLVIDABLE”

Humor del absurdo que nace de patéticas realidades y que desnuda maneras de vivir entre ciertos sectores artísticos y sus aledaños socio-económicos. La comedia de Blake Edwards, marcada por el indisoluble e histriónico Peter Sellers, lleva adherida ese ridículo componente que forma parte de la naturaleza humana y que tiene que ver con la necesidad de aparentar, presumir y barrer bajo la alfombra; de forma que cuando aparece un genuino patoso, que sin proponérselo tira de la manta, queda al descubierto la auténtica catadura moral de los individuos.

El guateque forma parte de ese tipo de cine que puede tomarse como ejercicio estimulante de la carcajada, sin más, o como sarcástica reflexión sobre el vano mundo de la industria del espectáculo y sus adláteres. De una u otra manera tiene gran interés, algunos gags para la historia y sirve para construir una de las más sólidas columnas en que se asienta el monumento a uno de los cómicos más inclasificable y original del siglo XX, el excéntrico actor británico Peter Sellers.

No sé, me divierto con los hermanos Marx, con Buster Keaton, con Chaplin por supuesto, luego, no es aversión al humor antiguo.

¿Pero realmente alguien me podría explicar donde estaba el humor?

No entiendo qué Le ven de gracioso a una serie de escenas ridículas: el elefante en una fiesta, la espuma, la gente arrojándose en una piscina (queriendo imitar a qué bello es vivir), caídas y un sin número de tonterías que nada tienen que envidiarle a las peores comedias de los últimos años

Como lo mencionaron antes, qué pena con mis almas gemelas, pero que alguien me explique donde había que reírse

Uno de los clásicos de la comedia, la prueba de la buena combinación de la pareja Edwards-Sellers. Sin embargo, para mi gusto está un poco sobrevalorada: indudablemente, el comienzo es bastante prometedor, aunque para mi gusto la segunda mitad de la película sólo tiene un par de escenas que resulten graciosas de verdad. En resumen, una película interesante para ver una tarde de domingo en casa, pero poco más.