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15 años y un día

Drama Cuando a Jon, un adolescente conflictivo, lo expulsan del colegio, su madre lo manda a vivir con su abuelo Max, un militar retirado que estuvo en la guerra de Bosnia y que ahora vive en un pueblo de la Costa de la Luz. Pero a Jon le gusta vivir peligrosamente, y su abuelo se ha convertido en un hombre de costumbres tranquilas. Los dos tendrán que enfrentarse a sus limitaciones y a sus miedos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las emociones y las relaciones familiares son el argumento de esta cálida y sencilla historia; el complicado mundo de amar y odiar por partes iguales, de aprender a conocerse y respetar a la otra persona, de descubrir el mundo y la injusticia, locura y sin sentido que le acompañan. Cautivadora y de gran calado para el alma, el centro de todo el relato se resume en la impresionante interpretación de Maribel Verdú, emocionante y sensible a flor de piel y que consigue ocultar los "peros" de un guión cuidado, de buenos diálogos pero con demasía sensiblería, con una lentitud y calma, inactividad y exagera sencillez de porte físico -especialmente centrados en la mirada- que no acaban de completar, de perfeccionar lo visionado. Una dirección y unas interpretaciones muy naturales pero una falta de profundidad y fondo -quiere expresar y decir demasiado con claro abuso de la ausencia de vibración y ajetreo- claramente perceptible y que impiden que, lo que en principio iba a ser una prometedora película de Gracia Querejeta, termine en un apreciado y querido relato que no te llena tanto como debería. Candidata para ser presentada al Oscar?

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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19 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay absolutamente nada en "15 años y un día" que no haya contado ya Gracia Querejeta en su cine (esto son: relaciones familiares disfuncionales y deterioradas que irán resistiendo y sobreviviendo, vástagos y progenitores perdidos en mares de silencios y mentiras, etc.) y, a nivel global, "15 años y un día" no se percibe peor o mejor que cualquier otro de aquellos largos de la directora.

La cineasta sigue en su línea con este relato sobre un adolescente conflictivo (Arón Piper), su madre (Maribel Verdú) que no sabe que hacer con él y su abuelo (Tito Valverde) que tratará de "reeducarlo" con una convivencia que dejará alguna que otra sorpresa y consecuencia inesperadas.

Lo bueno de "15 años y día" es que se trata de un drama contemporáneo y atemporal (no estamos otra vez ante una maniquea cinta sobre la guerra civil o una comedia vergonzante) por lo que no asquea en exceso. Además por momentos el film deja algún poso de intriga cuando sus minutos se van tornando en el suspense criminal (sin duda lo que más hace espabilar al espectador ante tanta rutina de desencuentros y caras largas). Y el metraje también se narra con solidez con un compás de lo más correcto, una gran pericia en su realización (hay un excelso acierto en sus planos y fotografía), y con algunas interpretaciones bastante precisas (Verdú, Valverde, Sánchez)... aunque nunca memorables ni mucho menos.

Esto hace de "15 años y un día" una película cómoda de ver y distraída en casi todo momento (que ya es mucho decir para el cine patrio).

Pero hasta aquí todo lo bueno. Porque en "15 años y un día" me he topado con el peor tratamiento de personajes en todo el cine de esta directora (eso sin contar lo pésimo de algunas interpretaciones. A casi todos los adolescentes ni se les entiende cuando hablan, pero mención especial merece Arón Piper que deja al protagonista de "Héctor" como si fuera el sumun de la interpretación).

Porque vamos a ver... que sea una película que narre la injusticia... en cierta medida es del todo necesario, pero que adopte a su vez una visión improcedente de esa injusticia es realmente frustrante (a estas alturas del séptimo arte)... tan frustrante que probablemente no vaya a volver a ver jamás esta cinta por la exasperación que me producen algunos de sus detalles (me enerva bastante esa consideración y respeto del abuelo "educador" y antihéroe a la hora de pensar en la realidad de la trata de blancas (la esclavitud del siglo 21, un grandísimo problema en España donde las inmigrantes son engañadas, obligadas, explotadas sexualmente), casi me mata), me exaspera la dejadez y el descuido con el que el guión trata al verdadero héroe y mártir de la cinta (Toni - Boris Cucalón) que mereció más comprensión y tratamiento maduro por parte DEL LIBRETO y no el ser tratado como un delincuente por el hecho de ser tímido y bondadoso (más en spoilers), me exaspera la parodia que se hace al homosexual al comienzo de la cinta (ese vecino tan caricaturesco por desgracia parece que está insertado en la cinta para que los espectadores se rían de él. Menos mal que afortunadamente conozco muchos homosexuales y son todos gente seria y madura), me exasperan los tópicos que se lanzan en algunas de sus frases (sobre todo los que se lanzan en esa pseudo-historia de amor adolescente, con frases de risa. O en los diálogos de la madre en los que ensalza de manera boba a su hijo consentido). O en el tratamiento a la gente de latinoamérica), me exaspera la "santificación" que se hace del protagonista, que además de ser el contrapunto al verdadero héroe de la cinta se nos muestra como un mimado y malcriado que para colmo va de matón y "perdonavidas" a la vez. Evidentemente hay personajes en el cine fríos y llenos de demonios internos que son una delicia... pero esta comprensión siempre se da porque son bien mimados en el cine. Pero este no es el caso. Lo siento, pero no consigo empatizar con este enfurruñado chaval de escasos sentimientos y nula personalidad y empatía que abusa del débil de gran corazón creándole traumas para siempre para él sentirse mejor. Es más, este tratamiento tan superficial y odioso solo hace que logre resultarme repugnante por momentos y me den ganas de pensar: "una semanita en "Hermano mayor" y seguro que se le pasaba la tontería xD", mientras pienso como el verdadero mártir del metraje mereció una cinta dramática a su altura... como suele hacer el cine norteamericano mucho más experimentado en estás temáticas.

Y es que, érase una vez...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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18 de junio de 2013
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Un guión sin ángel pero bien llevado. Algunas situaciones forzadas y que no vienen a cuento, pero que adornan. Maribel Verdú sería la actriz perfecta si no fuera por lo bien que locuta sus actuaciones. De hecho, su mejor papel -inigualable- fue en Blancanieves: por lo demás, ni un deje, ni un modismo, nada; su aséptica dicción entra en conflicto con la expresividad de su rostro y eso no es bueno. El resto, salvo Aron Piper, sencillamente perfectos.
aldade
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19 de noviembre de 2013
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No me parece una película que pudiera considerar buena, pero la historia llega, por lo que sí que recomiendo su visualización.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cruasan
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27 de enero de 2014
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La sexta película de Gracia Querejeta posa su mirada sobre la adolescencia rebelde desde el punto de vista de un adulto que quiere comprender y se admira de la autenticidad o la inocencia de estos seres rebosantes de energía que chocan contra uno.

Realiza su aproximación desde el aprecio, aun cuando parta del desencuentro, y termina hechizada por la honestidad y la fidelidad de un espíritu a sí mismo. Un espíritu que aún no claudicó por convenciones sociales ante las que, si uno lo piensa, tiene la obligación de amotinarse.

Una visión, la de la directora, aquí encarnada por una magnífica Maribel Verdú.

El conflicto principal de la trama surge entre el rigor o la permisividad como contravalores extremos a la hora de relacionarse con otros, o incluso con uno mismo. Las limitaciones que provocan ambos en el desarrollo personal se reflejan especialmente en el personaje tan bien protagonizado por Tito Valverde. Tan creíble, tan real. Tan bien interpretado como retratado ya en el guión.

Engrandece el conjunto la revelación de Belén López, quien compone una figura que arrastra su propio drama interior (¿y quién no?) y es capaz de querer y acompañar, de ver la solución para los demás, pero no tanto para sí.

De fondo aparecen temas habituales en el cine de Gracia Querejeta, como el padre ausente, la incomunicación familiar o la homosexualidad, junto al contexto social problemático en que nos hallamos, donde uno no vive donde nació sino donde puede salir adelante y el fantasma del paro sobrevuela cada decisión, cada broma, cada momento.

Aun cuando el argumento no sea especialmente original, se recuerdan los tres personajes para siempre. Entrañables, reales, mezquinos en ocasiones. Reales como un amigo.
Inaki Lancelot
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