Mallrats

Esta es sin duda una de las mejores comedias de Kevin Smith, enmarcadas en su universo de Jay y Bob el silencios, con sus actores colegas y su particular estilo del humor.
Las apariciones estelares no faltan, incluyendo al especial Stan Lee, que tiene una curiosa charla con Jason Lee.
Pero los más graciosos, para mí, siguen siendo Jay y Bob, como por ejemplo en la secuencia en la que Bob se disfraza de Batman, y ejecuta el plan porque Jay dice que le duele la espalda (y no diré aquí por qué).
Otros momentos muy divertidos son los de las imágenes en 3D que Ethan Suplee no logra ver, o cuando llaman "Brenda" a Shannen Doherty.
Es ese humor irreverente, basado en el diálogo y en las referencias a la cultura pop, el que hacía especial a estas películas. Desgraciadamente Kevin Smith en la actualidad (2019) ya no tiene esa frescura y prefiere perpetrar bodrios como "Tusk".
Curiosamente, con el personaje de Claire Forlani y todo el rollo del concurso de citas, Smith deja hueco para pequeñas dosis de romanticismo.
Es una película divertidísima, con humor friki y que nos enseña la cantidad de cosas que se pueden hacer en un centro comercial. Casi dan ganas de quedarse a vivir allí, con todo lo que pasa.

Joder, como se nota que el bueno de Kevin Smith funciona mucho mejor (o al menos funcionaba) cuando estaba bajo premisas realistas y en la que lo importante son los personajes y las conversaciones más que los elementos ultrasurrealistas o cualquier otra alucinación del director.

Y sí, Mallrats no gustó (aunque teniendo en cuenta la media de la web, uno no diría lo mismo) y fue un auténtico fracaso en la taquilla...pero desde luego es lo más interesante de este director (junto con Persiguiendo a Amy y Clerks).

Hay situaciones realmente notables, chanzas más que aceptables (el niño y las escaleras mecánicas, los one liners de Brodie, etc) que funcionan a las mil maravillas. Una cantidad de personajes que no se hacen molestos (véase un Affleck aceptable como capullo o un Michael Rooker más que notable en un rol de villano) y una historia que cuadra, interesa, no se hace muy larga y con la que algunos se podrán ver más que identificados.

Y todo ello con un personaje central excepcional, que no es otro que ese vago llamado Brodie Bruce, perfectamente interpretado por Jason Lee, que da en la tecla en todo momento, se muestra como un auténtico capullo pero uno le coge un cariño especial y que además tiene unos objetivos y prioridades tremendamente simples.

Y eso es lo que uno le pide a una película centrada en un centro comercial, únicamente un entretenimiento ligero pero que promueva algo más que únicamente chistes zafios o situaciones mil veces vistas.

MÁS QUE DECENTE para ser sinceros.

Eso sí, las cosas como son, Jeremy London lastra la película. Yo no sé de dónde ha salido esta familia, ni a quién han pagado, pero este tipo y el hermano son dos maniquíes en una manifestación de ventrílocuos. Que SOSEZ, por dios.

... pero la realidad de unos chistes predecibles y obvios hicieron que me riera en contadas ocasiones. Esperaba mucho más de esta película. No considero que esté a la altura de su fama.

Las conversaciones del mundo de los comics y alguna situación absurda le salvan del suspenso, de todas formas a Kevin Smith le pido más.

...tiene comida y moda y diversión sin igual!". Homer dio muchos consejos a Bart, pero ese fue sin duda el más acertado. ¿Y es que hay algo mejor que pasar una tarde de sábado en el centro comercial en compañía de los tipos más pintorescos, frikis y raros del Mundo...¡además de Jay y Bob, "el Silencioso"!? Seguramente no.

En 1.994, un muchacho llamado Kevin Patrick Smith revolucionó el panorama cinematográfico independiente con una película que estaría destinada a transformarse en un auténtico clásico del mismo (aunque haya muchos que aún lo nieguen). Rodada con algo menos de 28.000 dólares y un equipo no profesional, "Clerks" irrumpió con singular fuerza en la taquilla, logrando conectar rápidamente con el joven público, que se vio reflejado en sus ya míticos personajes, y llegando a unas cifras de recaudación que sobrepasaban los 3 millones.
El secreto del éxito estuvo desde luego en el talento del director para retratar con crudeza y mucho humor negro la época y la cínica y pesimista generación que la habitaba; obteniendo además el reconocimiento por parte la crítica y siéndole concedidos varios galardones, ¿con qué sorpresa se destaparía tras su austera e impresionante ópera prima? Sería la oferta del productor James Jacks de hacer un nuevo film para Universal Pictures contando con un jugoso presupuesto el incentivo que Smith estaba esperando con entusiasmo para volver a ponerse tras la cámara.

Y lo haría sólo un año más tarde con "Mallrats", cuyo comienzo (tras una pequeña introducción que ya nos avisa del tipo de humor que nos vamos a encontrar) es desde luego todo un guiño a aquellos espectadores que disfrutaron de "Clerks", mostrando una situación cuyas consecuencias conocimos en aquella: la muerte de Julie Dwyer; de este modo el director empezaría a extender su pequeño gran universo (el "viewaskewniverse", para los fans) sirviéndose de sucesos, lugares o personajes usados en su debut, práctica recurrente en muchas de sus obras.
Unos minutos bastan para establecer la premisa y llevar a sus protagonistas, Brodie y T.S. (reflejos luminosos de Randal y Dante), a quienes sus novias Rene y Brandi han abandonado, al centro comercial donde transcurre la mayor parte de la trama, a lo largo de la cual Brodie actuará de guía para su amigo (el espectador de la película) presentándole a la extravagante fauna que por allí pulula mientras ambos hacen lo imposible por recuperar a sus ex-parejas. Un arriesgada y valerosa misión en la que participarán Jay y Bob, "el Silencioso", asumiendo por primera vez su papel de héroes (¿qué hacen aquí, tan lejos del Quick Stop?), donde irán ocurriendo una serie de disparatadas situaciones hasta llegar a un tramo final apoteósico y bastante previsible.

Así como el color sustituye al granulado blanco y negro de "Clerks", que ayudaba a definir su atmósfera deprimente y desoladora, ahora los diálogos se vuelven menos afilados e ingeniosos y el tono pierde acidez y gana en optimismo, llegando en ciertos momentos (sobre todo al final) a unos altos niveles de empalagoso sentimentalismo; el espíritu de John Hughes reemplaza al de Jim Jarmusch, Richard Linklater y Quentin Tarantino. Al mismo tiempo el cineasta rellena las conversaciones y situaciones con un humor de lo más desenfadado y gamberro, inclinándose por el chiste fácil y lo estrafalario sin más pretensión que la de hacer reír al personal.
Pero si algo utiliza en "Mallrats" es su gusto por el cariñoso y nostálgico homenaje, el reverso de la autenticidad directa de "Clerks", y así encontramos un puñado de referencias hacia el mundo del cine (con "Star Wars" a la cabeza, cómo no) y la televisión (Rene confundida con Brenda, el personaje de "Sensación de Vivir" encarnado por la misma actriz), los videojuegos y, por encima de todo, los cómics, que Smith ensalzará y rendirá pleitesía constantemente de una forma muy peculiar (los alucinantes créditos iniciales son un buen ejemplo de ello), no sólo a través de Brodie, sino contando con uno de los dibujantes más grandes de todos los tiempos en su reparto, el sr. Stan Lee, que por cierto brinda una impagable actuación (no pocos fans se morirían de envidia cuando le vieron en la película).

Sin duda era la mejor manera de resarcirse tras haber vendido gran parte de su colección de tebeos para financiar "Clerks"; así destapa su faceta más freak en esta obra como nunca antes había hecho ni haría. Encabezan el elenco Jeremy London, famoso por la serie "Party of Five" pero cuyo carisma brilla por su ausencia, y un joven skater profesional llamado Jason Lee en su debut, quien formaría parte, junto con otros como Ethan Suplee, Ben Affleck o Joey Lauren Adams, de ese grupo de actores fetiche del realizador, que regresa acompañado de su inseparable Jason Mewes ofreciendo una colección de gestos y expresiones faciales muy exagerada (hay que reconocerlo, Kevin Smith actúa mejor cuando no actúa).
Decentes y poco más la guapísima Shannen Doherty y un Michael Rooker que protagoniza algunas de las secuencias más bochornosas de la Historia del cine. Los jóvenes fascinados con "Clerks" seguro que esperarían en "Mallrats" una obra a la altura del debut de Smith, pero desde luego estaban equivocados, pues este segundo trabajo, a pesar de apoyarse en unos patrones similares (ampliando el escenario, eso sí), juega en una liga muy distinta. Taquilla y crítica tampoco respondieron bien; el director saborearía la hiel del fracaso antes de realizar su última obra memorable: "Persiguiendo a Amy".

Por mi parte he de admitir que, pese a sus fallos, le sigo teniendo un cariño muy especial.
Tanto más cuanto que fue la primera película que descubrí del nativo de New Jersey.

"Mallrats" es una comedia divertida sobre personajes divertidos, pero sería mejor decir que es una comedia rara con personajes raros, situaciones raras y diálogos peculiares. Sin embargo, el guión, la dirección y las interpretaciones poseen la capacidad de superar las limitaciones del cine independiente para crear un estupendo resultado, ágil y fresco, que parece diferente a todo lo visto antes, aunque no sea exactamente así, pues las historias de amores y desamores en la comedia cinematográfica estadounidense son incontables. El centro comercial como escenario de consumo y reunión social, y los comics y la telebasura como elementos de la cultura popular, conforman una curiosa visión de los Estados Unidos. Kevin Smith encarna a Bob el silencioso, un personaje que merecería una película para él solo, y el empalagoso Ben Affleck es el malo de la película, lo que es de agradecer. Ah, y los créditos iniciales son bastante ingeniosos...