Y el mundo marcha

Película de necesario visionado desprejuiciado respecto a la estética del momento en Estados Unidos.

Aceptable planteamiento que fue profético o quizá como profecía autocumplida, genial ambientación (muy pertinente y distinta a obras como "Las uvas de la ira) y buenas interpretaciones disminuidas por la presencia apabullante de masas de caminantes debajo de moles de rascacielos de la gran ciudad (Nueva York obviamente) frente a la que los dramas individuales parecen insignificantes.

King Vidor ha sido ignorado por suponérsele que es como una especie de director de estudio incapaz de hacer obras artísticas con personalidad propia ,obras históricas o panfletarias (como El Manantial) pues aquí tenemos una obra maestra absoluta, justo antes de que estas ideas con el Crack de 1929 se pusieran en boga.

Y el mundo marcha de King Vidor, nos vende el sueño americano pero le da la vuelta solo para decir que dicho sueño es eso, solo un sueño y que todas las cosas grandes a las que el protagonista creía destinado se quedan en un aburrido trabajo de oficinista, con el que por otro lado alimenta su familia.

Tiene escenas muy buenas como la que cámara sube por el edificio hasta llegar a una ventana y meterse por ella y avanza por medio de mesas con gente trabajando, entre ellos el protagonista.

Es increíble la facilidad con la que encuentra trabajo después de dejar el que tenía por cierto drama familiar (drama familiar excesivamente dramático), aunque son trabajos que nada tienen que ver con sus aspiraciones o ambiciones. Apenas dos años después, la gente no tendría ni la posibilidad de conseguir trabajos peores a esos. En este sentido creo que es bastante premonitoria con las colas de personas en busca de un empleo con el que poder dar de comer a su familia.

Naturalmente, después de tantos avatares, la película da un lugar para la esperanza, seguir viviendo y afrontar los problemas que la vida les deparará. Igual que en el mundo real.

Siempre pienso lo mismo cuando veo una película de esta época… Nadie sabe cómo habría evolucionado el cine si la irrupción del sonoro a finales de los años 20 no hubiese puesto la industria del revés. Aunque han pasado casi 90 años, “The crowd” puede disfrutarse hoy como una colección de escenas antológicas (el contrapicado del rascacielos y la irrupción en la macrooficina, la muerte del padre, la feria, la discusión de la pareja previa a la noticia del embarazo, la agonía de la hija, el delirio ante el cuaderno de contabilidad…), pero también como una historia rotundamente actual sobre los sueños, el éxito y la alienación social. King Vidor sigue un estilo potente en las formas, que deslumbra al espectador, pero en los momentos de intimidad sabe mostrarse elegante y delicado, cuidando detalles, miradas y gestos. Las escenas transmiten siempre tensión, en una cadencia narrativa que casi nunca necesita intertítulos. James Murray cae en la sobreactuación propia de la época, pero Eleanor Boardman está soberbia. Y, de todos modos, el personaje fundamental es la masa humana que marca una corriente implacable y despiadada, que no se para ni ante un joven voluntarioso de expectativas frustradas, ni ante un padre de familia incapaz de sacar adelante a su esposa e hijos, ni ante el último aliento de una niña a punto de fallecer… Aun así, Vidor hace una fábula de mensaje optimista, que invita a construir la felicidad mediante las pequeñas cosas de nuestro entorno más cercano, y no mediante valores abstractos que llevan a la deshumanización.

Una gozada de película que he vuelto a revisar pasados unos años, y que me ha gustado incluso más que la primera vez.

Lo que atrapa de esta película es la historia que se asemeja a la realidad, pero mucho.

Para empezar, ese padre que quiere lo mejor para su hijo, y luego... pasa lo que pasa. La realidad aplastante es lo mejor. Pero, el enamoramiento del principio es demasiado precipitado. Quizás (porque así se ve en muchas películas), es normal que si te gusta una persona, enseguida te cases.

Es curioso, que el orgullo del protagonista, realmente, tenía ese orgullo en la vida real, por lo que leí, Vidor lo encontró por las calles medingando por alcoholismo y le dio trabajo y se le rebotó. Años más tarde lo encontrarían muerto. Se suscitó bastante y pasándole las responsabilidades a Vidor. Que décadas más tarde quiso hacer una película acerca de este actor. Lástima que al final no se hiciera.

Técnicamente está bien, la imagen de arriba de las oficinas, que se ve como un hormiguero, es genial!! Se tendría que hacer en un estudio muy grande.

La vi por primera vez el 29 de junio de 2011 y apenas comentaba nada relevante, por eso 0 de 2 usuarios le parecieron útil.

Ríe y todos reirán contigo, llora y lloraras solo. Una frase que demuestra la dureza de la realidad, esa realidad que te hace ver que no eres el centro de la humanidad y que no gira todo alrededor de ti, si no que formas parte de un colectivo en el que te tienes que integrar para sobrevivir.

Un sueño americano o universal, triunfar, destacar, sobresalir en medio de una mediocre multitud de la que tú formas parte, te guste o no. Las vueltas que da la vida en círculo, donde cuando menos te lo esperas estás otra vez en el punto de salida. Las jarras de agua fría que te la vida, que te despierta del sueño para devolverte a la realidad.

Y todo eso en 100 minutos de cine mudo. Porque la vida es cine, y el cine sueños son.