Jinetes del espacio

¿Podía realizarse una película de vaqueros a principios del s.XXI protagonizada por actores de la tercera edad y para más 'inri' ubicada en el espacio? Cuando la respuesta a esta pregunta se vincula al actor-director Clint Eastwood la duda ofende. 'Eastwood' con una estética clásica en blanco y negro acompañada de unos acordes de guitarra comienza su film en plena carrera espacial (los años 60) con un grupo de atrevidos jóvenes pilotos que serán los elegidos para tripular el primer transbordador espacial que surcará el espacio con destino a la luna, 'El equipo Dédalus'. Lo que el intrépido grupo espacial desconoce es que debido a las alocadas actitudes manipulando aviones que destruyen a altas velocidades el equipo Dédalus comandado por Frank Corvin (Clint Eastwood) será anulado en favor de la elección de un chimpancé para hacer el viaje lunar. La historia se retoma 40 años después con la amenaza de la destrucción de un satélite espacial ruso que contiene misteriosamente unos diseños originales de Frank Corvin siendo el único que entiende el mecanismo que pueda evitar que dicho satélite se precipite sobre la tierra y que dada su tecnología obsoleta el personaje de 'Clint' es la persona indicada para solucionar el problema que puede crear un conflicto internacional entre EEUU y la antigua URSS. El gobierno americano acudirá a pedir consejo a 'Frank' ya jubilado y retirado que verá la posibilidad de cumplir su sueño espacial reagrupando al equipo Dédalus para que le acompañe en su misión, es decir reunir de nuevo a sus colegas ahora talluditos y arrugados encarnados por: James Garner, Donald Sutherland, y Tommy Lee Jones. 'Eastwood' pone de manifiesto en Space Cowboys que la edad no es un problema para que un grupo de actores mayores mandados por él mismo puedan enfundarse trajes espaciales y guiar una gran nave espacial como si se tratara de conducir por las praderas del oeste un gran número de cabezas de ganado. Con un simpático ritmo fílmico el bueno de 'Clint' se monta una juerga de la tercera edad ridiculizando como es habitual en él a todos aquellos que no le toman en serio (sus superiores) y jovencitos pipiolos astronautas que bromean con su avanzada edad dejando claro que su equipo aunque parezca un conjunto de jeriátrico puede cumplir a la perfección con la misión espacial que se les ha encomendado superando las numerosas trabas y dudas que plantean. Una vez establecido el desafío, 'Garner' y 'Sutherland' (que muestran su buena sintonía para colaborar) se unen a 'Eastwood' y a un 'Lee Jones' que todavía guarda rencor por viejas rencillas del pasado que tendrá que superar para juntarse al resto de sus compañeros y pasar todas las extremas pruebas físicas y psicológicas a las que les somete la NASA con el sueño de juventud por realizarse a una edad en la que la mayoría juega a las cartas en un club de jubilados o espera plácidamente la muerte. Con un agradable tono cómico salpicado de un pequeño romance entre Tommy Lee Jones y Marcia Gay Harden y coronado por las secuencias de acción en el espacio, estupendos efectos especiales y acompañado todo de la buena química que destilan estos valientes abuelos con el buen hacer de 'Eastwood' en la dirección se nos ofrece un entretenidísimo espectáculo. Space Cowboys es una simpática película que además de todo lo comentado se aprovecha del maravilloso tema musical de Frank Sinatra 'Flying to the Moon' que da más clase y distinción a un impecbale film que cumple con la eficiente función de entetener y divertir con cierto aire nostálgico que sabe fundir lo clásico con lo novedoso: CURTIDOS VAQUEROS DEL ESPACIO.
DATOS: En principio 'Eastwood' quería para su película a Jack Nicholson y Sean Connery para que le acompañasen en su aventura espacial. Si alguien duda de la verosimilitud del film, les recuerdo que en la realidad un hombre de la tercera edad 'John Glenn' con 77 años se enfundó de nuevo la escafrandra espacial para volver a ser astronauta.
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Lo mejor de Space Cowboys es, por supuesto, el placer cinéfilo de ver juntos en pantalla a cuatro monstruos como Clint Eastwood (que también dirige), Tommy Lee Jones, el ya tristemente fallecido James Garner y Donald Sutherland, sin olvidar además a James Cromwell o Marcia Gay Harden.
Aunque no es uno de los trabajos más logrados de Eastwood, ni como director ni como actor, Space Cowboys es sin duda una película muy agradable de ver, entretenida y emotiva, llena de tópicos y lugares comunes, por supuesto (las rivalidades personales y laborales, tramas amorosas, etc), pero correcta y simpática. Sin duda, es un auténtico placer cinéfilo disfrutar en la misma película del talento de cuatro intérpretes como los protagonistas, que rezuman un carisma y una presencia inalcanzables para muchos intérpretes más jóvenes y mucho menos míticos.

Lo mejor: Sus cuatro protagonistas.
Lo peor: Es un sinfín de tópicos.

La primera hora te ríes con las simpáticas payasadas, el club de la comedia, jaja, de estas de cántaro almas en pena (miras para otra parte, cierras los ojos o mejor de cuajo te los arrancas como Edipo o tal vez como a Johnny Depp se los sacaron, te tapas los oídos como Ulises por lo que pueda venir o viene, no quieres saber nada, te llamas a andanas con lo de las pruebas físico médicas visuales prostáticas astronautas de este club de la piruleta, yayolandia o yayomanía, a la vejez viruelas, y cuanto más pellejo, más erecto me pongo, será por nenas o pollones, nos sobran -por cierto, viva Marcia, nombre de novela ejemplar española tenía que, para variar, ser, do mana todo, del siglo de oro para más señas, Las novelas de Marcia Leonarda del inmortal Lope de Vega, grande entre los grandes, qué buena, con ese flequillo borroka de hombres trepanadora, dulce de leche no, mantis religiosa, caníbal, la amante hija, la pequeña de los horrores tienda, planta-, Un golpe con estilo, prefieres de lo lindo no más sufrir, te quieres morir), con la segunda mucho más incluso si cabe cuando se tratan de poner serios, dios mío, y eso, las carcajadas llegan a Alaska y a Dinarama, a la Atlántida, es tal el grado de disparate y cuchufleta, de imbecilidad y mierda, es tal la estupefacción o el asombro que te produce todo lo que allí pasa o acontece, los torpedos sesuales de Chiquito de la Calzada, que vienen los rusos o rojos con hambre atrasada y con su bigotito a modo, Odisea 2001, Eastwood plagiando grosera, descarada, obscenamente a Kubrick, epígono, padre (lo tiene de) hijo, hermanos gemelos, siameses, de leche, unos tanto y otros tan poco, qué injusto, nada somos, que te preguntas cómo se pudo rodar semejante engendro verbenero oligofrénico, si no será por un casual The Asylum (Houston, tenemos un problemo, el abuelo cebolleta, me dices a mí de mili, se ha escapado del asilo nunca mejor dicho, Del rosa al amarillo, y va loco, sin frenos, estupor y desconcierto, se ha montado en el cohete y no conoce, a mí Sabino que los arrollo, deja, que de esto me hago yo cargo que seguro que será el manguito, arreglado, asunto resuelto, Pepe Gotera y Otilio siempre a su servicio, sí, había que echarle tres en uno, leñe, algo era ello), valga la redundancia, del cordero la madre, la verdadera responsable de tamaño desaguisado e infinito ridículo, bochorno cerrado, de la estirpe oprobio indeleble, mancha humana, la productora o creadora en la poca sombra, la pecadora de la pradera, la guerra de Papá (Piquillo), la angosta angustia de la influencia y la madre puta naturaleza, ni al que asó la manteca.

Bajo la apariencia de una inocua comedia ligera, Eastwood nos habla de la vejez, de la amistad, de la enfermedad y del orgullo de los que fueron algo de la forma que mejor sabe, a través de una historia que va ganando interés a medida que avanza contada con su habitual solidez narrativa. Hoy que se lleva lo solemne como distintivo de calidad y trascendencia (Christopher Nolan), películas como ésta se menosprecian precisamente por su perfil bajo y tranquilo. Sin embargo “Space Cowboys” exhibe una desarmante humanidad producto de la elegancia y el cariño con la que se nos van mostrando los personajes, que pueden parecer estereotipos al principio, pero que a lo largo de la cinta van ganando peso gracias a un guión con mcguffin (el asunto del satélite ruso sirve como hábil excusa para que la narración avance con el ritmo necesario y para que se produzcan los conflictos) que es engañosamente pueril, que mezcla lo entrañable con lo amargo de una forma muy sutil. Cierto que el general ruso es demasiado caricaturesco, y que James Cromwell es demasiado cascarrabias, pero tampoco importa demasiado, porque, al fin y al cabo hay que hacer creer a los solemnes que no es más que una comedia tonta sobre unos viejos que quieren ir al espacio.

Esta es una película que, si te tomas el argumento en serio, puedes acabar echando pestes cuando llegan los créditos. Desde el comienzo, donde el superior de los protagonistas hace el cliché de malo malvado (papel que no abandona en ningún momento), o donde lo que va a ocurrir se ve venir de forma demasiado descarada, ya te puedes hacer a la idea de lo que te vas a encontrar.

Sin embargo, como parodia del envejecimiento de chicos duros, y sobre todo como una comedia espacial, la película entretiene de principio a fin.

Está claro que en la realidad no se habrían dado la mayoría de situaciones que vemos en el filme, pero quien diga que no se lo ha pasado en grande con una gran sonrisa en su cara de principio a fin seguramente mienta.