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Érase una vez en América

Drama Principios del siglo XX. David Aaronson, un pobre chaval judío, conoce en los suburbios de Manhattan a Max, otro joven de origen hebreo dispuesto a llegar lejos por cualquier método. Entre ellos nace una gran amistad y, con otros colegas, forman una banda que prospera rápidamente, llegando a convertirse, en los tiempos de la Ley Seca (1920-1933), en unos importantes mafiosos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 289
Críticas ordenadas por utilidad
3 de septiembre de 2008
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sin duda una de mis películas favoritas. El Sr. Leone tardó más de 10 años en terminarla. Estoy dispuesto a dedicarle pronto otro poco de mi tiempo y volverla a ver (más de tres horas de duración), pero hay que estar animado, te deja bastante cabizbajo.
En mi opinión, se puede soportar casi todo en esta vida, pero LA TRAICIÓN, en todas sus posibles manifestaciones, es el exponente máximo de la miseria humana. Su efecto es desastroso, produciéndonos ese desagradable sentimiento de frustración, ira, decepción. Nos deja totalmente indefensos, vulnerables para que una ligera brisa te deje tumbado y ya no te puedas levantar. Sólo una VOLUNTAD férrea, cimentada en valores sólidos, como es la AMISTAD, sin faltarle el AUTOENGAÑO, podría soportarlo, pero eso sí, con mucho ESTILO.
La trama juega con el TIEMPO: pasado y presente se mezclan para hacer una ensalada con multitud de colores y formas, sabores y aromas, que te dejan hipervitaminado cuando piensas a posteriori sobre lo que has visto, todo ello aderezado con la música del Sr. Morricone que te envuelve y te embriaga. Se digiere con gusto aunque el sabor de boca final sea agridulce.
Nos transporta a una ÉPOCA, desde los locos años 20, época de especulación y prosperidad, pasando por los años 30, el hampa, la ley seca, la Gran Depresión del 29, la crisis industrial, el paro, la caída de un sistema económico que conduce a que tambien pierdan su valor conceptos tanto cívicos como morales y humanos y conlleva a la mera supervivencia, la ley de la selva. Si la ambición te puede en estas circunstancias, tienes que comer o ser comido. Ser un tiburón, con todas sus consecuencias.
Nos mete en un LUGAR, Nueva York, ciudad que es per se un mundo, mezcla de culturas, razas y religiones representativas de todo el planeta y con un número de habitantes asfixiante.
Refleja el inexorable paso del tiempo, en un grupo de amigos desde su infancia, como van modelando su personalidad, condicionado por todos estos factores, la dureza y crudeza de sus actuaciones que les afectaron individualmente de forma muy diferente.
La ambientación y vestuario están tan conseguidos que es un documental.
Los actores De Niro y Woods están en su salsa y sus interpretaciones son maravillosas.
Los detalles en esta película son los fuegos artificiales que le dan ese toque mágico a cualquier acontecimiento, las elecciones que toman sus personajes y que les conducen por diferentes caminos, sus repercusiones futuras. El éxito que conseguimos hoy, con el paso del tiempo y madurando un poco, puede ser una pesada carga cuando lo analizamos y tomamos consciencia de como lo hemos conseguido. Algo sublime.
Venga, si has llegado hasta aquí, anímate y échale un vistazo a este peliculón.
MMM
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1 de julio de 2009
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierre de la trilogía “Érase una vez…”en la que Leone abandona sus fueros cómicos y surrealistas de sus spagueti-western por un estilo más clásico, de mayor lirismo, y más preciosista. El cambio también se produce en el campo musical donde Morricone realiza unas composiciones más clasicistas dejando a un lado el toque bufonesco y transgresor por unas partituras más armoniosas y naturales.

La trilogía trata sobre la historia de América, país por el cual Leone quedó prendado a raíz de sus visionados del cine clásico y americano. Primeo el Far West (“Érase una vez en el Oeste), después la época de las revoluciones (“Agáchate Maldito), y finalmente la época de gánsteres de los años 30 en la que el film finamente se llama “Érase una vez en América”.

El film es pura poesía. Transcendiendo su argumento formal trata de temas como el amor, la amistad, la corrupción, el paso del tiempo…Más que una historia sobre la mafia (para ello vean las geniales “Godfellas” y “Casino” de Scorsese, él sí que conoce las calles) es una historia sobre un hombre, Noodles, sobre su vida. Uno de los personajes más complejos y ambiguos de la historia del celuloide: roba, extorsiona, y asesina a sangre fría pero no puede traicionar a su corrupto amigo; viola a su amada pero es incapaz de declararle sus sentimientos…

Técnicamente cabe destacar el maravilloso uso del montaje concordando los saltos temporales. Presente y pasado se entrelazan complementándose entre sí y Leone juega a la perfección con ello mediante un exquisito uso del flashback. Esto nos ofrece momentos sublimes como el de un viejo y cansado de la vida Noodles recuerda su juventud en la que espiaba a su musa Deborah, que representaba para él la inocencia en un mundo de maldad (de lo mejorcito del film, un portentoso flashback acompañado de la tema leitmotiv “Amapola” que es asociada a su amada. La cara demolida y llena de tristeza de De Niro en esta escena es de lo mejor que cualquier actor haya regalado al séptimo arte).

También hay que destacar una fotografía más preciosista incluso que la de Kubrick. La escasa iluminación dota a la imagen de un toque grisáceo que da un ligero deja vú a cine negro. Todos los planos están rodados con gran delicadeza y todos son importantes (no sobra nada del metrajes).

Presenta un cuidado guión un poco deteriorado por los cortes de las distribuidoras debido al excesivo metraje. Diálogos ingeniosos y ágiles que hacen fluir la trama (sobre todo al final) pero más importantes aún son los silencios que expresan mucho más. Contiene también momentos cómicos como el de e pastel de nata, que suavizan la violenta y negra trama

FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tito Fredi
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15 de julio de 2012
33 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero es decir que Sergio Leone es uno de mis directores favoritos y por eso mismo tengo que ser muy crítico cuando me llevo una decepción como ésta.

Vamos a ver, lo del teléfono ¿a qué viene? Creía que se había roto el DVD o estaba rayado. Estuve a punto de dar por terminada la película. Es más guarra de lo que habría imaginado, pero en plan "no consentido", vamos que hace apología de la violación; la que no es prostituta será próximamente violada, y así todos los personajes femeninos. Hasta a Jennifer Connelly se la ve en bolingas ¡y solo era una niña!

La parte de la infancia (tan alabada por la crítica) me recordó más a "American Pie" que a otra cosa, niños (¡niños!) con la única meta de perder la virginidad. Palizas y asesinatos de críos a plena luz del día, con testigos si hace falta, cuantos más mejor. Eso sí, muy bien ambientada y buena fotografía.

Tiene buenos momentos que recuerdan al mejor Leone del western, y el fondo de esta historia es la amistad y cómo la afecta y modifica el paso del tiempo. O al menos eso pretendía el maestro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hanshiro Tsugumo
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23 de noviembre de 2007
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay directores que se pasan una vida intentando realizar una obra maestra.
Por un lado están los cineastas mediocres que llegado el caso, dado su grado de ineptitud, dejan pasar ante sus propias narices la única oportunidad que se les presenta. De este tipo hay algunos.
Después están los supuestamente consagrados realizadores a los que la oportunidad les llega más a menudo. Son los que tienen la suerte de contar con más posibilidades económicas y mejores medios en general, logros supuestamente conseguidos a base de meterse al público en el bolsillo. Estos normalmente suelen tirar por el retrete todas sus oportunidades llevados por su excesivo ego, o por su falta de recursos llegado el momento de la verdad. De este tipo hay muchos, demasiados.
Por último están los genios, tipos que saben que su oportunidad tiene que llegar. Son aquellos que nacieron para hacer algo grande. Que vinieron a este mundo con una idea preconcebida, con un sueño, y que ni locos la dejarán escapar. De estos hay pocos, muy pocos.
Sergio Leone era uno de ellos. Tenía su sueño, su idea, solo tenía que esperar el momento, su oportunidad. Quería plasmar en una sola película, en una sucesión de imágenes ininterrumpidas una historia que solamente él veía en su imaginación.
Esa oportunidad llegó, y él la aprovecho como solo los más grandes saben hacerlo.

Y lo hizo filmando una película única, mágica. Un descomunal canto al amor y a la amistad imperecedera, una historia irrepetible.

Y lo hizo por encima de todas las reglas establecidas en el cine: excesivo metraje, ritmo narrativo lento, enormes saltos temporales…, siguió a lo suyo, se lo pasó todo por el forro, hizo oídos sordos y se dispuso a realizar su sueño.

Y lo hizo sabiendo que algún día el tiempo le daría la razón, que las generaciones venideras sabrían reconocer en esta inconmensurable epopeya su inigualable talento y su inmenso amor por el cine.

Y lo hizo...
Gracias por hacerlo, Maestro.
pipona
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27 de enero de 2007
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película del despreciado y genial Leone fue una de las obra más autoexigentes y mastodónticas de la Historia del Cine. Centrada en un barrio judío neoyorquino dónde se cuenta la vida de una cuadrilla de chicos y sus inicios en el mundo del hampa, todo desde el regreso de uno de ellos (De Niro) 35 años después de su marcha de Nueva York.
Pudiera recordar a "El padrino II" de Coppola pero a Leone más que narrar una historia de gángsters lo que le interesa de "Érase una vez en América" es la reflexión: toda la película está recorrida por el aliento melancólico y poético de la relajante, triste y, otra vez, memorable música de Morricone; es una obra que más que sobre la violencia o sobre la Mafia, se ubica en el terreno reflexivo acerca de la inaguantable losa del paso del tiempo, que fluye entre los finos hilos de la amistad, del amor y, otra vez, de la amistad, pero ahora traicionada, teñida de un estigma que hacen de ella un elemento por el que se hila el ovillo de los recuerdos del pasado.
Me ha decepcionado "Érase una vez en América". Y lo digo bien claro. Y eso que es una obra magnífica, con notables elipsis, un adecuado uso del montaje, así como un desarrollo liviano, digerible, fluido. Pero debo volver a verla una y otra vez, porque, sencillamente, no es que no me haya gustado, es que no me ha soliviantado, arrebatado, entusiasmado como esperaba. Pero debo verla en memoria de Leone, del que este "Érase una vez en América" es, sin duda, un imperfecto pero maravilloso testamento de su cine, obra y vida. No revienta por ningún lado la película, no me estalla ante las narices en cine indeleble o constantemente memorable en mi cabeza. Pero "Érase una vez en América" es, en sí misma, un desafío extraordinario en plena década de los 80, década que, salvo unos cuantos, fue de dormidera general; es, sin duda, el útlimo desafío de Leone hacia sí mismo en su progresivo, incorregible, acompasado y musical estilo y actitud hacia lo que le rodeaba. Solo por esto, semejante película merece un sitio de primerísimo interés en la Historia del Cine desde los 80 a nuestros días.
kafka
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