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Clave: Omega

Intriga. Thriller. Acción. Drama La mujer de Lawrence Fassett, un agente de la CIA, es asesinada por dos enmascarados que, según todos los indicios, obedecían órdenes de Maxwell Danforth, poderoso jefe de la Central de Inteligencia Americana. Fassett sigue la pista de la organización clandestina Omega, posiblemente vinculada con el KGB. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
12 de febrero de 2023
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'La verdad es tan solo una mentira que aún no ha sido descubierta'. 'Clave: Omega' (1983), de Sam Peckinpah comienza con una imagen grabada en video de dos cuerpos desnudos, dos sentimientos desnudos, dos personas que se aman, Fasset (inmenso John Hurt), agente de la CIA, y su esposa, extranjera. Unas figuras irrumpen en la habitación y asesinan a la mujer. Este vídeo lo está viendo el director de la CIA, Danforth (Burt Lancaster), responsable de esa muerte. Hay una distancia temporal entre la acción y la contemplación. Hay una distancia, abismal, entre quien toma decisiones según la perspectiva de quien ve a los otros como imágenes o funciones, y los sentimientos de aquellos que elimina, o extermina. La imagen, la manipulación, la falsificación como distorsión y deformación, el sentimiento, el cuerpo, borrados, despreciados. La realidad se programa, se graba, se borra. Peckinpah pretendía que esas imágenes previas reflejaran de modo aún más manifiesto esa distorsión. Lo real, la desnudez, la autenticidad, se infecta. Y se hace vacío. Fue la última película de Peckinpah. Llevaba cinco años sin realizar ninguna película. Sólo había trabajado como director de segunda unidad de 'Jinxed' (1982), la última obra de su amigo Don Siegel, con quien había dado sus primeros pasos en el cine. Peckinpah debió sentirse reflejado en Fassett. Sintió reflejada su desnudez magullada, apalizada.

Tras esa secuencia, el desarrollo narrativo no es sino una sucesión de mentiras, manipulaciones, equívocos, relaciones degradadas, confianzas infectadas. Fasset propone una investigación a su superior, Danforth. Pero sus intenciones no son lo que parece. Lo que le muestra es un montaje de imágenes, que parecen indicar que tres amigos, Osterman (Craig T Nelson), Tremayne (Dennis Hopper) y Cardonde (Chris Sarandon), parecen involucrados en un caso de espionaje, vinculados con un agente soviético. Su propuesta es que su amigo, un presentador de televisión, Tanner (Rutger Hauer), les aborde en el fin de semana que pasarán en su casa, para conseguir que alguno se pliegue a actuar como doble agente.

En 'Clave: Omega' Peckinpah busca un acercamiento mordaz, la distancia irónica, como quien ya se siente exhausto, más que la rabia arrolladora, a través de la distorsión irreverente, incluso con la misma trama, que le parecía inconsistente. No le dejaron hacer las modificaciones que pretendía en el guión, y tampoco aceptaron su montaje, aunque no parece que difiera mucho sustancialmente del estrenado. Hay quienes vapulean la película por las incoherencias de su hilo argumental en la parte central. Quizás no le dejaran soltar toda la cargas de profundidad mordaces que pretendía, pero no creo que el resultado final fuera impersonal, para nada, y sus andanadas, zarandean la narración con sus impagables asociaciones irónicas en las secuencias violentas nocturnas en la casa de los Tanner, en las que utiliza como contrapunto las intervenciones de los locutores de la retransmisión deportiva un partido de fútbol americano superpuestos a los enfrentamientos violentos, como si asistiéramos a otro lance deportivo (andanada uno hacia el material dramático, andanada dos hacia una sociedad programada que contempla y asimila la violencia cual nervio desvitalizado, parte integrante de la sociedad del espectáculo, de una pantalla que es distancia, andanada tres hacia una realidad convertida en representación en la que los cuerpos y las emociones son piezas o peones en un tablero o pantalla).

Hasta ese momento ha mostrado una serie de relaciones de amistad y de pareja sostenidas sobre la inconsistencia, sobre la distancia. Tanner enseguida se deja sugestionar por las imágenes manipuladas sobre sus amigos, y se deja convencer rápidamente sobre su posible condición de agentes soviéticos. La relaciones de pareja se definen por la ajenidad: La esposa de Tanner teme que su petición de que ella y su hijo dejen la casa ese fin de semana tenga que ver con el propósito de una separación definitiva. A Cardone ante todo le interesa el dinero, y su esposa, Betty (Cassie Yates), muestra más entusiasmo por un chicle que por el coito que tiene con él. Tremayne parece un fetichista que mantuviera una relación con una muñeca que satisface sus fantasías sexuales, y a ella, Virginia (Helen Shaver), le interesa más esnifar cocaina, o coquetear con otros hombres. La única relación con sustancia, cómplice, es la que se apreciaba en los primeros planos entre Fasset y la mujer que amaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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24 de marzo de 2023
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Las últimas películas, las crepusculares, de los grandes genios del cine nunca han sido especialmente brillantes. Esta, desde luego, es casi de las peores de este heterogéneo grupo, donde conviven, por ejemplo, Rio Lobo de Hwaks, que es más que razonable, con por ejemplo Aquí un Amigo del Wilder, que es sencillamente despreciable.
Esta no es especialmente buena. Arrastrada por la imagen de Burt Lancaster, pretende reflexionar sobre las relaciones entre matrimonios de determinada edad al hilo de una supuesta organización: Omega, dedicada a no se sabe qué, pero probablemente integrada en los servicios secretos rusos... En fin, pastiche... en el que el principal espía ve cómo mata a su mujer el jefe... y los destinatarios del acoso, los cuatro matrimonios que pasan un fin de semana sólo son acosados porque uno de ellos es presentador de televisión y teóricamente puede poner en evidencia en una entrevista al jefe supremo de la tribu.
Todo ello aderezado por la habitual ensalada de tiros marca Peckinpah, brillante cuando se producen en el piscina...
ÁAD
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23 de julio de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clave omega es un thriller de acción, carece de pretensiones y resulta entretenida. Por qué la película me parece interesante? Por ser un trabajo -aunque menor- del gran Peckinpah, por homenajear a Burt Lancaster, por reconocer el trabajo de los actores (en especial T. Nelson y el camaleónico Hurt), por hacer de una historia algo liosa un pasatiempo, por escuchar la bso (floja esta vez) de uno de los valedores de "Dirty Harry", por intentar -que no lograr- simplificar una acción tratada desde una perspectiva nada novedosa.
Quizá podría esperar algo más, pero en ningún caso estoy de acuerdo con las críticas tan negativas sobre esta película.
petka
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14 de diciembre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los defectos están claros. Es un filme raro, con una historia detrás de confrontación entre director y productores, que en su momento explicaba tales fallos.

Las virtudes: Hay indicios de lo que pudo ser y no fué, verdaderos lujos fulgurando entre ese ambiente turbulento: Historia interesante, reparto de primera calidad y ganándose el sustento bien ganado, incluso las localizaciones de la película tienen su aquel... La tensión está conseguida, y escenas como la de la cena o la de la nevera son excelentes, con ese grupo de antiguos amigos repentinamente transformados en otra cosa. No revelaré nada spoiler, jeje. :-)

El duelo constante y total entre Helen Shaver y Meg Foster en segundo plano, sólo puedo calificarlo de impecable. Buen trabajo de estas dos notables actrices, sobretodo en cierta escena...
Sin olvidar ni por asomo a un Rutger Hauer que ya había protagonizado a Roy Batty en Blade Runner un año antes, Chris Sarandon, Craig T. Nelson, Dennis Hopper...todos magníficos y realistas en sus complicados papeles de amigos... y aquello en lo que se transforman luego.

El doblaje es perfecto, lleno de pesos pesados de la época como Rogelio hernández doblando a J. Hurt, por ejemplo.

Ese mismo John Hurt que salva la película entera con sólo unos momentos cualquiera en pantalla -nunca mejor dicho- de su más que ambiguo personaje, con su enigmática mirada, su humor negro y su pasado trágico... Burt Lancaster ayuda vigorosamente con una actuación feroz y más que creíble pese a su edad, los diálogos son de primera y traen de regreso la olvidada e inolvidable Guerra Fría, esa casa agradable en medio del bosque que luego se transforma en otra cosita, una buena banda sonora que por pura casualidad conseguí en vinilo original...

Es una película fallida, sí, pero ojalá todas las películas fallidas lo fueran de esta manera, haciéndote pasar un buen rato y dotadas de ciertas virtudes innegables.
Sólo por esta vez, una película fallida que merece un obligatorio 10 :-)
Ulyses31
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19 de enero de 2017
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha estado mal, he visto peores de Peckinpah, es entretenida, buenas interpretaciones con secundarios de lujo. Buena trama, buenos giros. Con el sabor de los 80. Totalmente recomendable.
fernando mora lópez
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