Cocoon

No es nada habitual ver en la pantalla una película en la que el elenco protagonista pertenezca a la tercera edad y que encima, fuera todo un éxito de aquel ya lejano 1985. En los Estados Unidos se quedó en el puesto seis entre los títulos más taquilleros del año y en todo caso, es un clásico del cine de los 80, que veo es denostado por muchos, lo que explica la mediocridad del de los últimos años si pretendemos nadar contra aquel. Sea como fuere también aparece una trama romántica más o menos juvenil con Steve Guttenberg, no sé si para atraer a más público, que acaba siendo lo peor de la película por infantil, desubicada y poco creíble.

Afortunadamente Ron Howard ha cargado las tintas en el grupo de ancianos para dar lugar a un drama existencial en el que sin grandes alardes filosóficos alcanza notables cotas de sensibilidad. "Cocoon" consigue ser épica porque respira nostalgia, la historia es bella y la búsqueda de la inmortalidad, teñida de romanticismo auténtico, ese que persigue imposibles o nuevos mundos, nos hace pensar y sentir lo mismo que este grupo de jubilados. Podremos estar de acuerdo o no con la decisión final (SPOILER) pero las distintas posturas han sido mostradas con ecuanimidad. Yo, me quedo con Bernie (Jack Gilford), el personaje más humano y coherente.

Una mezcla entre comedia y drama sentimental con efectos especiales y extraterrestres.

Un grupo de envejecientes de un centro de retiro descubren unas extrañas conchas gigantes en la piscina de un hotel abandonado. A partir de ese día sus viejos y cansados cuerpos muestran síntomas de un maravilloso rejuvenecer.

El único problema es que el lugar mágico pertenece a un grupo de seres de otro planeta y desconocen si sus intenciones son amigables. Un espléndido reparto y acertadas dosis de sentimentalismo hicieron de este drama fantástico un gran éxito de taquilla.

El hombre siempre ha tenido la perspectiva de una vida mejor, entiéndase excelente calidad de vida con buena salud, felicidad y poder vivir para siempre. Lamentablemente esto no pasa de una fantasía, que de paso Hollywood mercadea muy bien.

Pero recordemos un poco de historia: al pueblo judío se le prometió cuando estaban por regresar del exilio lo siguiente, “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría. Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo””. (Isaías 35:5-6, 33:24) ¿Podemos hoy día contar con esa promesa?

La película genero por venta de taquillas la cantidad de $85, 313,124 millones, además recibió 15 nominaciones a diferentes premios, de los cuales gano cuatro de ellos (incluyendo dos Oscares por mejor actor de reparto: Don Ameche y mejor efectos visuales).

Ron Howard es un actor, director y productor estadounidense ganador del Oscar. En 1977, dirigió su primer film, “Grand Theft Auto” (1977) dirigió varias series de televisión. El salto a director de cine ocurrió en 1982 cuando dirigió el exitoso film “Night Shift”, con Michael Keaton y Shelley Long.

Ha dirigido muchos filmes de renombre, como “Splash” (1984) , “Cocoon” (1985), “Willow” (1988) , “Apollo 13” (1995) (nominada a varios Premios de la Academia), “A Beautiful Mind” (2001) , por la cual ganó el Oscar por Mejor Director, y “Cinderella Man” (2005) .

Su último film fue la adaptación cinematográfica de “The Da Vinci Code” (2006), película de gran polémica cultural y religiosa, la cual fue protagonizada por Tom Hanks, protagonista de otras películas de Howard. Se espera la adaptación de la secuela de “The Da Vinci Code”, “Angels & Demons”, cuyo estreno está previsto para 2009.

Al principio no prometía, siendo sincero, pero finalmente se dejó ver una muy agradable película de ciencia ficción. Del film, hay que destacar que es de la decada de los 80. Tuve la oportunidad de observarlo en Canal+comedia, aunque de comedia precisamente, tiene poco, algo, pero no mucho, únicamente me ha dejado algunas risas aisladas, durante la primera parte.
No es que sea una historia del otro mundo, pero la ternura que posee es digna de mencionar, además de contar en mi opinión con una especie de moraleja final, que no digo que, porque si no puedo llegar a desvelar el desenlace del film.
Las actuaciones del grupo de la residencia de ancianos es sobresaliente, pero lo que más llama la atención es la tranquilidad que genera el "drama" a la hora de verlo, ya que cuenta con diálogos lentos, momentos de silencios constantes etc..., gracias a la labor de los actores.
La película es parecida a veces a un documental, parece que se estuviera elaborando un capítulo de disney channel, ( delfines, rocas, barco, etc..), dando aún mas relajación al verlo.
Los efectos especiales, son buenos, pero no dejándome de sorprender que haya conseguido un oscar, ya que de las cosas buenas, esto no es lo mejor.
Muy imaginativo el final predecible, que da para pensar e imponerse el drama a la ciencia- ficción, por bastante.
Pasándome por aquí veo que tambien había una segunda parte, pero ya eso será cuestión de verla y opinar.
No es de mi agrado ver películas de extraterrestres y ciencia ficción, pero a pesar de ello, esta me ha convencido bastante. Aunque en realidad, lo mejor es la historia y no esos "extraterrestres" que apenas se dejan ver.
En definitiva, un film que provocará una buena sensación a quien lo vea, y sobretodo un más que agradable rato.
Recomendable. Nota: 7/10.

¿Envejecer o vivir para siempre?: Esa es la cuestión. Correcta y entretenida película que no deja de tener su magia. No todo lo referente a lo alienígena tiene que dar miedo, y este es un film sencillo pero novedoso. Las diferentes decisiones de sus protagonistas octogenarios son dignas de analizar. ¿Tu qué harías?. Para ello hay que verla, yo sin duda lo que la mayoría de ellos.

Siempre dicen de la vida alienígena, si es en su vertiente buena y protectora, que están muchos, muchos años más avanzados que los pueriles humanos. No sé por qué lo dirán. El avance tecnológico es un punto muy positivo, sin duda, e incluso que puedan surcar el universo colonizando y contactando con otros planetas y seres. Es posible que vivan eternamente y no conozcan la vejez, y que hayan diseccionado los misterios de la existencia. Todo eso está muy bien. Pero ellos no pueden llorar. Ni siquiera de alegría.

Ron Howard dirige «Cocoon», película de ciencia ficción en un marco tan realista como una residencia de ancianos que no quieren renunciar a la juventud de ayer. El retrato de la vejez es conmovedora, con interpretaciones a un buen nivel y unos personajes creíbles y definidos que bucean en la fuente de la vida tirando «las cartas» que la naturaleza les ha dado. La antítesis entre la condición del Hombre, frágil y vulnerable en su cuerpo físico, frente a la utopía alienígena de un mundo sin muerte y con vidas «productivas». Casi me echo a temblar. Pero eso soy yo, que soy humana en cada fibra de mi cuerpo y de mi espíritu, y que no me veo tentada por un más allá planetario con seres brillantes que dan bastante miedo cuando les ves y que, presumo, no llorarán conmigo cuando la tristeza me invada. ¿O es que no existen emociones, sentimientos, donde viven estas criaturas tan poderosas y «civilizadas»?

«Cocoon», que es entretenida, dramática y divertida según el momento, consigue transmitirnos, pese a las discrepancias, una actitud vital maravillosa: la actitud de apasionarse a cualquier edad, de vivir con ganas y alegría, y de mantener la dignidad aunque enfermes y las fuerzas te fallen. ¿Acaso el ser humano no es admirable?