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El vídeo de Benny

Drama Benny es un chico de 14 años de buena familia. Sus padres intentan compensar la falta de cariño hacia su hijo regalándole un estupendo equipo de vídeo. Obsesionado con el uso de su nuevo juguete, graba cómo sacrifican a un cerdo con una pistola, escena que lo incita a cometer un acto salvaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
17 de febrero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este texto está escrito por un fanático de Haneke, cualquier parecido con el rigor es pura coincidencia.

¿Qué demonios pasa en Austria? ¿Acaso es casual que Sigmund Freud, Michael Haneke y el monstruo de Amstetten sean compatriotas?

Quizás no de Amstetten, pero desde luego hay algo de Freud en el cine de Haneke, en cuya temática uno distingue alusiones al subconsciente, la sexualidad reprimida o el tabú. Licenciado en Psicología, Filosofía y Drama, Michael Haneke (1942) saltó a la gran pantalla después de años dedicándose a la crítica, al teatro y a la televisión, con su primer film Der siebente Kontinent, en 1989. Se le ha descrito como el “cineasta de la violencia”, aunque
sería más acertado llamarle el “retratista de la contención”. En última instancia sus filmes giran en torno a personajes contenidos, habitantes de mundos contenidos, cuyos avatares suelen están marcados por una educación exquisita (férrea, quizás), marcos morales muy denidos y un orden establecido inviolable. Retratista preciso, Haneke escoge la herramienta precisa: el plano fijo. En sus películas, el plano fijo es una metáfora de cierta sociedad burguesa europea, moderada y cohibida, pero también dominada y reprimida. Metáfora también de lo que ocurre fuera de campo, fuera de ese rectangulito fijo, símbolo estático de la rectitud social; fuera,
donde dominan los monstruos, donde existe el horror. Haneke nos muestra, con sobriedad claustrofóbica, que fuera del plano fijo late el horror banal de la violencia de Benny’s Video (1992) y Funny Games (1997), o el horror de la injusticia social de Code Inconnu (2000) y Caché (2005), o del mismo nazismo en Das Weisse Band (2009).

Si uno revisita El vídeo de Benny hoy cree estar ante la obra de un visionario o un genio. Se nos muestra un presente proto-distópico, dominado por las pantallas y el exceso de imágenes explícitas; donde las fronteras entre lo real y lo representado se desdibujan. Son las temáticas que veinte años más tarde fascinan al gran público de la mano de series televisivas como Black Mirror (Charlie Brooker, 2011).

La historia de Benny es la de un adolescente obsesionado con el vídeo e insensibilizado ante el impacto de las imágenes que ve. Su habitación está colmada por cintas, cámaras y monitores. Su ventana es, literalmente, una pantalla –vive con las persianas bajadas y ve el exterior en un monitor a través de una cámara–. Incluso monitoriza su habitación permanentemente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Olaf Gaadou
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20 de febrero de 2007
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es difícil hacer la crítica de una película de Haneke. Sus films arrojan muchas preguntas, sacuden el fuero más interno del espectador y nunca lo dejan indiferente.
El video de Benny, su segunda película, es una reflexión sobre la visión de la realidad a través de los medios. Y sobre la culpa. Y sobre la violencia. Y sobre muchas otras cuestiones.
Como siempre, Haneke sabe encontrar el tono justo para la historia que está contando, sabe manejar los recursos cinematográficos como nadie, siempre buscando un efecto muy concreto a través de las imágenes. Me atrevería a definir sus películas como filosofía en imágenes.
En cualquier caso, siempre es una experiencia inolvidable ver una película del maestro Haneke. Siempre nos ofrece una experiencia estimulante y valiente, sus propuestas siempre son inquietantes pero de una innegable profundidad. Cada minuto de metraje de sus films son un pulso, una bofetada, un puñetazo a nuestro conformismo, a nuestra inercia vital. Por eso no dudo en recomendar esta película, así como todas las de Haneke.
juanantlopez
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22 de septiembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda de la trilogía de Haneke y personalmente, creo que más lograda. Paradójicamente, aunque la primera este basada en un hecho real, se me ocurre más creible. y más aterradora esta. No olvidar que Haneke es algo más que un mero cineasta, es un hombre con una bastísima cultura, sus obras más que películas son ensayos sociológicos.Y yendo a esto, que lo que aquí retrata sea casi moneda corriente hoy en día, siendo que estamos en los 90, habla muy a las claras de su inteligencia. En este caso, creo que más que una critica a la violencia en la sociedad, esta dirigida hacia la negligencia de los padres. Son aterradoras las miradas y los silencios de ese joven actor, que está impagable en su personaje.Yo discutiría un poco el final, aunque se diga que es previsible. En realidad creo que se trata de una concesión de Haneke hacia la esperanza, como queriendo mostrar que aún le queda un resto al personaje. Pensando en su formación sociológica, y ateniéndome a la realidad, creo que para nada es previsible y si, ciertamente improbable. Por lo tanto le pondría un 9 como película, un punto menos con ensayo sociológico. Y da para discutir.
ulderick
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22 de mayo de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los perturbadores films del Sr. Haneke nunca dejan indiferente, al contrario que en "El video de Benny", donde más que una reflexión sobre la violencia creo que se hace una reflexión sobre la indiferencia: la indiferencia como la que un adolescente manifiesta ante sus actos, y la indiferencia de unos padres sobre esos mismos actos. Benny, con su deleznable acto se verá recompensado con la atención de sus padres; el método de "estímulo-respuesta" actúa a la perfección y el castigo se convierte en premio. Esta indiferencia que se pone de manifiesto es clarificadora de la indiferencia de la sociedad ante la violencia que nos rodea. Se tilda al Sr. Haneke de polémico, yo más bien lo calificaría como un visionario.
La factura y realización del film son correctos, algo habitual en Haneke, al igual que sus económicos diálogos salpicados de silencios borrachos de la más pura realidad.
Disfruten del cine de Haneke y tomen una buena ración de realidad no virtual con una película que con más de quince años aparece fresca y reciente como si se hubiese rodado ayer.
PD: la trilogía de Haneke sobre la violencia tiene un referente reciente en el cine de Park Chan -Work con su trilogía sobre la venganza. No se confundan, Haneke es cine europeo en estado puro y sin desmerecer en absoluto al realizador asiático me quedo con Haneke.
juanjo_torpdo
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5 de junio de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me esperaba algo así, es cierto, creo que soy algo sádico porque sabía que sufriría con una película del gran Haneke, lo sabía pero también me gusta disfrutar del buen cine aunque éste sea muy duro y ciertamente, he visto gran cine.

Haneke tiene la genialidad de rodar lo cotidiano con arte y estilo y a su vez sabe sacar la filosofía y la conclusión de todo esto, sabe ver más allá de pagar unas simples hamburguesas o de alquilar unas películas, sabe ir más allá y leer el mensaje social que se encuentra en todo esto.

Su especial y real visión de la vida es tremendamente negativa pero aunque pretendo ser más objetivo he de decir que Haneke se aleja muy poco de la realidad y da en el centro de la diana, acierta y aunque plantea preguntas, da a su vez muchas respuestas en la narración de la historia.

Mi pregunta es a quién hay que culpar, al hijo o a los padres, la falta de amor real es la principal razón de este tipo de actos, el saber como hay que educar a un hijo es quizás la labor más difícil sabiendo en la sociedad actual que nos encontramos, una sociedad llena de materialismo y carente de valores de todo tipo y donde los medios de comunicación son el mayor culpable de este tipo de actos que hoy en día vemos, sin duda deberíamos juzgar primeramente a los medios y el interés económico que se busca muy alejada del bien moral de la sociedad.

¿Porqué lo hiciste hijo?, no lo se...sentía curiosidad...quizás...demasiadas preguntas para algo demasiado complicado...

Haneke se plantea nuevamente los grandes problemas de la sociedad y da una respuesta a todo esto, una falta de amor, una falta de conciencia y moral que lleva consigo una sociedad muerta por dentro, una sociedad que vive en la rutina diaria sin plantearse el día a día y que actúa como tal.

Los padres del chico son conscientes más tarde de esto pero ya es demasiado tarde para actuar o dar amor, el chico ya estaba muerto y sus actos cometidos, desgraciadamente ya no hay marcha atrás y esto no es como una película que podemos correr hacia atrás o hacia adelante, lo hecho, hecho está.

La dirección es sorprendente, con ese estilo tan frío y característico de Haneke, narra una historia para mí casi de terror, un terror psicológico que te deja destrozado, sin dejarme tan mal como El séptimo continente, El video de Benny me ha dejado un sabor de boca que solamente sabe conseguir Haneke.

Haneke, eres genial pero me haces pasar unos momentos terribles, me planteas grandes cosas pero para ello pago un precio terrible.

La película posee ese toque genial de hacer arte de lo cotidiano y grabarlo con una genialidad irrepetible, solamente hay un Haneke y eso se nota, sabe hacer gran cine de lo más sencillo, escenas sencillas pero intensas, al igual que sus actuaciones.

Haneke, eres un genio, dentro de poco te planteaste otro problema social, el amor y la vejez, tengo ganas de verte pero también mucho miedo.
manuel
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