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Les combattants

Comedia. Drama. Romance Entre sus amigos y el negocio familiar, el verano del joven Arnaud parece que será tranquilo... hasta que conoce a Madeleine, tan bella como arisca, un bloque de músculos tensos y catastróficas profecías. Él no espera nada, ella se prepara para lo peor. Él se toma la vida con calma, con una sonrisa. Ella sólo piensa en hacer el curso para entrar en el ejército ¿Hasta dónde podrá seguir Arnaud a Madeleine, cuando ella nunca le pidió ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué no haríamos por amor cuando somos jóvenes?. Llevar nuestro cuerpo a donde la razón no quiere ni acercarse. A ritmo pausado, mezclando costumbrismo y romanticismo, drama y comedia, con pocos y necesarios diálogos, vemos a Arnaud seguir allá donde quiera que vaya Madeleine. Todos hemos tenido alguna vez este impulso, y por eso es tan fácil entrar en la propuesta de esta cinta francesa. Lástima que al final quedemos tan deseosos de saber algo más del pasado y del futuro de la pareja protagonista, lo que es un lastre menor, pero un lastre al fin y a la postre para la película. Bella música y mejor fotografía, una estimulante propuesta para escapar de los taquillazos de turno.
Tomgut
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14 de agosto de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En aquella salvajada de cómic que era "the boys", el guionista Garth Ennis ponía en boca de su protagonista principal (el carnicero, el cual hacía honor a su nombre) la siguiente afirmación: "el amor son dos personas que se encuentran". Hay en esta película una celebración continuada de eso mismo, tan frecuente y, al tiempo, tantas veces tan estéril: el encuentro.

Arranca con vigor inusitado este film con una secuencia en la que vemos al protagonista y a su hermano construyendo el ataúd con el que van a enterrar a su padre recién fallecido. Toda una declaración de intenciones. La música extradiegética a base de sintetizadores y gruesos beats parece querer llevarnos al comienzo de algo especialmente intenso. Sin embargo la escena se corta abruptamente, la música se para y los protagonistas siguen con su vida como si no hubiera ocurrido nada. Este formato de escenas anticlimáticas se repetirá con regularidad a lo largo del metraje. Con el apoyo de la música acompañaremos a los protagonistas en momentos de intensidad aparente que se cortarán súbitamente.

La historia, como todas las buenas historias de amor, es la de un encuentro que empieza siendo un error del sistema: dos personas sin nada en común entrelazan sus cuerpos por casualidad, y, a partir de ahí, primero el azar los hará ir coincidiendo a salto de mata y luego las voluntades de cada uno harán el resto del trabajo.

Hay muchos elementos singulares en esta narración de un amor que, sin estar contado bajo las coordenadas de la locura, es bastante loco en su planteamiento, es extraño, hiperbólico a ratos, rozando el delirio en secuencias puntuales. El primero es el binomio protagonista que subvierte la relación habitual de papeles: él es delicado, sensible y está entregado a ella casi desde el principio. Ella es brutal en sus acciones, aparentemente insensible a todo lo que no sea su misión en la vida y apenas dedica atención a su acompañante fílmico. Sin embargo, bajo esta subversión inicial hay un mensaje escondido: se puede ser todo lo que él es sin ser débil, se puede ser todo lo que ella es sin ser fuerte. Y es el descubrimiento de esta aparente contradicción y sus consecuencias el eje sobre el que discurre la película.

Otro elemento singular es el papel de la naturaleza que envuelve toda la narración. Como si estuviéramos en un escenario compartido con “take shelter” -aquella parábola sobre el fin del mundo que Michael Shannon protagonizaba con turbadora intensidad-, el cielo está permanentemente amenazando con una tormenta que adivinamos brutal, los bosques parecen a punto de arder, y, primeros planos de un montón de gusanos extraídos de la tierra revuelta o de pollitos congelados que van a ser utilizados como comida para una mascota nos recuerdan la finitud de lo vivo, el origen “bajo” de toda vida, los destinos impredecibles de toda criatura viva. La naturaleza, ominosa, amenazadora, turbadora en su crudeza, rodea a los protagonistas y parece querer devorarlos y dar vida a su historia al mismo tiempo.

La narración está estructurada episódicamente. Se pasa de la vida en una pequeña ciudad francesa en verano a la instrucción en un campamento militar de fuerzas de élite para terminar en una aventura de consecuencias impredecibles en medio de un bosque inmenso. El paso de un escenario a otro se lleva consigo a los personajes secundarios de cada capítulo. Es la relación entre los amantes improbables lo que importa. Todo lo demás es arrastrado por el discurrir de la narración, como si un cedazo lavara el flujo fílmico separando lo esencial de lo anecdótico. Esta capacidad para ir deshaciéndose de lo accidental, para reducir lo contado a un núcleo denso de sentimientos, afectos y emociones que sorprenden a sus propios protagonistas, produce un efecto de descoloque en el espectador. La película parece querer ir echándonos fuera de lo que cuenta, aunque en realidad nos está enfocando cada vez con mayor precisión en lo que verdaderamente importa.

Además de todo ésto, les combattants aprovecha para echar una mirada juguetona a este momento histórico, para acercarse a la percepción de la crisis a través de los ojos de una juventud europea que vive entre el escepticismo acerca de lo que está ocurriendo y las consecuencias de esa sensación de fin de época que rodea sus mundos privados. A la desorientación particular derivada de su etapa vital se añade el caos ambiental que los envuelve, la incertidumbre respecto a un futuro que parece apuntar a una catástrofe intuida, a un final que está comenzando a tomar forma, a definir unos contornos todavía difusos.

Visualmente preciosista y estéticamente muy calculada, les combattants es un catálogo de buenas ideas argumentales y atrevimiento formal que, curiosamente, falla globalmente al perderse de vez en cuando en los vericuetos de su propia historia, pero que deja un gran sabor de boca por sus muchos buenos momentos y por la originalidad de su propuesta. Estemos atentos, pues, a las próximas iniciativas de este novato Thomas Cailley que parece venir cargado de ideas, osadía y libertad cinematográfica.
Doctor Zaius
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13 de agosto de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima del francés Thomas Cailley es una comedia atípica sobre chico conoce a chica. Él, Arnaud, es un muchacho tranquilo, casi optimista, que conoce a una chica que hace que su verano quede alterado y la sigue hasta un dudoso campamento militar de verano. Ella, Madeleine, es una arisca joven, algo más alta que él, pesimista, que se entrena y quiere entrar en un ejército para aprender a sobrevivir al fin del mundo. El film trata acertadamente temas como la desorientación de los jóvenes en la sociedad actual, del amor de juventud y de la iniciación a la madurez. Sobre todo al principio, Cailley realiza una película anticonvencional, sorprendente, aunque su ritmo es un poco irregular y algún momento de más hace que se note que es un debutante. Hacia el desenlace hay un punto apocalítico, pero luego esperanzador en la historia de la pareja protagonista. Kevin Azaïs y Adèle Haenel hacen un excelente trabajo, que fue recompensado en los premios César, así como el premio a la mejor ópera prima. Antes de ver el film, pensaba que fue sobrevalorado el premio a la mejor actriz para Haenel por delante de actrices de la talla de Catherine Deneuve, Juliette Binoche o Marion Cotillard. Pero su papel es muy jugoso y la actriz hace una estupenda interpretación, demostrando que es una de las mejores actrices jóvenes en Francia. Además, el film cuenta con una bella fotografía y una potente banda sonora. Esta es una de esas películas con aire fresco tocadas por una estrella que llegan dentro al espectador, muy adecuada para ver este verano y uno de los mejores films de autor que podemos ver estas semanas.

Valoración: 7
Lo mejor: su realización anticonvencional, los actores Adèle Haenel y Kevin Azaïs.
Lo peor: algún momento flojo durante la escapada del campamento.

http://josh-cine.blogspot.com.es/
Joe Diaz
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26 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra opera prima notable, y van... Parece que hay una tendencia a que cuanto más novel es el director y menos maleado esta por la industria que le corresponda mejores trabajos se ofrecen. Sería interesante ver cuantos de estos directores prometedores siguen manteniendo su linea de calidad. Thomas Cailley realizador y guionista al alimón con Claude Le Pape es uno de ellos. Esta mezcla de comedia y relaciones juveniles va más allá de ello gracias a una narración ágil a medio camino entre el cine europeo y americano, con una fotografía notable y una joven pareja de interpretes que aciertan en sus roles, inversos a los que normalmente estamos acostumbrados. La metáfora sobre como la juventud actual ve con preocupación el futuro que se les avecina, el marco de un entrenamiento militar y las situaciones que propicia son bien aprovechados por el tandem de guionistas y ha dado su fruto en público y crítica. El manejo de los tiempos, los giros argumentales y como se ha dicho la imprevisibilidad de lo que pueda ocurrir son más que suficientes para compensar un cierto decaimiento según va avanzando el metraje.
Otro buen ejemplo de que el cine francés está a todos los palos, generalmente con acierto.
ELZIETE
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20 de marzo de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo en DVD "Les combattans" la película francesa que, dirigida por Thomas Cailley (es también coautor del guión), nos muestra el desafío a las convenciones y la guerra cotidiana de dos jóvenes que no esperan nada de la vida pero que se están preparando para todo. Con unas creíbles interpretaciones de Kévin Azaïs y Adèle Haenel, planos muy sencillos, ritmo pausado, miradas cargadas de silencio y una natural fotografía, este film ganador de tres premios César -incluido el de mejor Primera Película- y del premio de la Crítica en la Quincena de Realizadores de Cannes, fuerza al espectador a ir más allá de su superficie antibelicista para, de la mano de sus metáforas, disfrutar de una alegoría de los tiempos de crisis y de la superviviencia laboral, moral y social.
amaya pujana levy
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