Devorador de pecados

El comienzo del film es prometedor, pero se va deshaciendo poco a poco... el inicio de que una peli interesante se vuelva un sinsentido es cuando bajan a esa especie de "batcueva" con un malo maloso que lleva la cabeza encapuchada (es de risa)... a partir de ahí, te puedes esperar cualquier cosa... y como no, poner de vuelta y media a la Iglesia, sacerdotes, creyentes, etc, etc es la moda, (y más ahora con el cansino librillo "El código Da Vinci" que para colmo tendrá su versión en cine dentro del poco)...

El final parece el de un episodio piloto de una serie o una pretensión de una segunda parte... pero si ni primeras partes son buenas, ya ni te digo las secuelas...

No sé qué terminología utilizar cuando la palabra más ad hoc de nuestro idioma -CUTRE- se queda esmirriada a la hora de definir la peli esta, cuyo argumento consiste en contarnos la mística historia de un tipo que se traga los pecados de los moribundos como el que jala langostinos cocidos en un boda. Indigesto por necesidad.

No es muy respetuosa, ya que el prota es un curita cañón con novia, pero no es una peli con la que te puedas enfadar, ni nada. De hecho, provoca hasta ternura, sobre todo hacia Heath Ledger, cuya interpretación se centra en no saber cómo ni dónde colocarse, porque en vez de estar a lo que tiene que estar, puedes leer en sus ojos que su único pensamiento es “pero por qué coño habré aceptado hacer esta mierda de película”

Los efectos especiales son abundantes y ortopédicos, como si los hubiese hecho yo con mi PC, y la peli es sólo recomendable para aquellos que tengan una insana curiosidad por saber hasta qué punto puede llegar a ser mala una peli mala. No decepciona.

Cintita que hace lo que puede para no irse al fondo y salir a flote. Helgeland propone una trama ambientada en un mundo que hay que entender antes de pasar a mayores. Es un mundo oscuro y caótico que sin embargo parece estar presente en la realidad sólo que hay que mirar con más profundidad, o eso es lo que intenta mostrar la película. Aunque quiere mostrarlo tan intelectualmente que llega un momento que la trama se nos escapa y no sabemos muy bien en donde estamos ni en que momento. La sencillez es lo mejor. Ledger aquí es el sacerdote inexperto que ayuda a la chica, a Sossamon, segundo trabajo de esta pareja tras "Destino de caballero", y se enfrenta al guapetón Benno Fürmann, el malo, que se lleva las almas o algo así. El punto en contra es que nunca me enteré la verdadera relación de los personajes de Ledger con Fürmann, cosas de la vida. Por lo demás está todo pasable, y el resto de los personajes algunos son prescindibles, pero el relleno es necesario. No obstante, el esfuerzo de tanto trabajo se distingue en una obra digna que hace lo que puede para seguir de pie. Digna.

Devorador de pecados no es una película de la que pueda decirse que no aporta nada. Parte de una buena idea y aprovecha más o menos bien sus medios, pero se equivoca y mucho en las formas.

Brian Helgeland, reputado guionista, escribe y dirige la película. Sobre Helgeland se pueden decir muy pocas cosas negativas en su función de guionista (Mystic River, L.A. Confidential, Deuda de sangre o El fuego de venganza son de su puño y letra, pese a ser adaptaciones de novelas). No obstante, su trabajo como director sí deja bastante que desear. En Devorador de pecados, Helgeland propone una interesante premisa que va haciéndose más atractiva conforme avanza la película durante gran parte del metraje, pero que cae en picado en los últimos 20 minutos. En esos últimos compases, Helgeland se ve obligado a resolver el problema y es ahí cuando se ven sus carencias tras las cámaras. Falta chispa en su trabajo y, puesto que tiene la posibilidad de ir cambiando el guion a su antojo, opta por la vía rápida: engañar al espectador. Cualquiera que se fije minimamente en la película, se dará cuenta de que en el desenlace se unen infinidad de detalles que no cuadran de ninguna manera. El otro gran fallo del director es la búsqueda de la escena memorable. Tal vez Helgeland buscaba dar un golpe de efecto y reconducir su carrera hacia la faceta de la dirección de forma definitiva y es por eso que sus personajes disfrutan demasiado intentando ser misteriosos y también es por eso que cada frase que sale de sus bocas intenta convertirse en una revelación, como buscando desvelar misterios que el espectador desconoce y que, en algunos casos, no importan demasiado.

Heath Ledger todavía estaba en construcción. Su trabajo es bueno, pero lejos de su gran interpretación en Casanova, de su impresionante labor en Brokeback Mountain y, sobretodo, a años luz de esa soberbia encarnación del Joker que pasará a la historia como uno de los mejores papeles vistos en el cine. No está mal aquí Ledger, pero tampoco se luce. Puede que sea Mark Addy el más acertado del reparto y eso se debe, posiblemente, a que es el único personaje que no necesita hacer chorradas en pantalla. Papel sencillo, trabajo sencillo, resultado positivo. Benno Fürmann representa a la perfección lo que digo sobre los personajes. Pretende que cada gesto sea definitivo y que cada palabra sea concluyente y disfruta demasiado encarnando un personaje con una riqueza interior (por lógica pura) espectacular pero que, sin embargo, no llega a desarrollarse.

Resumiendo, que es gerundio: Brian Helgeland se convierte en su peor enemigo cuando se pasa tras las cámaras escribiendo para sí mismo uno de los guiones con más grietas de su carrera. Aunque Devorador de pecados se deja ver y tiene cosas interesantes, tiene tantas carencias que no puedes evitar pensar que está desaprovechada.

Película que únicamente vi porque tenía un argumento interesante. Esperé un buen film, pero me quedé horrorizado de lo que veía. Vaya pedazo de mierda de película, mal actuada, peor dirigida, y produce tanto aburrimiento y tedio (hasta llegar a lo imposible), que te quedas dormido, aunque la veas a las tres de la tarde. La considero la peor película de la historia del cine junto con "Alucarda" y "Terror en el Green". Un zuruyo más grande que el Titanic y La Estatua de la Libertad juntos. Es absurda a más no poder, y tiene un desarrollo de lo más tedioso. Pónsela a tu peor enemigo, y le joderás de tal manera que los 102 minutos que dura la peli le van a parecer 136 horas. Una gran mierda, espantosa hasta puntos insospechados. Para el crematorio de basuras.