La vida de Émile Zola

154/23(25/06/08) Gran film, de los que calan, dejan huella, poseedor de unos monólogos que ponen la piél gallina. Film profundo que nos habla de que la justicia está secuestrada por el poder y su rescate compete a grandes héroes, que esten dispuestos a arriesgarlo todo por la verdad. El hilo de la historia es la vida de Emile Zola, desde sus comienzos en la miseria, la publicación de "Nana", el retrato de una prostituta parisina, al que le siguen un éxito trás otro, hasta llegar a una vejez rodeada de lujos con los que parece haber perdido su afán combativo y haberse acomodado, es entonces cuando recibe la visita de la esposa del oficial francés Alfred Dreyfuss, acusado falsamente de espiar para los alemanes, por lo que es confinado a una celda en "La Isla del Diablo". Zola siente que tiene que tomar partido y no quedarse de brazos cruzados. Esta película obtuvo el oscar al mejor film. Paul Muni está cumbre, una brillantisima interpretación, una de las mejores de su carrera, sientes lo que dice, sientes que es el mejor abogado de las causas perdidas, esplendoroso en sus soliloquios, no puedo dejar de mencionar al actor que dá vida a Dreyfuss, Schildkraut, nominado a mejor secundario, una grandisima interprretación. La realización de William Dieterle tambien es notable, se nota su gran mano en las escenas del juicio y en en la lectura de su impresionante artículo "Yo acuso" en la redacción de el periodico, gran trabajo el suyo.

Resulta curioso que en la cinta se habla de la condición de judío de Dreyfuss como uno de los grandes motivos para imputarle y no se dice nada de que Zola también lo era, supongo que sería por el año que corria y la corriente de antisemitismo que estaba azotando el mundo.

Recomendable a todos los amantes del cine con mensaje, que no aburrido. Fuerza y honor!!!

William Dieterle era un buen artesano que siempre ha estado a la sombra de los grandes de su época (Ford, Capra, Wyler, Hawks...) sin embargo consiguió la inspiración en un ramillete de películas, sobre todo colaborando con Paul Muni retratando personajes históricos como Pasteur, Juárez o Emile Zola. En esta ocasión logra transmitir de forma espléndida la perseverancia y tenacidad de un férreo defensor de la verdad y la justicia: Emile Zola.
Con un inicio ágil nos muestra los inicios del escritor al lado del pintor Cezanne, malviviendo con pequeños artículos, hasta alcanzar el éxito y una vida apacible con obras de realismo social, venerado por ilustres y admirado por el pueblo. Entonces se involucra en la defensa del militar Dreyfuss, falsamente condenado de traición por altos mandos militares. A partir de ahí la cinta nos absorve en un proceso histórico, donde los estamentos militares y el mismo tribunal utilizarán sus mezquinos poderes para desacreditar y condenar también al inefable escritor, en un juicio en el que Muni demuestra su inmenso talento en un alegato portentoso, reflejando los valores de la verdad y la justicia ante la audiencia, acusando las ignominiosas acciones del alto mando, así como del propio tribunal.
La puesta en escena es académica y se sustenta mediante un gran diseño artístico que representa el París de la última década decimonónica, un magnífico guión rico en diálogos de gran enseñanza moral y, sobretodo, la impagable labor de un reparto excelente del que sobresale sin duda Paul Muni en una caracterización llena de matices (él fue el espejo de futuras estrellas salidas del posterior Actor's Studio, palabra de Brando) pero recompensado con el oscar a Joseph SChildkraut en el papel del condenado Dreyfuss así como al guión y el más valioso a la mejor película que, incomprensiblemente, nunca se estrenó en España (durante el franquismo era obvio).
Así pues, una película altamente recomendable, de la recomendable época de los años treinta, en la que se nos da una lección de lucha por la búsqueda de la verdad y la justicia, con dignidad y sentido del deber moral.

Pues vaya gratísima sorpresa ha sido esta película.

Me pareció una película muy bien contada, que te va atrapando poco a poco, que no se entretiene innecesariamente y se centra en momentos claves, reflejando muy bien la apasionante vida de Emile Zola.

Y para los que desconocíamos el "Caso Dreyfuss" es más que interesante todo lo que allí ocurre,cómo en tiempos tan complicados un hombre decidió revelarse contra la injusticia y consiguió cambiar la historia, con ayuda de otros valientes... así se cambian las cosas.

El guión está genial, los diálogos muy buenos, especialmente durante el juicio, y las actuaciones a la altura de la historia.

Encima el ser una historia real, que era desconocida para mí, en este caso le da un plus, ya que al acabar me puse a buscar a Emile Zola por internet y estuve leyendo sobre él... lo cual habla muy bien de la película y viene a reflejar cuanto me enganchó la historia.

Un gran biopic muy recomendable y que sorprenderá a los que desconozcan la vida de Zola.

Un saludo.

La vida de Émile Zola de William Dieterle, es un drama judicial histórico y biográfico basado en hechos reales. Dirigida con un ritmo tranquilo y moderado y con un estilo personal y propio, es una obra completa y de gran talla, que absorbe al público con gran talento cinematográfico y que no pasa de moda ni pierde fuerza con el tiempo. Realizada de manera inteligente y provocadora, tiene un resultado soberbio e irresistible que gusta a todos los cinéfilos clásicos.
La fotografía en blanco y negro, es competente y evocadora, con imágenes apropiadas e idóneas por ser estéticamente adecuada. La música, es bella y emocional, gracias a unos sonidos estimulantes y espléndidos que alentan e inquietan por un lado y tranquilizan por otro, gracias a unas melodías sentimentales, en un sutil y notable acompañamiento musical. Y los planos y movimientos de cámara, emplea con maestría el retroceso, generales, primeros planos, seguimiento, detalles y avanti en un sobrio y excelente trabajo técnico.
Las actuaciones, son genuinas y convincentes. Con Paul Muni con personalidad carismática y brillo, y contundentes acompañamientos de Henri O´Neill, Joseph Schildkraut, Gale Sondergaard, Gloria Holden y Donald Crisp entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios elegantes y distinguidos por un lado y humildes y más carentes por otro, según el momento de la vida del escritor, que junto con unos decorados bien trabajados completan una buena dirección artística.
El guion, basado en hechos reales, es interesante y absorbente para el público, por tener una trama apasionante y atractiva que tiene por bandera la verdad, y que está argumentado de manera incitadora y penetrante, en una admirable labor excepcional al ser inspiradora y por estar bien trabajada y escogida. Y llevada a cabo con una narrativa clásica y académica, que es impoluta y equilibrada además de alusiva a la época en cuestión.
Concluyendo, la considero una obra necesaria y luchadora, que tiene el objeto de mostrarnos a todos que quien tenga en su poder la herramienta necesaria, está obligado moralmente a conducirnos a la verdad, y esta obra lo demuestra de forma inspiradora y profunda. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de La vida de Émile Zola, un film indispensable e imperecedero dentro de los mejores dramas judiciales del séptimo arte.

La película se rodó al revés, es decir, comenzando por el final. Paul Muni comenzó el rodaje con barba, y sometido a más de tres horas y media diarias de maquillaje. Luego se le fue rejuveneciendo hasta las primeras escenas.

Es, en mi opinión, una obra maestra. Pero engaña el título. No se trata de la vida de Emile Zola, sino de una presentación de Zola de veinticinco minutos y una película de noventa minutos sobre el caso Dreyfuss y la intervención de Zola en él.

Momentos memorables:
– El encuentro con Nana y la sorpresa al recibir la noticia de las ventas de la novela.
– La despedida de Cezanne: «–¿Me escribirás? – No, pero recordaré».
– La lectura del «Yo acuso».