Pacto de justicia

- Yo me tomaba el Nolotil de marca, el de verdad, y cuando tenía dolor de cabeza se me quitaba.
- Clint, si ya lo hablamos la vez anterior que estuvo aqui. No podemos prescribir por nombre comercial. Además Metamizol es lo mismo que Nolotil.
- No me mienta.
- No, Clint. ¿Qué tal duerme?
- Mal.
- ¿Se despierta temprano?
- No.
- ¿Está bajo de ánimo?
- No.
- ¿Y comer?
- Poco. Oiga. Ya no puedo soportar ésto. No sé qué hacemos usted y yo metidos en una crítica a Open Range. Bastante mal lo paso.
- ¿Qué quiere decir?
- Doctor, ¿qué opina de Kevin Costner?
- ¿Debería opinar algo? ¿Qué problema hay con él?
- ¿Sabe cuando la peste bubónica?
- ¿Qué?
- Que deberían haberlo comido las ratas. Y mire, yo admito que con el tiempo he cambiado de intereses, pero cuando era pistolero, era pistolero. Esto es una farfollada.
- A mí tampoco me gustó Open Range, la quité por la mitad, justo cuando dijeron que la mujer del médico no era su esposa sino su hermana.
- Entonces se perdió usted lo mejor, cuando aparece Cantinflas y los mata a todos a balazos.
- ¿Eso pasa?
- Obviamente no.
- Clint, si le parece bien voy a darle cita para que lo vean en Salud Mental. Creo que ésto se escapa de mi capacidad de manejo.
- Mientras no me mande al otorrino nos llevaremos bien. Sólo la presbiacusia puede salvar mi cabeza.

"Hay cosas que corroen a un hombre más que la muerte" dice Kevin en el salón del pueblo. Qué fuerte. Eso mismo dijo Clemente cuando su amigo Zubizarreta se metió un gol él solito en los Mundiales del 94. Lo hacía muy a menudo.

Qué pena me da este Kevin siempre tratando de quedar bien con las mujeres y qué mal lo hace el tío. Entre otras cosas porque la película está pésimamente ambientada. Eso ni es el Oeste ni es nada. Unos prolegómenos más vistos que el tebeo. Luego se pone a contar que en el ejército, durante la guerra, iba matando y rematando inocentes. No mola. Bueno, dicho por ti, Kevin, no mola; no me lo creo.

-Quiero decirte algo –le dice a la mujer-, pero primero tengo que matar a un montón de gente.
-Toma, lleva esto de recuerdo –y va la tía y le regala una medallita. Qué detalle. Cuánta delicadeza hay en esa escena y que real, al mismo tiempo. Un poco más y le da una cajita con munición para decirle: Toma esto también, las necesitarás.

Esto ni es una buena historia, ni tiene buenas actuaciones. Qué mal Duvall, qué pena. Qué discursos más malos que echa el tío. Y la tía. Y el Charli.

¡Venga Charli, a por ella, que sí que te quiere!

Mi crítica no es del todo fiable, porque no he conseguido terminar de verla, de ahí que no le meta un 1.
Trato de pensar... trato de recordar... sí, ya empiezan a venirme imágenes... ¡Sí! ¡las tengo! A ver, esto... creo que recuerdo a tres tipos en el campo con caballos... Sí, uno era muy gordo... A ver... ¡Tengo que pensar! veamos... Sí, pasaba una hora, y no pasaba nada en la película... y a este último le sucedió algo, una herida o algo así, lo recuerdo muy vagamente...

Luego recuerdo verme a mi conduciendo un coche volador en blanco y negro en dirección al bar con muertos en el aire... ¡Espera! ¡Qué coño! Creo que por aquel entonces ya estaba soñando. Sin duda era mucho más ameno que ver este somnífero de documental.