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Pacto de justicia

Western. Romance Intentando huir de su pasado, Charley Waite, Boss Spearman "Button" y Mose Harrison conducen ganado por las grandes praderas. Sus ideales son la justicia y la lealtad y procuran por todos los medios evitar la violencia. Pero su visita a Harmonville, una ciudad fronteriza dominada por un poderoso y despótico ranchero a cuyo servicio trabaja el corrupto sheriff local, cambiará sus vidas y los obligará a utilizar las armas en una desigual batalla. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 83
Críticas ordenadas por utilidad
10 de octubre de 2014
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Kevin Costner ya había realizado una incursión dentro del Western en su primera película, Dances with Wolves (Bailando con Lobos, 1990). Dicha película trataba de contribuir a la desmitificación del género, dándole una gran importancia a la deconstrucción del mito del indio como auténtico salvaje (recordemos que nuestro protagonista, que había empezado como un soldado de los Estados Unidos acababa por entablar una profunda amistad con los indios). La película consiguió un gran reconocimiento por parte del público e incluso de la crítica más ligera (consiguiendo múltiples Oscars), aunque el paso del tiempo ha demostrado que Bailando con Lobos peca en ciertos momentos de de maniquea.

En el año 2003 el director volvía al género que tanto éxito le había proporcionado (después de un paso infructuoso por la ciencia ficción con The Postman) con Open Range (Open Range, 2003), una película que nos acerca al mundo de los Cowboys que pastan el ganado alrededor de todo el viejo oeste norteamericano. Lo cierto es que el Western estaba totalmente muerto a partir de los años setenta, y sólo encontramos a partir de esos años algunas películas aisladas que vuelven a recuperar ocasionalmente el género.

La mayoría de ellas (y Open Range no es una excepción) tratan de revisionar el género dando una visión de madurez y de autoconocimiento de todo lo que ha transcurrido desde los años gloriosos del género. No podemos negar que existe en estas películas un aire totalmente melancólico (en Open Range sólo tenemos que darnos cuenta en la relación de amor que se establece entre el personaje de Costner y la hermana del médico, o en la utilización de la banda sonora siempre con dejes intimistas), que en gran medida parece añorar aquellos años de una América que si bien era brutal y absolutamente salvaje, también era inocente e ingenua (al menos, tal y como nos lo ha mostrado el cine). Junto a Kevin Costner, también podemos añadir el nombre de Clint Eastwood, quien en la década de los noventa resucitó momentáneamente el Western con Unforgiven (Sin Perdón, 1992), que por otra parte es una de las mejores películas de los años noventa.

La película adapta la novela de Lauran Paine y el guión lo escribe Craig Storper. Puede que la escritora haya puesto gran parte de carga autobiográfica en el personaje femenino que interpreta Annette Bening, sobre el que girará el eje romántico de la película, una vez haya captado la atención del personaje de Kevin Costner. La fotografía la firma James Muro, con quien Costner ya había trabajado en Bailando con Lobos. Al igual que en aquella película, el paisaje cobra una vital importancia en la obra. De hecho la primera parte del filme, cuando nuestros protagonistas aún no han salido de la isla que suponen las llanuras donde pastan sus animales, se desvela una sensibilidad romántica que eleva a la película a un gran nivel. Pero más allá de eso, si algo hemos de destacar en Open Range en dicho ámbito es la innovadora utilización de gran multitud de secuencias que son filmadas bajo una intensa lluvia.

Lluvia, que no es una habitual dentro del género western, que acostumbra a transcurrir casi siempre en míticas estepas soleadas donde no hay nunca ni un atisbo de agua. Sin Embargo el filme emplea este recurso, que se convertirá en algo bastante habitual durante gran parte del metraje. Esto nos ofrece un Western pasado por agua, que no deja de acrecentar el mensaje principal de Costner al mostrarnos una sensibilidad melancólica y casi de añoranza. Las miserias de un género que quedan al descubierto, no con la luz del sol, sino con las aguas tormentosas. Una estética sucia en definitiva, y donde los trajes de nuestros personajes se pueden ensuciar, algo totalmente imposible en el western de oro.

La película, a diferencia de la opera prima del cineasta, sigue más los cánones del género, dejando la desmitificación de banda. Es cierto que hay una visión diferente a la de maestros como John Ford o Howard Hawks, pero seguramente el paso del tiempo es el responsable de que la película difiera en algunos aspectos. Costner aplica los códigos del género en gran parte del filme, desde los lugares icónicos del género (el Saloon, la comisaría, el pueblo del oeste, las llanuras) pasando por los personajes arquetípicos (el Sheriff, el terrateniente corrupto, nuestros protagonistas ganaderos…). También es cierto que se ven algunas novedades interesantes, como el tratamiento ciertamente verista de la acción (que ocupa gran parte del final de la película). Sin duda alguna, Open Range nos ofrece en este sentido los tiroteos más fidedignos con la realidad dentro de la historia del género.


http://neokunst.wordpress.com/2014/10/10/open-range-2003/
Kyrios
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6 de febrero de 2016
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Un western que desde la sencillez, consigue un desarrollo atractivo e intenso, ofreciendo buenos duelos y enfrentamientos entre sus protagonistas, destacando la labor en la dirección de Kevin Costner que se deja llevar por la historia, lo que hace que al llegar a su desenlace se prolongue en exceso. El único punto negativo que le he encontrado a un peliculón en toda regla.
Jon
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23 de julio de 2018
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No hay pocas películas a lo largo de la historia que cuentan con todos los elementos a su favor para ser consideradas muy buenas o incluso geniales, pero cuyo exceso de duración y falta de ritmo lo echan todo un poco a perder.
Y no es solo la duración, sino la lentitud. Hay películas muy largas de Peter Jackson (por ejemplo) que se pasan muy rápido cuando las ves.
Pero "Open range" es lenta, muy lenta. Este western con sabor clásico, con estupendos actores (sobre todo Robert Duvall), cocina su desenlace a fuego lento. Que la fotografía de las praderas que salen sea muy bonita, o que las interpretaciones estén muy bien, no es excusa para que la trama avance tan despacio.
Es uno de esos films que gusta, si se tiene un mínimo de criterio cinéfilo, pero que al mismo tiempo me hace mirar el reloj en no pocas ocasiones.
Eso sí, cuando llegan los momentos interesantes, se aprecia pasión y mucha profesionalidad por parte del director y protagonista Kevin Costner. Es un claro homenaje al género, con muchos elementos habituales y personajes fuertes, que desemboca en el típico enfrentamiento, en este caso rodado con gran fuerza y realismo.
Pero como digo, aunque su duración no llega a las 3 horas, parece que durara eso y más. Me resulta tan pesada como buena, con lo cual tengo que bajarle la nota que le podría poner en base a sus valores cinematográficos. Parece que a Costner, especialmente cuando dirige, le gusta recrearse al máximo en sus proyectos, y se le va la mano. Insisto, si fuera más corta habría sido sobresaliente.
i42poloj
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15 de mayo de 2019
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Existe un término medio entre las críticas de Pablo Kurt y Carlos Boyero. Costner ofrece, en medio de su etapa más complicada, un western de brillante puesta en escena y montaje, con un dominio para rodar en exteriores al alcance de pocos y una maravillosa secuencia final que prácticamente justifica ver la cinta. En su contra, una trama blanda, sin pegada, que se va de metraje y se intenta apoyar, sin lograrlo, en las claves ya ofrecidas por las grandes obras del género, relegando el contenido de la historia que se nos narra a una mera colección de fotografías tomadas por un gran fan de maestros como Ford o Eastwood. Pasando por alto algunos aspectos, como el romance con Bening y la carga emocional de los personajes, encontramos un western realizado con oficio de incontestable belleza visual.
Quique Lalas
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7 de septiembre de 2019
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En la primera parte de metraje, significativa a modo de presentación, podemos observar que Kevin Costner tenía bastantes ambiciones estéticas para Open Range. La fotografía nos traslada a unos paisajes trufados de verdes y extensas praderas, caudalosos ríos, y sugerentes y enormes cielos nublados. En efecto, hay un esfuerzo bastante notorio en mostrarnos unos exteriores bellos y exuberantes, a través de una enorme profundidad de campo, a niveles preciosistas. Sin duda uno de los puntos fuertes de la película.

Cuando ya tenemos la vida de este pequeño grupo como una ejemplo de bohemia pastoril y libertaria, ocurre algo que trastocará las vidas de todos y que les obligará a acercarse al pueblo de Harmonville (Montana).

*El código del Oeste

Mose es enviado a Harmonville en busca de provisiones, pero su tardanza en regresar pone en guardia al resto. Charlye y Boss deciden ir a ver qué sucede mientras Button se queda al cuidado de las reses. Descubrirán que Mose ha tenido un altercado en el pueblo y ha sido encarcelado por el corrupto sheriff Poole, un pelele al servicio del tiránico ranchero Denton Baxter, el verdadero dueño del pueblo. El altercado viene por el pastoreo de reses que están llevando a cabo nuestros héroes en las, supuestamente, tierras del ranchero Baxter.

Injusticias aparte, en el grupo liderado por Boss no se deja a nadie atrás, de tal modo que con unos modos más bien bruscos consiguen sacar a Mose de la cárcel. Sin embargo esto iniciará una serie de eventos de acción-reacción, en forma de represalias, que acabará con Mose muerto y el joven Button herido. Charlye y Boss en lugar de huir se preparan una guerra abierta con los hombre de Baxter y del sheriff Poole. Una de las ideas de la película es la ley no escrita que dice que a los compañeros de fatigas y a los amigos hay que protegerlos o vengarlos. La sensatez nos impulsa a evitar la violencia pero a veces, en el lejano Oeste, ésta te alcanza y te hace acarrear con una peligrosa venganza. Sin embargo hay otros elementos menos oscuros en Open Range.

*El amor en Open Range

Uno de los elementos más controvertidos de Open Range es el encaje que tiene el romanticismo dentro de una historia que podría sostenerse muy bien sin él. En este caso viene representado por Sue Barlow (Annette Bening), la hermana del doctor de Harmonville y uno de los pocos aliados que encontrarán los ganaderos. La casa de Sue está algo apartada del pueblo y hacia allí se encaminan Boss y Charlye, para que el médico restañe las heridas de Button. Se produce un consabido flechazo, entre Charlye y Sue, a base de cruces de miradas y expresiones embobadas, que da paso a una subtrama romántica

Ciertamente una de las objeciones que se pueden poner a Open Range tienen que ver con el excesivo almíbar con el que se riega este romance. Sin embargo no es del todo postizo e innecesario; consigue abrir una nueva cuestión. Por primera vez Charlye, y a la vez sus amigos, se plantea formar un hogar y dejar su errabunda vida de ganadero. No más noches al raso; no más rigores atmosféricos; cambiar a vivir bajo techo y establecerse. Lo malo es que este agradable cambio de parecer necesita un requisito para fructificar: sobrevivir a los lacayos de Baxter y Poole.

*Las influencias que vienen del Oeste

Open Range tiene un respeto reverencial por el paradigma del western clásico a través de sus distintas épocas. De momento encuentra parecidos con todas las películas de notables duelos, y ahí encontramos a «Pasión de los fuertes» (1946) de John Ford y a «Duelo de titanes» (1957) de John Sturges. También se puede hablar de elementos tomados de películas más recientes como «El jinete pálido» (1985) o «Sin perdón» (1992) de Clint Eastwood. De hecho el momento en que llegan Charlye y Boss a Harmoville recuerda bastante a la llegada de Clint Eastwood y Morgan Freeman a Big Whiskey, en «Sin Perdón»; la atmósfera nocturna y lluviosa es prácticamente la misma.

Si los exteriores de Open Range son magníficos, la planificación, ejecución y filmación de los tiroteos son extraordinarios. El duelo con los hombres de Baxter puede considerarse incluso como una de las cumbres del género. De hecho según Usa Today y Total Film se trata de uno de los tiroteos mejor filmados de todos los tiempos. Y ciertamente es largo, complejo y fulgurante, pero rodado con el suficiente orden como para no perder comba en ningún momento. Los disparos pasan muy cerca y nos mantienen magnetizados a la pantalla.

*Actuaciones en el far west

La actuación más descollante de Open Range es la del siempre magnífico Robert Duvall, dibujando un personaje crepuscular, inteligente y estoico; buen amigo y deseoso de cambiar de vida, a veces se convierte en la brújula vital de Kevin Costner. Kevin Costner hace una actuación razonablemente buena, de aires circunspectos y sobrios. Annette Bening, a pesar de que la parte romántica no es la más lograda, muestra un personaje que lejos de ser frágil tendrá los arrestos de ser decisiva en muchos aspectos; el desempeño de Bening aporta una elegante sofisticación.

*Conclusiones

Con Open Range Kevin Costner escribe, con hermosa ortografía, una genuina carta de amor al western. Es imposible pasar por alto la maravillosa fotografía y la pericia técnica a la hora de grabar los tiroteos. Es posible que la parte romántica sea un poco más ortopédica pero el conjunto no lo acusa. Quizá las comparaciones con «Bailando con lobos» sean inevitables, pero Open Range tiene dentro de sí el suficiente cine como para reivindicar un estatus propio.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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