Cadáveres (Miniserie de TV)

*Cuatro líneas temporales

No sería la primera vez que vemos en la ficción una historia que se desarrolla en distintas líneas temporales, en otras épocas o incluso en mundos paralelos. Cadáveres lleva ese elemento a otro nivel incluyendo cuatro épocas y todo lo que ello implica. Abrimos el primer episodio con la agente Hasan, una policía de Londres de 2023 que descubre un cadáver en condiciones un tanto peculiares en una de las callejuelas del barrio de Whitechapel. Lo que parece un thriller policial común, pronto se descoloca cuando la trama nos lleva hasta 1890. Allí conocemos al detective de policía Hillinghead quien descubre el mismo cadáver y en el mismo sitio que su compañera de profesión 130 años después.

Pero la trama se complica más cuando del 1890 nos vamos al 1941, en el Londres bombardeado de la Segunda Guerra Mundial. El inspector de policía Mathew Whiteman se encuentra metido en unos asuntos ilegales cuando se topa con el mismo cadáver y en las mismas condiciones. Tres inspectores de policía de distintas épocas se enfrentan al asesinato de un hombre misterioso sin apenas ninguna pista ni prueba a seguir. Y sin saber que, de algún modo, el caso los conecta a todos. Pero aquí viene la parte interesante de la trama, pues de repente la historia nos lleva al futuro, al 1950, donde conocemos a la agente Maplewood. El miso cadáver, el mismo lugar y las mismas circunstancias. Los cuatro agentes parecen estar ligados a un asesinato que esconde secretos inimaginables para ninguno de ellos.

La serie hace un muy buen trabajo en la introducción de todos los personajes y da el espacio y el tiempo suficientes a cada uno durante el transcurro de los episodios. No es una trama fácil de desarrollar, pero los guionistas de Cadáveres parecen haber encontrado una buena fórmula para estructurar las cuatro líneas temporales, cada una con sus tramas personales y esa conexión que las une poco a poco.

*Mezcla de géneros y ambientación

Cadáveres combina el thriller policíaco, la ciencia ficción y el drama con bastante destreza. Aunque, también es cierto que las transiciones entre épocas quedan demasiado llanas, sin ninguna especialidad que provoque ese cambio. El primer capítulo ofrece buenas transiciones entre las distintas épocas, impactando visualmente al espectador con el cambio de ambientación y tono. Pero, después esas transiciones parecen caer en el olvido y disminuye la sensación de cambio de época más allá de la obviedad con los decorados y conductas.

Aun así, la paleta de colores en cada línea temporal está muy lograda, acuerdo con la época y adhiriéndose a lo que el espectador relaciona visualmente con cada una. La saturación está muy marcada dependiendo de la época y de la situación histórica, especialmente cuando la trama se desarrolla en el 1941 durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, es precisamente esta línea temporal la que menos impacto produce en cuanto a trama, al menos, durante la primera mitad de Cadáveres.

Los decorados y los sets de rodaje son visualmente atrayentes, con mucha atención al detalle en todas las épocas. Es fácil sumergirte en cada una de ellas con rapidez cada vez que hay un cambio de trama. Y aunque esas transiciones queden un poco olvidadas, los planos conjuntos entre distintas épocas son muy interesantes, conectando el thriller a través del tiempo y en el mismo momento. Son esos planos los que nos recuerdan la extraña conexión entre los personajes y que, aunque en tiempos distintos, se encuentran en la misma situación.

*Un thriller conspirativo

La aparición de un cadáver ya es suficiente punto de partida para el desarrollo de una investigación policial, pero cuando ese mismo cadáver, de la misma persona, aparece en el mismo lugar, con la misma postura y con las mismas heridas en cuatro épocas históricas distintas, el thriller cobra otro sentido. Cadáveres juega muy bien con ese elemento de misterio, manteniéndote con las dudas y las ganas de saber lo que está ocurriendo. Eso, en conjunto con los factores sorpresa y los giros de guion hace de esta serie una historia policial muy interesante y original.

Por otro lado, si bien la trama policial es lo suficientemente intrigante como para mantenerte entretenido, también se recrea bastante en algunas escenas donde parece que quieren mantener tanto el misterio que no deja avanzar la trama. No es fácil manejar las cuatro líneas temporales y darles el mismo espacio, protagonismo e importancia, y eso se nota en los momentos planos que viven en ocasiones algunas líneas temporales. Dicho esto, han dotado a los protagonistas de personalidades y subtramas personales lo suficientemente interesantes como para mantener al espectador entretenido.

Cadáveres esconde una trama de organizaciones secretas, conspiraciones políticas y viajes en el tiempo más ligados a la ciencia que a la fantasía. Estos no son elementos ficticios y del sci-fi que no hayamos visto ya en otras producciones, pero hay algo en lo intricado de este thriller que le da un toque único y especial. Hay que prestar mucha atención a aquellos elementos que unen a los protagonistas y tener cuidado con las personas en las que confías. Aunque, me hubiese gustado que fuese un thriller más crudo, con más violencia y que se jugase mucho más con el riesgo que corren los protagonistas.

*Conclusión

Cadáveres es un thriller de ciencia ficción con buen manejo del misterio y de los personajes. Tiene una trama policíaca mezclada con viajes en el tiempo que hace de la serie una historia intrigantemente emocionante. Cuatro épocas y un mismo cadáver, cuatro detectives y una organización secreta que esconde la clave de todo. Para los amantes del thriller, la historia y la ciencia ficción, esta serie cumple con todos los elementos de género con ingenio y fluidez. Del cómic a la pantalla, Cadáveres es una historia que, aunque no sea perfecta, es perfectamente entretenida.

Escrito por Gemma Rubio Massó

Que esto es un intento de copia de ‘Dark’, la serie alemana del 2017, resulta evidente, mismo concepto y casi los mismos giros argumentales, un poco lamentable. Pero donde aquella triunfa pese a su complejidad, ‘Bodies’ fracasa pese a su simpleza.

La trama temporal aquí hace aguas, e incluso acontecimientos lineales caen en la incoherencia. Los personajes rara vez actúan con sentido común y eso me saca más del argumento que cualquier fallo en los viajes temporales; personajes con los cuales cuesta conectar y cuando empiezas a hacerlo te los convierten en resplandecientes héroes de luz repletos de humanidad y carentes de maldad, lo que me lleva a otro punto negativo: la serie es políticamente correcta en exceso, tanto que hace torcer el gesto; se echan de menos los personajes canallas en papeles protagonistas, así como la valentía de transgredir con las historias. A lo mejor es cosa mía, que me aburren los mundos de arcoíris.

Lo que está perfecto es el diseño de producción. Cuatro épocas distintas con sus decorados, vestuarios, peinados y demás, bien conseguidos. A nivel visual en general no hay nada que reprocharle, da el pego, y cuenta con buenas transiciones entre los diferentes momentos temporales, que vale, es un punto positivo, pero al menos para mí el menos importante. Me voy a pasar 8 horas viendo algo, una ambientación creíble no es siquiera lo mínimo exigible, necesito algo más.

Y cuando ese algo más es una historia pretenciosa, aburrida, sobreexplicada y por encima ilógica, pues el diseño de producción me la trae al pairo.

Me paso al spoiler comentando un poco las inconsistencias más evidentes. Por falta de espacio comienza en esta parte.

---- SPOILER ----

- La cadena de acontecimientos que terminan en la explosión de la bomba no me la creo ni yo ni nadie, es un atentado al sentido común y la inteligencia. La detective que sigue el caso, una vez que sabe, casi seguro, que hay una bomba nuclear en la sala subterránea de la cual ella tiene la llave, va allí y entra como si tal cosa por la puta puerta y no contenta con eso descuelga el teléfono que suena allí mismo. ¿Pero a alguien le parece normal eso? ¿Es tonta perdida o algo? Lo siguiente que hace es salir corriendo a la ubicación del tío que tiene el detonador de la bomba… y de nuevo no dice absolutamente a nadie a dónde va. DE COÑA. Encima se lleva consigo a la agente de antiterrorismo, que tampoco avisa a nadie. De puta madre todo, que nadie se moleste en montar un operativo ni nada, ya convence ella al loco genocida de que no apriete el botón en una charla maternal. Lo más surrealista es que lo convence de verdad y le quita el detonador, pero… ¡Oh, sorpresa! Había otro detonador por móvil que NADIE descubre porque los que están desarmando la bomba son retrasados, NADIE se molesta en cachear, esposar y escoltar al delincuente por intento de genocidio y NADIE cree que es una idea sensata meterlo como mínimo en un puto coche patrulla. ¡Qué va! Con el coche de andar por casa de la detective imbécil que no se entera de nada es más que suficiente, la cual encima lo lleva a ver a su madre ja ja. Menudo cachondeo.

Adaptación televisiva británica para Netflix de la novela gráfica "Bodies" de Si Spencer (publicada por Vertigo en 2014 en 8 volúmenes, y más tarde recuperada por DC Comics en un único volumen, no estando ninguna de ambas ediciones traducida al español), "CADÁVERES" (2023) es una nueva prueba de que el tema de los viajes en el tiempo es uno de los más difíciles de abordar para cualquier escritor/creador de ciencia-ficción medianamente serio, pues requiere de un conocimiento consistente del subgénero (para aprender de los aciertos y errores de otros creadores) y también de una inmersión profunda en el campo de la física moderna a fin de crear un relato consistente y capaz de activar el mecanismo de la suspensión de la incredulidad por parte del lector o espectador. Vamos, que hay que ser capaz de crear una historia redonda, con los mínimos agujeros lógicos en el argumento y sin hacer uso de demasiadas trampas "mágicas".

Lamentablemente, "CADÁVERES" no lo consigue.

Ello no impide que estemos ante una serie de ciencia-ficción entretenida (sobre todo a partir del segundo episodio), bien rodada, con un generoso esfuerzo de producción y ambientación (aunque el Londres del siglo XIX aparezca demasiado limpio y haya una notable falta de tensión bélica en el escenario capitalino de la II Guerra Mundial) y correctamente interpretada por el elenco, pero la historia, el argumento, tiene demasiados fallos lógicos como para que el espectador se crea lo que le están contando. Algunos son obvios y otros más sutiles (ver spoiler), y ha sido puestos en evidencia por muchos aficionados al género, en especial en foros anglosajones de internet, por ejemplo en Reddit. En general, el espectador asiste con más o menos interés a la trama hasta el sexto episodio, pero es en los dos últimos cuando todo se viene abajo y acaba poniendo cara de "Pero qué me estás contando, chiquillo".

Vamos, que la serie entretiene pero no convence y al final el espectador llega a la conclusión de que los guionistas (y el autor del comic) se habían metido en unos jardines lógico-temporales de los que no sabían cómo salir y decidieron saltar por encima del seto de cualquier manera, por absurda que fuese. Está claro que deberían haber estudiado más sobre conceptos teóricos como las líneas temporales relativas en un mismo universo o, ya puestos en plan "Fringe", hacer uso de los siempre socorridos universos paralelos. Pero no lo hicieron. Una pena.

El metaverso...otra vez. "Cadáveres" arranca con un cadáver desnudo tendido en una neblinosa calle de Londres. Nada raro si no fuera porque ese cadáver aparece simultáneamente en el mismo lugar pero en cuatro épocas diferentes: 1890, 1941,2023 y el futuro.

Como siempre todo muy misterioso y paranormal, pero es en el tercer capítulo cuando se produce el mayor fenómeno paranormal. El policía encargado del caso en 1890, que hasta ese momento parecía un señor felizmente casado y padre de una niña, resulta que es un homosexual reprimido. Se da el caso de que durante la investigación conoce a un apuesto periodista que le ayuda en sus pesquisas y de paso despierta su sexualidad oculta.

¿Realmente era necesario, en una serie sobre asesinatos, abrir una línea argumental de amor homosexual?

En los años 80 casi todas las películas incluían una escena de cama. Era casi una obligación. Daba igual el argumento, que tarde o temprano el protagonista y la chica hacían el amor junto a una hoguera o en una cama perfecta. Eran otros tiempos. Hollywood quería demostrar que había superado su puritanismo incluyendo escenas de sexo en películas convencionales. El sexo ya no era feudo exclusivo del turbio cine porno. Se quería dar al erotismo un aire de normalidad. Pero aquellas escenas de cama no eran normales en absoluto. Eran de una artificiosidad ridícula. Con el paso del tiempo las contemplamos con un poco de vergüenza ajena. Hablando claro: son un rollazo.

Ahora la historia se repite al amparo de las nuevas corrientes sociales LGTBI. La moda actual es el sexo homosexual, así que sea cual sea el argumento de la película aparecen romances homosexuales hasta debajo de las piedras. Una visibilización que viene amparada por una supuesta urgencia pedagógica de carácter inclusivo. Dicho en otras palabras: si en los años 80 se pretendía dar normalidad al sexo heterosexual, ahora se quiere dar normalidad al sexo homosexual. Con una notable diferencia: el ser humano es mayoritariamente heterosexual y los homosexuales una clamorosa minoría. Así estamos todos, comulgando con ruedas de molino. Un molino que nos quiere hacer pasar por normal lo que en la naturaleza es excepción.

Podría escribir una crítica muy larga quejándome del hecho de que se traten los viajes en el tiempo de esta forma y se salten paradojas temporales a su antojo. Podría ir enumerando todo lo que está mal, pero no lo haré porque no quiero invertir mucho tiempo en algo en el que parece no han tenido ningún rigor.

Pero de forma breve, la serie intenta en todo momento emular a Dark, con una trama mucho menos compleja y aún así fracasa. ¿Porqué? No se puede hacer un guión sobre viajes en el tiempo y querer jugar a ser dioses porque este es el resultado.

Aún así la serie, pese a tener una trama más simple y unas actuaciones mediocres, me estaba pareciendo algo entretenida, en parte por su buen diseño de producción, que es lo único positivo. Y sin embargo, lo echan a perder.

A partir de los dos últimos episodios y cuando, como decía, se quiere jugar a ser Dios, pasas de algo aceptable a un producto nefasto y sin sentido.

Del final aquí abajo: