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Borrar el historial

Comedia Tres vecinos de un suburbio se ven superados por sus problemas con la tecnología y las redes sociales. Con la ayuda de un pirata informático, deciden declarar la guerra a los poderosos gigantes tecnológicos. Tal vez su batalla esté perdida desde el principio, pero nunca se sabe. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2021
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se intenta mezclar una feroz sátira social con la comedia más directa y mundana pueden surgir películas tan imprevisibles como ésta. El resultado es una sucesión de sketches de diversa índole, desde lo más sagaz y divertido hasta lo más soez y ordinario; con lo cual el efecto es imprevisible: desde pasar un buen rato contemplando como la era digital vapulea a sus tres infortunados protagonistas, o preguntarte si lo que estás viendo no es la última película de los hermanos Farrelly.

Lo mejor: Hay ciertos gags muy inspirados, de hecho funcionarán muy bien en presentaciones de coaching y formación.

Lo peor: El hilo conductor de la trama es bastante endeble, y por si fuera poco, empeora hacia el último cuarto de la película.

www.aluCINEando.com
aluCINEando
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25 de mayo de 2021
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi dos horas mirándonos incrédulos ante semejante esperpento de película, y mirando el reloj por ver cuánto tiempo más tendríamos que soportar este insulto a la inteligencia. Una farsa sin ninguna gracia en las situaciones, más bien vergüenza ajena, ni empatía ni simpatía por los personajes.
Gags, chistes, situaciones sobre el mundo actual pensados por adolescentes con poco seso.
Supongo, al ver las opiniones de los críticos, que la pandemia les está reblandeciendo el cerebro.
yimou
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13 de mayo de 2021
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El histrionismo del consumismo virtual

Benoît Delépine y Gustave Kervem se sumergen en las dificultades y la crisis de privacidad de la sociedad en red en Borrar el historial. Desde el principio se pueden ver ciertas influencias de comedia del absurdo, que se unifican con un mensaje brillante sobre cómo las redes sociales se han convertido en uno de los principales problemas de la población actual. De esta manera, se presentan tres personajes totalmente variopintos, que se unifican a raíz de una red de conflictos que confluyen en la vida digital. Por lo cual, aunque el guion explota un humor muy particular, cabe decir que hay varios momentos en los que se impregna de una crudeza extrema que se convierte en totalmente real. Se hablan de algunos de los conflictos que en los últimos años se han vuelto comunes, como la transmisión de vídeos con contenido sensible, la exposición y vida en redes.

Aun así, no se queda estancada en convertirse en una denuncia cinematográfica, sino que también plantea los miedos, inseguridades y el cansancio ante el gigante de Internet. Gracias a ello, se ven ciertas secuencias muy acotadas, que hablan de la precariedad y del aprovechamiento de un universo esclavizado por Internet en todo momento. No obstante, este humor puede no ser para todos los públicos, dado que no busca ser accesible o un humor fácil, sino que apuesta por un colorido retrato más perspicaz. Por ende, hay parte de los espectadores que podrían no conectar al no estar llenos de gags y de escenas hilarantes físicas, pero eso no quita que el libreto goce de una inteligencia palpable. Por lo que, habrá un sector del público que disfrute al máximo con ese humor cocido a fuego lento y sin grandes sobresaltos.

*Manifestantes analógicos

Uno de los puntos que más se disfruta de Borrar el historial es un elenco que se mueve en la naturalidad y cotidianidad, pero dando esos puntos de exageración que llaman la atención. En primer lugar, Blanche Gardin está excelente, con esa imagen de madre superada e imperfecta, que se mezcla con una personalidad extraña y peculiar. Sin duda, es una de las actrices que más brilla en la cinta, con una energía evocada a la destrucción de la que saca un brillo exquisito. Así logra ser una rara avis que termina conquistando a cada uno de los espectadores por su forma de proceder orgánica. También comentar que tiene una química particular con Vincent Lacoste, que se convierte en una participación certera y simpática para los fans del cine francés.

Después, Corinne Masiero parte de un perfil extraño, pero más tranquilo. De esta manera, su evolución se basa en un vaivén de situaciones de lo más rocambolescas. Además, al dar vida a una de las profesiones que más ha prosperado en la sociedad, los VTC, se transfiere esa desesperación que depende de los demás. Igualmente, su momento más álgido y en pleno clímax, Masiero lo aprovecha al máximo y su locura es una de las partes más potentes de la cinta. Por último, Denis Podalydès es la tercera pieza que completa este triángulo estrafalario. Al igual que sus compañeros, Podalydès entra de lleno en este universo extravagante, pero que no se aleja tanto de la realidad. Su carisma y su ingenuidad ante la pantalla hace que conquiste sin problemas a los espectadores. También subrayar esa expresividad tan personal, que evoca a ese costumbrismo cotidiano con una interpretación sólida y verosímil.

*El extremo de la vida digital

Nada más comenzar Borrar el historial, se percibe que la construcción visual y espacial se ambienta en una ciudad alejada del barullo de la siempre presente capital parisina. Por lo cual, es un acierto descentralizar la trama, dado que la atribución de avance tecnológico se suele asociar a las grandes ciudades. En consecuencia, la trama se basa en una vida de un suburbio que triunfa por mostrar el contraste de esa naturaleza frondosa y una vida menos alocada, frente a los problemas que comparten con el resto de habitantes del mundo: la tecnología. No hay una revelación en la dirección fotográfica innovadora, pero se aprecia la excelente gestión de la imagen en la que se enmarca. Dicho de otra forma, combina los espacios abiertos con un encuadre certero de la propia acción de los personajes.

La dirección de arte luce en los pequeños detalles y las referencias a la cultura popular, lo que sirven de guiños y enganches hacia el imaginario colectivo mundial. Lógicamente, se evaden de responsabilidades no haciendo menciones precisas, pero son suficientemente localizables como para triunfar en la propia historia. Luego, otro de los puntos a analizar es el ritmo del film. Es cierto que la primera parte se extiende en una estructura más pausada y llana, en la que no se sienten grandes sobresaltos. Sin embargo, a partir de la explosión, se sucede una vorágine de situaciones que revela el gran potencial del largometraje. Por tanto, esa montaña rusa de acción desemboca en una sinergia y en un dinamismo que termina por elevar la calidad de la película, dejando una sensación positiva y de espejo esperpéntico de la propia sociedad.

*Conclusión

Borrar el historial es una denuncia histriónica, humorística y descarnada de las consecuencias de una sociedad en red. La comedia utilizada se mueve entre lo absurdo, pero con una profundidad llamativa y una inteligencia narrativa destacada. No obstante, habrá una parte del público que puede que no conecte de una forma tan fácil, mientras que otros la degustarán por esa perspicacia no tan obvia. Después, el reparto está excelente, con una cercanía y cotidianidad certeras, que se mezclan con lo extremo, exagerado y un uso de lo rocambolesco. La construcción técnica es eficaz, mejorando a grandes niveles en su segunda parte, sobre todo en el clímax propio de la película. Una protesta contra lo digital llevado a lo extremo, que triunfa por ser una realidad esperpéntica reflexiva y cómica.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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29 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Borrar el historial" (Francia, 2020), es una película que pretende hacer una feroz crítica social del mundo que nos rodea. Esta crítica, apoyada en un humor negro bastante marcado, llega hasta la situación precaria de los protagonistas, sus problemas personales, y la tecnología, que es la idea preponderante de la cinta, y supuestamente sobre la que debe girar toda la trama.

La cinta que llega desde el país vecino es una comedia pero de ningún modo resulta ser la típica comedia que regenta de forma asidua la cartelera española. Los personajes son antihéroes muy alejados del prototipo de la comedia francesa, con vidas subversivas y bastantes conflictivas, y con decisiones y actitudes muy personales que no ayudan a crear empatía en el espectador.

Además de esto, el anteriormente mencionado humor negro utilizado como hilo conductor hace que el producto se aleje más si cabe de la típica comedia francesa que acostumbramos a ver un par de veces por año. Sin embargo, este no es ni mucho menos el problema. El conflicto se produce en la forma que la propia película desarrolla su historia. Es confusa, precipitada, incompleta. La cinta utiliza más de la mitad de su metraje para desarrollar unos personajes en situaciones que poco o nada tiene que ver con su objeto, y con ello se pretende justificar, de manera coral, los problemas que los tres protagonistas tienen con la tecnología.

Y realmente esta es la verdadera trama. Los personajes se enfrentan a sus problemas con la tecnología sobre el telón de fondo de una vida desestructurada. Y esa vida desestructurada secundaria ha copado la mayor parte del desarrollo de la cinta casi hasta su tercio final, y la pretensión de personalizar e igualar el conflicto individual de los tres personajes con la tecnología en su desenlace hace que en su conjunto la cinta termine por sacar de contexto al espectador, ya que éstos conflictos no se han desarrollado con el mismo nivel de intensidad de forma previa.

Por todo ello, pese a que esta parte final es bastante superior a todo lo que se había contado hasta el momento, y las situaciones relatadas terminan sacando varias sonrisas en el espectador, la falta de unidad de la trama, y su rumbo, totalmente desatinado desde el comienzo, hacen que "Borrar el historial", sea una película que no explota correctamente sus recursos, y por tanto no consigue llegar al espectador de la forma en que debería hacerlo.
Gonzalo
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20 de diciembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de una sátira sobre lo virtual, las ventas por teléfono y todas las estafas que ha traído este mundo digital es muy buena y en la película hay momentos que te hacen sonreír o incluso reír. Pero hay otros de mal gusto, de esa exageración que es más de mala comedia americana.
Eso por un lado. Por otro, esa sátira se combina con una trama endeble, desperdigada, que quiere ser a la vez seria y cómica.
El cóctel que resulta de esa combinación es solo regular, porque es de esas películas que van de más a menos. Una pena.
yoparam
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