Lazarus

Repsol (patrocina esta crítica y aquella moto).
Sí, levántate y anda, venga.
Vértigo.
Está hecha con dos duros y muchos huevos pero aburre a dolor a muerte y sin freno porque las hostias como hogazas no nos interesan nada y las conversaciones trascendentales sobre el ser y la nada que no se encomiendan ni a dios ni al diablo para ser pistonudas y acojonantes todo el rato hacen un poco el ridículo, tampoco mucho, solo lo necesario o justo en estos casos cosos pintiparados hermosos, todo esto dicho con el máximo y debido respeto, a sabiendas de que esta misma película con el sello Marvel y más guita, plata o pasta sería una bomba, se llevaría (de Cannes) la palma, partiría la pana, al mejor actor revelación Goya, un Batman chusco psicotrónico de andar por casa en bata y pijama, la de Cage el motorista fantasma, de entre guerras, dando pena, Robocop negro, a ciegas, a oscuras, sola en la oscuridad, Cobra, Iberdrola siempre falla o falta cuando más la necesitas, pon/da más luz, tacaña, rácana, frígida, usurera.
La de, vamos ahora con las citas cultas, ya toca, Fassbender y Mulligan de hermanos no tan pintureros, la reciente vista Daybreakers con padre e hija, el cuervo nada menos, el caso es que Dios, o el diablo, juega a los dados con el universo mientras mata moscas con el rabo y esta película lo cuenta al dedillo, se preocupa de dejarlo meridianamente claro, al detalle, al dente.
Fantasía, acción, horror, amor, faltó el humor en la ecuación, justicia, cuándo serás mía, social, reflexión, dolor, noir, thriller, aventura, todo lo metemos dentro del paquete, pero él está, más o menos, fuera, un pie allá y el otro acá, del cuerpo, igual que Pacino en El padrino tres, Al límite la de Scorsese, el ángel que nos mira cruza la noche más oscura con un casco de sonado, no le da vergüenza, va sobrado, Watchmen, claro, oscuro.
Dark City, Gotham City, Sin City, Manchester City..., suma y sigue.