El romance de Murphy

La película se salva por los dos grandes actores que están al frente, Sally Field y James Garner, pero paradójicamente uno de sus puntos débiles es el desaprovechamiento de esos dos actores. Más que una película de cine parece un telefilm de domingo por la tarde (¿ quién no se acuerda de "Estrenos TV"?). La historia es plana y la resolución del supuesto triángulo amoroso es tan previsible como la salida del sol todos los días.

Siempre se puede esperar algo más de una película protagonizada por Sally Field (que puede ser la que se salve justita) donde no se nos aportan muy pocas cosas, desde luego nada nuevo, sí un guión diferente en la época de llevar una comedia romántica a los ranchos, pero donde la falta de profundidad de los personajes (poco expresivos, y más por culpa de texto que de actuación) y un guión simple, sitúa la película en la típica franja horaria después de la comida para verla si no hay alternativa.

Aunque se sirva de recursos modestos, una película tendrá siempre más significado y trascendencia real, cuando, contando una historia amable, con sabiduría recrea la vida y nos propone una alternativa para vivir mejor. En cambio, cualquiera de aquellas que, al no tener nada que decir, se sirven de la ostentación y los artificios para ‘deslumbrar’, se olvidan enseguida, pues, no dejan huella alguna ni en la mente ni en el corazón.

“EL ROMANCE DE MURPHY”, es una historia de amor con el eterno triángulo, donde es a la mujer, a la que, otra vez, le corresponde estar en medio de dos hombres bastante dispares. Y en este interesante y complejo juego de la vida, tendrá ella que sopesar lo que cada uno le ofrece, para elegir al que más le convenga. Uno de ellos, es el que la encontró cuando era una jovencita inexperta de 16 años. Le ofrece juventud, vitalidad sexual incontenible y todavía la ama con ese pequeñito amor de conveniencia y oportunismo, donde está más asentado el egocentrismo que el propósito de dar y compartir. El otro, mucho menos joven y ya mesurado en su ímpetu hormonal, le ofrece madurez, experiencia, seguridad, compromiso con la vida y con los demás… y el respeto integral que se merece toda buena mujer.

¿Y ella? Una mujer todo terreno que desborda simpatía, luchadora, constante con su hijo, capaz de hacer las veces de capataz y de distribuir funciones… y con suficiente conocimiento y experiencia, como para que los hombres le deleguen el entrenamiento de sus caballos. ¡Ah!, y además tiene bien claro que, a los hombres, el amor se les afirma en el estómago, y ella sabe cocinar como todo hombre anhela.

“El romance de Murphy” –publicada con posterioridad al filme como una novela independiente- es una historia que surgió primero como “The old flame”, la cual hizo parte de un compendio de cuentos costumbristas que Max Schott –experto, él mismo, en entrenamiento de caballos- publicara como “Up where i used to live” (1978). Los asiduos colaboradores del director Martin Ritt, Irving Ravetch y Harriet Frank Jr., se sirvieron muy libremente de lo escrito por Schott y la historia adquirió un marcado tono de comedia para aderezar una crítica directa y una urgente alerta contra las desventuradas y muy ligeras experiencias ‘amorosas’ que viene teniendo la juventud de hoy. Pero, la altura que caracterizara siempre a Ritt, brilla aquí de nuevo, al asumir con el más cálido y encantador humor, los pormenores que dan cuenta de las relaciones manejadas con escasa sensatez. Quizás muchos jóvenes se sentirán reprendidos, pero nadie se sentirá ofendido por ese tacto con el que, el gran Martin Ritt, logra contar su historia.

Tras su admirable encuentro en “Norma Rae” -título que la haría merecedora a su primer premio Oscar-, y “Back Roads” (1981), Sally Field se reencuentra por tercera y última vez con Ritt, y James Garner, demuestra de nuevo sus altas dotes como comediante, siendo, por fin, nominado a los premios de la academia.

Es esta una película para ver y discutir en familia, y por supuesto, en las instituciones educativas.

Cine para aprender a vivir.

Dueño de una larga y respetada carrera en el cine norteamericano, el director Martin Ritt triunfó en los años 60 y 70 muchas veces de la mano del actor Paul Newman, y ya entrando en la década de los 80, tres de sus películas estuvieron protagonizadas por la icónica actriz Sally Field, como son “Norma Rae” (1979), “Dos hacia California” (1981) y “El Romance de Murphy” (1985). Martin Ritt fue uno de los tantos directores hollywoodenses perseguidos en la lista negra anticomunista, sin embargo varias veces estuvo nominado a grandes premios en festivales europeos como Cannes o Venecia. En sus películas con frecuencia contó amenas historias con personajes típicamente norteamericanos y de clase social esforzada y trabajadora, y en ese sentido, “El Romance de Murphy”, en su tono de comedia romántica, no es la excepción.

Filmada en el estado de Arizona, "El Romance de Murphy" retrata con intimista perfección esa vida rural y vaquera, tan característica de pueblo chico ubicado en el corazón del suroeste norteamericano. En su mudanza a este pueblo, Emma (interpretada por Sally Field) no solo buscará salir adelante como entrenadora de caballos y así rehacer su vida junto a su pequeño hijo, sino también poder curar las heridas del pasado producto de su reciente divorcio. Con esta premisa de por medio, el surgimiento de Murphy (interpretado por James Garner) representa una estabilidad emocional y económica en el horizonte de Emma. No por nada, Murphy es un hombre viudo y maduro, que conserva en perfecto estado un antiguo vehículo con autoadhesivos a los que él llama sus “causas”, y que además es dueño de la única farmacia del pueblo –en otras palabras el único lugar para encontrar remedios. De esta forma, ambos personajes, en sus respectivas soledades y aunque distanciados por la diferencia de edad, buscarán el encuentro mutuo y sanador que ambos necesitan, con la figura del pequeño Jake (interpretado por un niño Corey Haim en una de sus primeras apariciones significativas en el cine) de por medio.

Al igual que otras cintas de su tiempo “El Romance de Murphy” forma parte de una tendencia de los 80, especialmente en la primera mitad de la década, por revalorar las películas de corte rural y vaquero. En los premios Oscar del año 1986, la película consiguió una nominación por su fotografía y una merecida nominación para James Garner en la categoría de actor principal. Garner, popular actor con una carrera de más de cinco décadas en el cine y televisión, compitió con gigantes de los 80 como Harrison Ford, Jon Voight, Jack Nicholson y el ganador del año William Hurt, siendo ésta la única nominación de su vida al codiciado premio.

Texto: Daniel Valcarce

Agradable comedia con buenos actores, especialmente James Garner que se identifica magníficamente con su personaje. Es una comedia con toques de dramatismo suave que se ve con mucha facilidad y que se acerca mucho al cine clásico. Sally Field es una agradable divorciada que se ajusta bastante al papel que interpreta. La fotografía es excelente, lo cual realza el film al estar ambientado en un clima rústico americano cerca de un western con automóviles.
Este tipo de comedias resultan confortables de ver para pasar el rato sin problemas y tienen un fondo humano y sentimental que llena hora y media.