El poder de la mafia

¡Qué grandes amigos y guionistas de cine han sido el italiano Marco Ferreri y el español Rafael Azcona! Casi todos sus guiones hechos en colaboración mutua son auténticas joyas cinematográficas: ya "El pisito" (España 1959), "El cochecito" (España 1960), "Se acabó el negocio" (Italia 1964), "La gran comilona" (Francia 1973), entre las principales, y por supuesto este film que nos ocupa ahora, "Mafioso" (Italia 1962). Son guiones caracterizados por su excelente humor negro o descripción humorística de distintas vertientes de la realidad trágica y patética en que nos desenvolvemos los seres humanos.

En "Mafioso", el director es Alberto Lattuada, pero en realidad parece una obra, una filmación, un calco cinematográfico de Marco Ferreri.

A destacar el ambiente mafioso siciliano, sobre todo el personaje de don Vicenzo, que seguro sirvió de inspiración a Coppola para el montaje del parecido don Vito Corleone en su película "El padrino" (USA 1972). Y también el papelazo de Alberto Sordi, un genial actor de seriedad humorística que para el cine italiano viene a ser similar a lo que José Luis López Vázquez es para el filmografía española.

La película es sorprendente, sobre todo a partir del instante en que el hombre que ha recibido favores del mafioso es solicitado para devolver parte de los mismos; entonces la historia coge un ritmo, una espectación y un interés que nos impide levantarnos del asiento. Una película muy buena, muy especial.

Fej Delvahe

Se aplica en esta desconocida película de humor negro (que yo no calificaría de comedia) la famosa máxima de "El Príncipe" de Maquiavelo, en la que se apoya toda la estructura de la Mafia, de que el poder consiste en hacer favores, porque quien los recibe estará ya obligado a devolverlos.
La película tiene una atmósfera casi irreal, de lo "verista" que resulta la descripción de Calamo, y pasa de repente a la tragedia en 5 minutos. Magnífico Alberto Sordi, que borda el acento siciliano (recomiendo encarecidamente ver la película en versión original) y que parece demudado, de repente, en un Don con boina y luppara. Imprescindible para reconocer cómo Coppola copió algunos tics y el "modus operandi" en este inframundo ("No corras, anda tranquilo"). Pequeña y extraña joya, en la que Azcona deja su sello inconfundible con su humor seco y sin florituras.

Conocemos a Alberto Sordi. Sabemos de su simpatía ante la cámara, de su gestualidad romana y esa forma de representar al italiano medio con sus virtudes y defectos a cuestas. No obstante, aguardamos en vano. Queremos un momento que nos calme, alguno de sus tics para sumergirnos en una comedia costumbrista por tierras sicilianas. Pero algo va mal.

Algo se intuye en "El mafioso". Igual que el excelente personaje interpretado por Norma Bengell nos parece que nos hemos alejado de la seguridad. Los obstáculos serán al principio amables. Después vendrá la mano de un guión hábil a varias manos, perfectamente escrito, intuyéndose nombres como Rafael Azcona o Marco Ferreri.

Viajamos con el protagonista sin darnos cuenta, casi compartiendo ese ataúd metafórico donde nos sumergimos, sintiendo esa carga familiar de la lealtad mal entendida, de los caminos del "honor". Mientras tanto hay un retrato costumbrista fascinante.

Desembocamos en un tercer acto que nos lleva a ese tono que poseía asimismo "El verdugo" de Berlanga. Cuando todo parece estar bien... pero no lo está.

De visionado obligatorio para quienes piensen que Sordi no ha sido uno de los intérpretes con mayor talento del celuloide italiano.

El inicio, con la fábrica de coches, años 60, milanesa, rodada con estilo documental, ya aporta realismo.
Las dos partes estelares son la llegada a Calamo, el pueblito siciliano y la de Nueva York.
Aquí está la impronta de Alberto Lattuada, en ninguna de las 4 críticas hacen ni la más mínima mención a él.
El guión es bueno, buenísimo, las interpretaciones también, destacando la de Sordi, la mejor que quizá realizó en su amplia trayectoria.

El toque visual, lo pone Lattuada y de que manera:
Describiendo al pueblo y sus gentes, con esos primeros planos y planos medios, que expresan más y mejor que discursos.
Esas panorámicas de las calles polvorientas, los grupos de pueblerinos en la calle, los bares, el mercado.
La secuencia del chaparrón callejero, brillante e hilarante.
La atmósfera que logra sacar es grandiosa, con una luz sensacional. Sobresaliente la fotografía de Armando Nannuzzi, una gama de tonos espectacular.

Ahora el turno de la gran manzana, filmada con una singularidad y originalidad enorme, el efecto que pretende producir es lo que ve desde el coche, con esa música de jazz que engrandece las imágenes.
Una variedad de contrapicados en movimiento, algunos con la cámara ligeramente ladeada, y planos nadir, logra una auténtica virguería visual, con la música en paralelo creando ritmo y sensaciones, una gozada.
Todo un homenaje a la ciudad de los rascacielos.

La idea, la muerte de la inocencia y la ignorancia por una realidad contrastada y camuflada en la supuesta amabilidad y esas hondas hipocresías de las que vive y se alimenta la mafia.
Decir que es una de las visiones más agudas, certeras, mortíferas y sutiles a éste mundo, que he visto en el celuloide, lo qué es la mafia.
P.D
El título, puesto en España me parece aún más adecuado y clarificador que el original, como sucede con "El crepúsculo de los dioses".

Una de las mejores películas de la mafia que he visto. Perfecta en su realización, con unos planos cortos geniales.

Es la muerte de la ingenuidad y de lo bueno. Qué bien mostrada está la Italia Siciliana implacable y violenta. No puedes sino sentirte mal al acabar de ver la película.

Me gusta sobretodo Alberto Sordi, el protagonista, pero el resto de los personajes están muy bien destacando al padrino.