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71 fragmentos de una cronología del azar

Drama Tercera parte de la trilogía de Haneke sobre la violencia en la sociedad moderna (los otros dos films fueron "Siebente Kontinent" y "Benny's Video"). (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2007
61 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película que vi de este gran genio fue Funny Games. Grata sorpresa que despierta en mí un interés hacia su obra que ningún otro director había logrado.
Me llamó la atención su manera crítica de observar y retratar la sociedad actual, su manera de abatirla. Simplemente, Haneke presenta la monotonia de esta sociedad, su falta de comunicación, de cariño, la esencia familiar, la incorrecta disciplina de valores impuestos en una sociedad exenta de aceptación y cargada de miedos.

Como filosofo y psicólogo, Michael Haneke presenta situaciones limite de una sociedad que es incapaz de expresarse con naturalidad, dar un poco de la esencia propia que nos pertenece, y lo hace de manera brillante. Sus secuencias de la rutinaria vida diaria, sus cenas de familia, la falta de comunicación en el entorno familiar,... Todo ello lo analiza y lo retrata como ningún otro director lo había hecho antes.

Hablando de '71 fragmente einer chronologie des zufalls', decir que ha sido otra gratísima sorpresa. La verdad no me esperaba tanto de esta película y considero que es la que mejor retratar la filosofía cinematográfica de Michael Haneke. No presenta solamente un hecho concreto como ocurre en el resto de sus películas, sino que en ‘71 fragmente’ toca un poco de todos los ámbitos de nuestra sociedad: la incomunicación, la falta de valores, rechazo, miedos, egoísmos, monotonia, violencia, ignorancia,...

La obra de Michael Haneke no gusta pero enamora, encierra y abre los ojos. Una medicina en la que no es necesaria ninguna receta, simplemente darnos cuenta de la situación, del error.

Como bien dice Haneke, ''Mis películas son bofetadas en toda la cara...''
Lars_Seidl_Haneke
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18 de febrero de 2006
47 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
“71 fragmentos del azar” cierra la trilogía de la violencia en la sociedad moderna. Esta vez Haneke nos anuncia desde el primer fotograma un suceso que será el desenlace del filme y piedra angular del mismo.

La estructura del filme consiste en mostrar los fragmentos de la vida de los involucrados en el suceso, en orden cronológico, hasta llegar al clímax del filme. Dicha estructura sería también utilizada por Gus Van Sant para narrar la matanza en el instituto de Columbine en la controvertida “Elephant”. Los parecidos entre ambos filmes son obvios, aunque esta vez Haneke incluye en un trasfondo la Guerra de los Balcanes como claro simbolismo de una Europa con una guerra cercana y ajena a la misma. Una sociedad que ve lejana la violencia a través de la pantalla de su televisor hasta que forma parte de ella y sus consecuencias.

Nuevamente aparecen todos los recursos artísticos del cine de Haneke, aunque los insertos de los informativos son parte de la clave de la cinta.

Aburrida e irregular en algunas de los “fragmentos” previos al desenlace, “71 fragmentos del azar” se queda finalmente en un filme interesante, inteligente y superado por otros filmes de Haneke o la propia “Elephant”.
Maldito Bastardo
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21 de marzo de 2010
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos tenemos problemas que siempre son más importantes que los de los demás, pero si los consigues ver de una manera objetiva y con una cierta perspectiva (la que te da el hecho de que no te importan lo más mínimo porque no te afectan), te das cuenta cuáles son de verdad y cuales no lo son tanto. Esa perspectiva es la que te da Haneke en este film. Te muestra fragmentos de las vidas de diferentes personajes que no se conocen ni tienen nada en común salvo que se encuentran en un mismo punto en un momento dado, y tú, desde la comodidad y seguridad de tu sillón, los observas, los comprendes, los evalúas, te identificas más o menos con ellos y todo eso por la forma en que está rodada. Esa ausencia de banda sonora y esa escasez de diálogo y de contacto físico son el mejor reflejo del modo de vida de hoy en día. Lo que más me gusta del cine de Haneke es que cuando termino de ver una película suya, tengo tantas ganas de no parecerme a nadie de los que he visto en ella, que conscientemente me vuelvo más comunicativo y afectuoso: me hace mejor persona. Sólo por eso bienvenido sea el cine de Haneke. Sobre el aburrimiento que puedan causar sus películas en general diré que si no se rodasen así no me causarían el efecto que me causan. El maquillaje sólo sirve para ocultar matices, que no defectos, y si no puedes ver esos matices te estás perdiendo lo mejor, lo más auténtico. Y esto sirve tanto para el cine como para las mujeres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
eskralakktua
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20 de mayo de 2007
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en su anterior film "El video de Benny" Haneke retrataba al ser humano como un ente morboso, que sentía especial curiosidad por observar que pasaba al otro lado del cubo, que cotas podía llegar a alcanzar todo ese sinsentido, toda esa vehemencia mostrada en la otra cara de la pantalla, aquí recrea diversas cronologías perpetrando un experimento tan fascinante como inteligente. Inteligente no, ineligentísimo, donde el mismo espectador resulta estar en el ojo del huracán, pues es este quien verdaderamente percibe ese reguero de imágenes tan atrayentes como palpitantes, y le hacen arrodillarse ante ese morbo, el morbo de saber qué se esconde tras cada uno de esos fragmentos, de seguir explorando esos pedacitos de vida que son mostrados y de no despegar en un sólo momento la vista de la pantalla por temor a perderse algo. Y es una baza que, sin que ni siquiera nos demos cuenta, Haneke juega con habilidad y perspicacia.
Probablemente, sea por ese motivo por el cual cada vez que me acerco a su cine, más me atrapan los trabajos de este singular realizador austriaco, pues además de lograr que uno mismo recapacite y se replantee aspectos de la propia propuesta, una vez te has sumergido en el universo Haneke, puedes llegar a comprenderlo todavía mejor, y esa es una cualidad que en muy pocos cineastas había conseguido invadirme tan pronto, y atraparme así.

De todos modos, no sólo juega con esa baza el responsable de esta cinta, pues también vuelve a mostrar la irracionalidad que precede al acto humano en muchas ocasiones. Y así volvemos a ser carne de nuestros impulsos, de nuestro ímpetu.
También resulta sumamente estimulante el modo aplicado para rodar esta propuesta, pues tras esos fragmentos unidos con pulcritud, se esconden relatos palpitantes, que obligan al espectador a permanecer atento para no perderse ni uno de los sólos detalles que se ofrecen en esa narración tan cercana como curiosa.
Así es, como mediante pedazos de existencia que nos trasladan a la pobreza, la preocupación, los problemas y tantas otras fijaciones de cariz social, se desenvuelve otra potente obra con sello propio y un arraigado carácter. Otra de esas obras que muestran que hoy en día todavía existe cine para experimentar, para jugar y para demostrar al espectador que no todo está tan inventado como creía y que puede hallarse en el interior de ese juego, arrastrado, sin ni siquiera haberse dado cuenta del mismo.
Grandine
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25 de mayo de 2008
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haneke nos quiere hacer reflexionar sobre el embrutecimiento de una sociedad acostumbrada a la violencia visual. Haneke nos sitúa en un brete, si la violencia genere violencia, como decía Esquilo, o la violencia no es violencia hasta que la hacemos tangible. Mientras tanto, son números que citan los medios informativos.

Fundido tras fundido (me imagino que habrán 71 fundidos en negro, ni los conté ni ganas que tenía de ello) vamos completando el puzzle de las vidas de todos aquellos que se verán involucrados en una noticia más. La noticia con la que Haneke abre esta película.

Creo que las cifras dejaron de impresionar hace mucho tiempo. No somos conscientes del todo lo que implica que un terremoto siegue la vida a 70.000 personas. Los noticiarios que incluye Haneke, son los noticiarios de cualquier sobre mesa de entre semana (los fines de semana hay menos violencia y más deporte), son los fragmentos de nuestra propia cronología. Y así usa el director un recurso que conocemos para plasmar su historia. Algo sencillo, pero no deja de ser completamente magistral. En el momento en que tomamos conciencia, cuando la víctima pasa de ser número a conocido, es cuando la violencia hace su aparición. Es cuando la crudeza te revuelve las tripas.

La lástima es que Haneke no supiera como impedir que el espectador llegue a aburrirse en determinados momentos.
Chagolate con churros
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