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La Luna a un metro (Sueños de un astrónomo) (C)

Fantástico. Comedia Un astrónomo comienza a sufrir alucinaciones que tienen como protagonista a una luna que se cuela en su habitación dándole más de un dolor de cabeza. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2011
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Mèlies es hablar de un hombre adelantado a su tiempo, igual que fueron los dos maestros que le acompañan en el título, ellos soñaron y vieron claro lo que al resto de humanos tardó en ocurrírseles mucho tiempo. Aquí nos centramos en Georges Mèlies, el verdadero inventor del cine, y que para más similitudes, trató también el tema de las 20.000 leguas de viaje submarino, inspirándose en la obra de Verne.
Podemos ver ese adelanto de Mèlies en su película Viaje a la Luna, en la que, al igual que en esta, nuestro satélite es el protagonista.
Hay otro personaje clave en las películas de Mèlies junto a la Luna, y es el Diablo. Uno por fantástico y misterioso, el otro por terrorífico, fueron escogidos por el genio francés para sorprender a sus inocentes contemporáneos. Y aunque ahora nos puedan parecer burdos o ridículos, hace más de cien años, imaginarse la luna era toda una odisea.
Esto convierte a Mèlies en el verdadero inventor del cine, sin olvidar el hecho de que fueron los hermanos Lumière los inventores del ingenio que permitió lograr todo esto, pero que no pueden competir con las originales ideas de Mèlies, quien podemos decir que es el primer cineasta de la Historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ddad
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25 de agosto de 2011
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierto es que este hombre estaba loco pero todos aquellos “locos” son los que han conseguido algo por la humanidad y este fue Georges Méliès quien su obsesión por el cine y por la luna llegó a crear poco a poco estilos y formas que poco a poco iban tomando su nombre y su género, así Méliès llegó a crear el terror, la ciencia ficción y primeros logros tecnológicos en el cine.

Este pequeño corto empieza a ser más duradero que otros pero todavía no tiene un guión bien escrito ni tampoco una idea en concreto, a nuestro amigo se le va la mano un poco con sus obsesiones de apariciones y desapariciones pero las cosas van mejorando.

Lo mejor es el diseño de la luna, simplemente son un sello de la historia del cine, su diseño se ha convertido en un icono del cine.
manuel
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25 de junio de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca un sol, nunca una estrella. Siempre la luna llena con facciones humanoides.

Esta debe ser una de las obras más elaboradas de la época. Vengo haciendo un tour por los cortos de esos años, y este es uno de los primeros que, a diferencia de la mayoría de por entonces que mostraban fragmentos de una acción breve, presenta una serie de sucesos encadenados más larga: una historia propiamente dicha. Todavía la cámara sigue fija en el mismo plano, pero la cosa comienza ya encaminarse hacia el futuro.

La Luna, caníbal y glotona, no tiene piedad, y el mago Méliès hace sus encantamientos, logrando que los astros dibujados en tiza sobre el pizarrón, comiencen a orbitar como los auténticos del cielo. Vendrán más lunas años más tarde. Lunas más famosas.

http://www.videovengador.com.ar/
Giskdan
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20 de febrero de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sigue sorprendiendo las maravillas que hacían estas personas en esa época, es que es impresionante, no me imagino todo el trabajo e ingenio que tuvieron que tener para lograr todo eso, solo la luna esa es espectacular y de paso terrorífica, estoy seguro que si yo hubiese visto este cortometraje siendo un niño hubiese pescado uno de esos traumas infantiles que duran toda la vida.
Daniel Quintero
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22 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué otra manera más acertada podría representarse un sueño? Ni más ni menos que a través de la lógica que sigue la pura ilógica de su estructura.
Georges Méliès empezó soñando que de repente el satélite blanco llegaba a su observatorio; la imaginación hace el resto...

Orígenes tempranos y primeros trabajos realmente prometedores. Habían pasado únicamente tres años desde el nacimiento del cinematógrafo y desde que los hermanos Louis y Auguste Lumière filmaran a aquellas personas saliendo de la mítica fábrica; el ilusionista de París daría una nueva dimensión al invento y desarrollaría su arte a través de una gran cantidad de pequeñas películas donde sorprendía a todos con sus trucajes visuales únicos. La que aquí nos ocupa es sólo una de las centenares que realizó antes de que su trabajo se volviera más y más ambicioso.
Inspirada en uno de sus números teatrales más conocidos de la época y perfeccionando a base de pirotecnia casera y elaborada maquinaria escénica lo hecho en la anterior "Alucinación de un Alquimista", "La Lune à un Mètre" utiliza temas recurrentes como la astronomía en combinación con la fantasía y la aparición de figuras habituales como Satán. La óptica desde la que se enfoca la "historia" es por supuesto el humor, absurdo y alocado, a lo cual ayuda el ritmo del metraje, permitiendo que se vayan desarrollando una frenética sucesión de acciones y situaciones casi ininteligibles.

Éstas incluyen a un astrónomo que empieza a verse asaltado por sus sueños durante la noche en su estudio, y no hay que entenderlas (al fin y al cabo todo es un sueño) para disfrutar el disparate cómico de Méliès. Aparece el Diablo dando saltos y una diosa lo echa de escena, hasta que La Luna, traviesa y sinvergüenza, se personifica en la estancia y causa una serie de desastres, siendo el más recordado el instante en que se traga al protagonista y luego lo escupe en trozos (¿el primer ejemplo de violencia "gore" en la Historia del cine?).
Mientras se da esta caótica batalla entre el Bien y el Mal, el escenario irá cambiando, apareciendo y desapareciendo objetos, muros y otros personajes femeninos encarnando constelaciones, princesas y deidades; por ejemplo la guapísima Charlotte Faës (o Jehanne D'Alcy), actriz habitual del director y su futura esposa, da vida a la diosa Selene. Conocemos el estilo: composición teatral, cámara fija, infinidad de efectos especiales y mucha diversión para una entretenida historia que brota de la imaginación y nos absorbe en su atmósfera ensoñadora en poco más de tres minutos.

Sin embargo a Méliès le faltaba pulir su talento y ser más ambicioso.
No sucedería hasta que cuatro años después volviese a recurrir a La Luna para crear su obra más memorable...
Chris Jiménez
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