La misión (Cuentos asombrosos) (TV)

Steven Spielberg a la dirección propone en este capítulo de "Cuentos Asombrosos" un argumento atractivo y original, arriesgando en el concepto y desmarcándose de otros convencionalismos vistos en la misma serie. No en vano, dura casi el doble que el resto de episodios (45 minutos frente a los 24 que suele ser lo habitual), y es que ser el jefe tiene sus ventajas.

Aquí, se combinan de manera brillante una historia de suspense en un escenario bélico ambientado en la IIGM: La tripulación de un bombardero aliado B-17 se dispone a despegar en la que será su misión número 23, y lo hacen con Jonathan, un joven cuyo sueño es trabajar como dibujante para la Disney al terminar la guerra y el encargado de la ametralladora inferior del avión. Sus compañeros le tienen como talismán, al haber concluido con éxito todas las misiones en las que ha participado, sin embargo, después de un ataque éste queda atrapado sin poder salir de la torreta de la parte inferior del avión; la situación se vuelve crítica cuando el capitán se da cuenta de que el tren de aterrizaje no funciona y el aparato tendrá que aterrizar "de barriga".

En esta situación transcurre "La misión", conducido bajo la acertada mano de Spielberg y con unos solventes efectos especiales para completar un producto por encima de la media.

El desenlace final es su punto más discordante, y puede que no guste a muchos por resultar demasiado ligero, fortuito, inadecuado para el tono general o inocente, pero asombroso en cualquier caso.

La Misión es un tipo de episodio que viene a simbolizar esa vertiente "mágica" para todos los públicos de la serie Cuentos Asombrosos. Si bien está considerado como uno de los mejores películas yo siempre preferí la parte más terrorífica de la serie, aunque siempre fuera endulzada con ese humor tan característico de mediados de los 80.

Spielberg nos da una típica historia de creer en los sueños y jamás darse por vencido. Antes de ello planta un drama soberbio que te encogerá en pantalla. Es muy difícil engañar al respetable con producciones así que parecen de la factoría Disney, por lo que la sorpresa final acaba por no serlo tanto, pero es más difícil conseguir transmitir las emociones cuando todo el pescado está vendido, por lo que algo de mérito sí que tiene.

Una buena condensación del Spielberg más infantil.

La claustrofobia de un espacio reducido, el inexorable camino de las agujas del reloj que no se detienen jamás, el futuro anticipado, una palabra fatídica y una esperanza que se va extinguiendo como la llama de una cerilla anuncian desde los primeros minutos de la proyección que el drama está servido.
Una maraña de tensión y de incertidumbre flota sobre los fotogramas con enorme fuerza psicológica y profundo cariz humano.
El espectador no puede apartar la mirada de la pantalla porque no en balde se dibuja sobre ella una situación límite perfilada por S. Spielberg con la impronta de su sello.

Un cuento más de Spielberg, una historia típica de él pero también una ejercicio de dirección para sus grandes películas.
Tiene todos los ingredientes de las superproducciones, guerra, aviones, patriotismo y más cosas que sabe como sacarles provecho para que gusten a los americanos, ese es su perfecto sello.
Este cuento resulta interesante pero se hace demasiado largo y hay una escena que se hace eterna y hace que todo el resto resulte ya poco interesante.
Lo malo del drama según Spielberg es que todo resulta muy predecible y el drama siempre es tierno y dulce, ese es Spielberg, huye del realismo.
Una vez más se vuelve a ver la esencia de su cine.

Episodio de la serie "Cuentos Asombrosos" dirigida por Steven Spielberg allá por el año 1985 con la participación de los que luego fueron actores muy conocidos como Kevin Costner, Casey Siemaszko, Kiefer Sutherland, Anthony Lapaglia o Peter Jason.

La tripulación de un bombardero de la II Guerra Mundial se enfrenta con su misión núm. 23, pero les falta su artillero de la parte inferior, por lo que todos consideran que la mala suerte impedirá que sobrevivan. Sin embargo, el artillero que estaba de permiso y recién casado llega para presentarse como voluntario a la misión, y la alegría y el optimismo vuelve a reinar en la tripulación, hasta que entran en combate.

Spielberg nos demuestra sus dotes como director en dos momentos cruciales, el del inicio de la misión cuando todos se consideran gafados, y la impotencia de la tripulación tras entrar en combate, momentos verdaderamente brillantes.

Es una curiosidad más que aceptable. Aprobado, 5.