El impacto de Van DammeDocumental

En el 2003, nuestro abridor de piernas favorito fue objeto de un documental titulado "Bajo la piel de Jean-Claude Van Damme". Un trabajo biográfico que, a lo largo de 52 minutos, recogía la vida y el punto de vista que este actor tenía de sí mismo.

En él, Jean-Claude hablaba de sus éxitos, pero también de las horribles decisiones que habían poblado sus últimos diez años. No obstante, nada de ello era óbice para que el belga mantuviese la fe en el futuro y en su resurgimiento, aun cuando la imagen que ofrecía era harto lastimosa. Veinte años después este otro documental hace un repaso cronológico de su trayectoria, en un recorrido en donde lo vemos subir y bajar.

De factura francesa (como el anterior), y durando casi lo mismo, este metraje nos vuelve a relatar las desventuras de este deportista marcial metido a actor sin aportar, sospecho, nada que sus seguidores no sepan. Sin embargo, hay algunos detalles que lo diferencian de aquel otro y que lo dotan de cierta singularidad.

Por un lado, la narración es en tercera persona aderezada con entrevistas a conocidos, frente al material del 2003 que era, en esencia, un entrevistador pelín impertinente dejando que Van Damme hablase continuamente sobre sí mismo. Podríamos decir que aquella obra era más íntima, mientras que ésta se alinea con ese estilo tan hollywodiense del "story telling", con un relato dominado por el énfasis del narrador. Recuerda un poco a aquel episodio de Los Simpsons en donde se describía la fama de sus protagonistas de forma amarillista. Aquí, al menos, se han contenido.

Otro detalle distintivo es que este documental otorga minutos y voz a la figura de Mohammed Qissi, amigo de la infancia y compañero de Van Damme en sus albores como actor, a quien presenta como una persona necesaria e inteligente frente a las pocas luces de su amigo. Mohammed fue, para que lo entendamos, quien interpretó al malvado Tong Po en "Kickboxer" (1989). Lo curioso del asunto es que la aparición de Mohammed es por el rencor que éste le guarda pues, según él, fue quien guio a Van Damme, señalándole oportunidades críticas en sus inicios, aconsejándole e interviniendo en reuniones cuando el belga no sabía lidiar con lo que sucedía. Una especie de representante no oficial.

No obstante, Van Damme y él terminaron mal tras unos años porque, siempre según Qissi, ambos se juraron ir al 50% en la adolescencia, poniendo a Dios y a Alá por testigos. Pero, cuando el primero empezó a ganar millones, no quiso compartirlos con su amigo. En consecuencia, carga contra él acusándolo de faltar a su juramento de dedos meñiques cuando eran unos pipiolos pajilleros. Dejando de lado la ingenuidad de la acusación y la ausencia de pruebas, habría resultado más maduro y creíble que lo culpara de no haberle compensando de alguna manera por su ayuda en los momentos difíciles, y no pedir un 50% de los beneficios que el belga se ganó con el sudor de su frente. Por no hablar de que, sin Van Damme, él nunca habría sido Tong Po. Otra cosa es que luego no fuera capaz de capitalizar su oportunidad.

Llama también la atención cómo el documental toma carrerilla tan pronto el éxito entra en la vida del protagonista, y prácticamente corre a trote cochinero cuando los subproductos empiezan a inundar su filmografía. Tanto, que los últimos veinte años son despachados en un suspiro, aflojando tan solo para hablar de "JCVD" (2008). Además, deja en el tintero casi todas las anécdotas protagonizadas por el bruselense, que no son pocas dada la querencia de este hombre por filosofar ante las cámaras o lucir su vena bocachancla. Se ve que no han querido hacer sangre.

En resumen, un documental bien editado, en tanto que se ve en un abrir y cerrar de ojos. No tiene bajones y el ritmo es francamente bueno, pero sabe a poco por los descomunales vacíos que lo pueblan. Su estilo, menos vandamme-céntrico, le permite ofrecer una imagen más global pero, a la vez, lo hace esclavo del narrador, quien marca rumbo y formas.

Van Damme es un genio, el documental repasa a grosso modo su trayectoria, sus luces y también sus sombras. Desconocía como las drogas destrozaron su carrera. Para mi Jean Claude es la definición de los 90, junto a Stallone o Arnold, pero sobretodo Vam Damme.
De pequeño vi por la tele junto a mi familia "Blanco humano", no era una película para un niño, por eso la quitamos, pero se me quedó en la retina la escena de la oreja, joder le cortaban la oreja a un tío con unas tijeras de cocina, muy brutal. Recientemente, cuándo la cuarentena, posteriormente nombrado confinamiento nos obligó a estar en nuestro hogar, retomé junto a mi hermano su filmografia y fue espectacular ver "Contacto sangriento", "el luchador", "Retroceder nunca, rendirse jamás", "kickboxer" y "The quest". Otras como "Soldado universal" o más reciente como "Lukas" me ha hecho tomarle más cariño a este grande de las artes marciales. Enorme.