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Bodyguard

Cine negro. Intriga Tras ser despedido por insubordinación, Mike Carter, un oficial de policía de Los Ángeles, tiene que ganarse la vida como guardaespaldas de la propietaria de una empresa de conservas cárnicas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
11 de julio de 2006
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largo de Richard Fleischer, realizado tras "Hija del divorcio" (1946) y "Banjo" (1947). Se rodó en LA, alrededores y en estudio, con un presupuesto muy modesto. Se basa en un argumento escrito por dos jóvenes talentos: Robert Altman, de 22 años, y George W. George, de 27. Producido por Sid Rogell, se estrenó el 4-IX-1948.

La acción tiene lugar en LA, en la zona residencial de Pasadena y en otras localizaciones, a lo largo de unas semanas, en 1948. Narra la historia del inspector de policía Mike Carter (Lawrence Tierney), de la brigada de homicidios, que es despedido del cuerpo tras una dicusión y pelea a golpes con su superior inmediato. A regañadientes acepta trabajar como guardaespaldas de la rica propietaria de una empresa de envasados de carne, Gene Dysen (Elisabeth Risdom). A raíz de un atentado fallido contra la vida de ésta, inicia una compleja investigación que pone en peligro su vida y la de su novia Doris Brewster (Priscilla Lane).

La película desarrolla una historia absorbente, que incluye críticas a la policía: dos de sus miembros han aceptado sobornos. Además, la discusión inicial entre Mike y su superior inmediato está motivada por las fricciones entre la iniciativa y perspicacia de Mike y el reglamentarismo rutinario del jefe, celoso de la superior capacidad del subordinado. El realizador cuida con esmero la descripción de las localizaciones, lo que confiere a la obra un singular valor documental. Muestra la fachada y el interior de la comisaría, el exterior e interior de la mansión de Pasadena, la tienda de barcos de miniatura montados en botellas, el laboratorio del óptico, el establecimiento comercial de grabación y reproducción de discos de voz y otros. Hace uso intensivo de perspectivas amplias, en las que se mueven los actores con holgura. En ocasiones con un leve giro de cámara enfoca una perspectiva próxima situada fuera del campo anterior. Se complace en resaltar detalles de interés, como la sirena, el teléfono, los faros del tren. Ofrece primeros planos de gran fuerza como el rostro de Mike al final de la pelea en comisaría, el brillo de sus ojos iluminados por los faros del tren y sus ojos sometidos a la observación luminosa del óptico. Este último plano actualiza en la memoria la inquietud y el desasosiego de las otras dos escenas, en un alarde narrativo sorprendente.

La música reproduce una partitura original de viento, intensa, apasionada y muy apropiada. La fotografía proyecta sombras expresionistas, crea ambientes sombríos y se sirve de reflejos de imagenes en espejos, que acrecientan el misterio y la intriga. La interpretación de Tierney y Lane son convincentes. Lane, tras su intervención en la obra, abandonó el cine para dedicarse a la familia. La dirección (31 años), muestra una destacada y temprana habilidad narrativa.

Película exenta de pretensiones, realizada por un elenco de jóvenes talentos, de escaso metraje (62') y de notable realización.
Miquel
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20 de abril de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Así decía Gracián, un hombre del XVII, tan jesuita como el nuevo Papa. Y la expresión viene que ni pintiparada para calificar esta película de Richard Fleischer. Tan solo sesenta y dos minutos de proyección. Lejos estamos, pues, de los excesos temporales a que nos tienen acostumbrados algunos directores actuales. Pero en estos sesenta y dos minutos Fleischer consigue explicar perfectamente su historia, sin dejarse nada en el tintero y sin que en ningún momento decaiga la tensión ni el interés de la narración, antes al contrario.
La historia es lineal: no hay el más mínimo meandro narrativo ni se siembran dudas en el espectador sobre la catadura de los diversos personajes (no hay tiempo para ello), pero con un director como Fleischer al timón de la película, ni falta que hace.
El asunto es el siguiente: Mike Carter es un conflictivo detective de la brigada de homicidios. Cuenta con un rico historial de desencuentros con el teniente que es su jefe, y, claro, cuando éste aparece asesinado, no debe de sorprender que se convierta en la clásica figura del falso culpable. Ayudado por su novia, secretaria en el mismo departamento de policía, debe deshacer el enredo antes de que lo detengan por asesinato.
Bodyguard cuenta con la deliciosa Priscilla Lane en el papel de protagonista femenina. La hemos visto anteriormente, por ejemplo, dando la réplica a Cary Grant en “Arsénico por compasión”, 1944, de Frank Capra o, un par de años antes, en “Sabotaje”, de Alfred Hitchcock. Aquí cumple con su papel a la perfección, y es una lástima que fuera ésta su última película, ya que se retiró de la escena, supongo que para encargarse de los cuatro hijos que tuvo con su marido. También podrían haber contratado a una niñera...
Lawrence Tierney es Mike Carter. Menos conocido por estos pagos que en el mercado norteamericano, es un legendario “duro” de Hollywood, tanto dentro como fuera de la pantalla. Su historial incluye algunas de esas peleas morrocotudas en los bares del país que tanto parecen gustar al pueblo americano. Lo hemos visto en películas como por ejemplo “Nacido para matar”, de Robert Wise, y a sus 73 años Tarantino lo llamó para el papel de Joe Cabot en su “Reservoir Dogs”.
Toribio Tarifa
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2 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bodyguard es el primer thriller de Richard Fleischer, su tercer largo, en concreto, y cabe decir que ya apunta maneras. Es un relato seco, breve y conciso acerca de un detective de policía expulsado del cuerpo por brutalidad (hiératico Lawrence Tierney, pequeño mito del noir; no cambiaba la expresión ni que se lo pidieran de rodillas. Para que luego se metan con el pobre Victor Mature), que acepta a regañadientes convertirse en guardaespaldas de la propietaria de una fábrica de envasado de carne. Mientras investiga un asesinato cometido en la fábrica, se irá adentrando en la telaraña de la corrupción. Fleischer filma de maravilla, con ese B/N tan entrañable de los viejos thrillers, con la ayuda del excelso fotógrafo Robert De Grasse, y despacha en poco más de 70 minutos una película de la que podrían aprender muchos patanes actuales que se la dan de autores. Robert Altman participó en el guión y consiguió no embarullarlo. Recomendable para los amantes del noir.
Eduardo
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9 de junio de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su inicial etapa como director, Richard Fleischer -cuando firmaba aún como Richard O. Fleischer- filmó un conjunto de pelis de desigual valor, rodadas con pocos medios, de duraciones muy breves, pero un buen tono general, promesa de las grandes obras que daría en la segunda mitad de los 50 y primeros 60 y también, aunque más espaciadamente, en los 70 y 80.

Fleischer dirige a Priscila Lane y Lawrence Tierney en un modesto noir californiano –descapotables, luz sobreexpuesta y sombreros panameños-, de serie B e inequívoca raigambre chandleriana, con sus ricos herederos, intereses encontrados y jefes de policía duros como el acero, en la historia de un honrado policía al que le quieren colgar un muerto.

El resultado es una apretada hora de buen cine sin grandes pretensiones, pero más que potable, con buena planificación y algunas escenas destacadas -como cuando el protagonista despierta tras quedar inconsciente por un golpe en las vías del tren a punto de llegar- que completa la destacada filmografía sin grandes altibajos de gran director americano..
Gould
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17 de abril de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Fleischer, en los comienzos de su larga carrera en el cine, dirigió para la RKO esta muestra de cine negro de serie B, con el duro Lawrence Tierney y la encantadora Priscilla Lane al frente del reparto. La escasa duración de la cinta hace que el guión no se pierda en florituras: Tierney, esta vez en la piel de un ex policía reconvertido a la fuerza en un detective privado (más que un simple guardaespaldas, pese a lo indicado en el título original en inglés), investiga un misterio en torno a una empresa cárnica. Es una historia ingeniosa, violenta, entretenida y concisa. Merece ser vista.
Pedro Triguero_Lizana
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