Terror en el tren

Los esenciales del cine negro presentan Terror en el tren. Interesante muestra de suspense pero no es cine negro. Tampoco era La trampa pero se lo pasamos ya que son pelis que nunca veremos editada por estos lares. El argumento trata de de un saboteador que ha debido poner unos explosivos en un tren. Tan simple y tan efectivo. Para que no exploten dichos explosivos han llamado a Glenn Ford que es un experto en la materia. Glenn Ford además de ser un experto en explosivos tiene una mujer atacada de los nervios y así es imposible tener la cabeza en su trabajo. Se podrían haber ahorrado la paga de la mujer ya que estorba y ralentiza la historia para hacerla por momentos monótona.

Muy buena película, se ve rápido, interesante y con el suspense en aumento. Un terrorista quiere sabotear un tren de mercancías lleno de minas. La que puede armar es gorda. Por suerte la policía ha descubierto el entuerto.

La acción transcurre en Inglaterra. La fotografía es excelente, esas que te hacen notar la angustia en los rostros y hasta el relente en el aire. Hay secuencias dignas de elogio como la del andén donde vigila el policía y posterior carrera. El relato es excepcional mostrando con exactitud la cadena de mando, los teatros reales de operaciones y los planes a seguir para evitar el atentado.

Además contamos con una actuación estelar de Glenn Ford, un ex comandante de explosivos. La policía recurre a él echando mano de sus archivos. Su mujer es una histérica y está cabreada. Glenn Ford la aguanta sin alterarse lo más mínimo, incluso le hace gracia. Alguien que aguanta a una mujer de esas, está claro que posee unos nervios de acero y tan bien templados como para ponerse a desactivar bombas cuando mande la ocasión. Pues sí, hay gente que las gasta así.

Primero de todo, una aclaración. El DVD lleva el título Terror en el tren, traducción literal del título conque se conoce en USA la película, Terror on a Train. Pero el título oficial es Time Bomb. Se trata de una de esas colaboraciones entre Hollywood y los estudios británicos típicas de la época. Un ex artificiero militar canadiense tiene cuatro horas para desactivar una bomba que un malvado terrorista ha colocado en un tren cargado de minas marinas. Nuestro héroe, Glenn Ford, uno de mis favoritos, con aspecto de haber sido arrojado en paracaídas sobre suelo inglés y recibido escasas instrucciones sobre el guión, sobrelleva con semblante estólido las desavenencias con su esposa (Anne Vernon, que 11 años después sería la mamá de Catherine Deneuve en Los paraguas de Cherburgo) y los problemas derivados de la misión. Desconocemos en todo momento los motivos y/o objetivos del terrorista, lo cual nos da igual, sumergidos en la bonita fotografía en B&N del gran Freddie Young. El guión se tambalea y atropella en el tramo final, hasta llegar al minuto 72, que señala el fin de la función. Inédita en España, permite ver en pequeños papeles a Jack MacGowran y a Leslie Phillips, secundarios de lujo durante largas décadas, amén de conocer una partitura bastante desconocida de John Addison. Quien no se conforma es porque no quiere.

Apañada coproducción entre USA y Gran Bretaña, que tiene un buen e interesante punto de partida pero que peca de un desarrollo desigual.
Al comienzo parece será una película con una gran intriga criminal pero luego vemos que esto se entremezcla con las cuitas de un matrimonio con problemas. Y el resultado es irregular aunque resulta entretenida, más que nada porque sólo dura 72 minutos.
Los intérpretes se esfuerzan, aunque el gran Glenn Ford a veces parece que está de paso por allí.
Tiene algunos buenos momentos como los intentos de desactivar la bomba y no mucho más.
Su visión no molesta pero tampoco deja un gran recuerdo en la memoria, más bien es fácilmente olvidable.

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