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Kinatay

Thriller Peping, un estudiante de criminología, es reclutado por su compañero de clase, Abyong, para trabajar cobrando el impuesto de protección de varios hombres de negocios en Manila. La mayor parte de ese dinero fácil que Peping va reuniendo lo gasta en su novia, que también es estudiante. Peping decide casarse con ella, pero para hacerlo necesitará más dinero. Abyong contacta con él para ofrecerle un "trabajo especial" que le puede reportar ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
18 de octubre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al no ser un profesional del mundo del cine ni crítico ni nada parecido no puedo calificar la película en la medida en la que quisiera. Para mí es "minimalista", o el equivalente en jerga cinéfila. Parece ser que no ha gustado a la crítica profesional, lo cual no entiendo, dado que se trata de una propuesta diferente, arriesgada en la manera de contarlo, sencilla y que muestra lo que quiere decir, sin falsas profundidades ni guión retorcido, ni giros inesperados. Para mí, una peli sincera, con trama lineal, quizá previsible, pero que te engancha.
A mi modo de ver recuerda a "Training Day" pero sin el tufo y resolución/giros propios del cine hollywoodiense. La historia tan sólo muestra el mundo en el que vive el protagonista, que casi sin esperarlo se ve inmerso el día de su boda en una trama corrupta, criminal y homicida que no imaginaba existiría en su propio trabajo. En realidad la peli no va del asesinato y el gore del mismo, ni siquiera d la violencia y falta de escrúpulos que conlleva ese fatídico día. para mí va de la impotencia y de la crisis personal que supone haber visto esa cruda realidad ya preexistente y ver en qué se va a transformar tu vida aunque no lo quieras, sencillamente porque la vida ya estaba así antes de que tú llegaras.
¿Que es muy lenta, pausada, larga, y no pasa nada? Para algunas personas puede ser, sin duda, pues hay escenas alargadas hasta el máximo en las que, a mi parecer, tan sólo se intenta hacernos entrar en la tensión del momento por el que está pasando el protagonista, nos hace en definitiva uno más de la escena.
He de admitir que una de las cosas que más me gustó fue el exotismo que emanaba de las imágenes de esa ciudad filipina, tan extraña para nosotros, tan diferente a las típicas imágenes de la cultura y realidades americanas a las que nos tienen acostumbrados. Y un final genial, inevitable, quizá incluso inesperado.
Y que conste que me dormí un poco justo en la mitad del metraje (estaba en Sitges en el festival y había dormido poco, je, je), pero no perdí el hilo.
Quizá sea para verla en casa, en DVD, pero digna de verse, a pesar de todo.
seldonita
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18 de julio de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
(viene de "Y la vida continúa", de Abbas Kiarostami)

El coche: divina máquina que nos transporta a otros ámbitos, creando un adentro autógeno e inmunológico que corresponde a la promesa realizada por el cine.
Pero también: invento del demonio para lanzarnos a una veloz estética de la desaparición que bien pudiera ser nuestra ruina.
Como decir: la Policía también viaja en coche. Y la Policía no es una metáfora.
"Kinatay" (09), uno de los últimos filmes del profuso y a veces brillante Brillante Mendoza, fue en verdad el "trigger happy" de este decálogo. En él se pone en escena un vehículo que hará las veces de metáfora cinematográfica y política. No es un coche. Es una furgoneta: una Mitsubishi L300, de esas de líneas redondas y marcado carácter oriental, con faros circulares y puerta lateral corrediza. Los vehículos y las máquinas de la posmodernidad ya no son intercambiables: poseedoras de la consabida humanidad, tienen nombre y particulares atributos. Como el Hammer que co-protagoniza el filme de "Twentynine Palms" (03) de Bruno Dumont, expresión magnífica de la impotencia del protagonista humano, mudo testigo de su desgracia. En Dumont, el coche no es un espacio de comunicación o el lugar del cine en movimiento constante, sino un habitáculo más de una gigantesca cámara de los horrores (ver textículo ad hoc = http://www.filmaffinity.com/es/review/80362504.html). Pero, en ocasiones, fruto de la velocidad que la máquina automóvil logra adquirir, su silueta se torna en abstracción y mera mancha fugaz, o en cuerpo invisible que transporta la desolación sin nombre, como el Coche Desconocido que acompaña al protagonista de "Viajo porque preciso, vuelvo porque te amo" (09), de Karim Aïnouz y Marcelo Gomes, en su periplo por el páramo brasileiro, la nocturnidad y la pérdida. El coche es ya sólo la habitación de un solitario personaje: juntos se dirigen, con la ineluctancia típica de las máquinas (cuya ideación del pasado inmediato es CTRL + Z), hacia su propia desaparición. El viaje es una forma de vida (y de cine), que no sabemos si nos acerca o aleja aún más a/de nuestros orígenes.
El de Mendoza, como el de Dumont y Aïnouz/Gomes, es un ejemplo de cómo la figura del coche-cinematógrafo es revertida, reocupada, pero por fuerzas no mínimas, sino brutales y omnipotentes, como la violencia, el olvido o la Policía. "Kinatay" comienza a la manera costumbrista, como un retrato inmediato de Manila, casi documental (hibridación que Mendoza pone en escena frecuentemente, con menor ("El masajista" (05)) o mayor ("Serbis" (08), "Lola" (09)) acierto). Pronto y rápidamente, veremos al protagonista, de nombre Peping (¿Tom?), casarse y licenciarse como policía. Entonces, a Peping le llegará su día de prácticas: el momento de la sensación verdadera, el paso a la acción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
McCunninghum
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5 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kinatay, además de ser la mejor película de Mendoza, funciona como compilación de todas sus obras: acapara el poder hipnótico de anteriores títulos, nos sitúa en una atmósfera de constante agonía y es lo suficientemente compleja como, a partir de lo que parece una historia minimalista de terror casero, abrir cuestiones de gran calado social.

Aunque pueda parecer que la estructura narrativa de Kinatay es muy simple, en verdad estamos antes una película tan fría como el filo de un bisturí. De la herida salen temas como el tráfico de drogas, el negocio de los puticlubs y bares de alterne, la corrupción que afecta incluso a la mismisima policía, la miseria que infecta el incierto destino de una joven pareja de estudiantes recién casados. ¿Qué futuro puede tener nuestro protagonista cuando la delincuencia y la amoralidad carcomen como chinches todo el tejido social, desde ciudadanos hasta autoridades y medios de comunicación?

Peping será testigo de todo aquello de lo que es capaz el ser humano en una noche simbólica. A veces no queda más opción que despegarse de la pantalla y pensar en otra cosa: verdaderamente serán testigos del trayecto en coche más largo y deprimente del cine reciente. Hay efectismos visuales, exageraciones, incluso todo puede interpretarse como un sinsentido insoportable... pero por primera vez viendo y digiriendo una película de Brillante Mendoza he sentido cómo un escalofrío recorría todo mi espinazo.

Kinatay impacta visualmente, y si se logra acceder a las alas más truculentas del laberinto también puede sacudir el alma. Y es ahí cuando Kinatay sigue desangrándose en nuestra memoria como una hemorragia que no supura, como el eco de un grito que no cesa. Negrísima.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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7 de octubre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y entretenida. Buena fotografia, casi siempre en la penumbra de los bajos fondos y la nocturnidad de la gente que retrata; policias corruptos, prostitutas, matones, sicarios; pero sobretodo una visión del director sobre los mecanismo que terminan corrompiendo a las personas y convirtiendolos en un engranaje más de las sociedades corruptas. Muy recomendable, y no solo para amantes de cinematografias poco conocidas, como la filipina.
omegaman
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22 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Evidentemente aquello que hace atractivo el cine de Brillante Mendoza no termina de cerrarme.

Kinatay se presentaba como un plan esquivo y me mantuve a la espera de poder acceder a la misma durante meses. Finalmente llegó el momento en que tuve Kinatay a disposición.

El film cuenta la historia de un muchacho de clase media baja que necesita dinero para mantener a su reciente familia (casamiento y embarazo mediante). Peping (el muchacho) no se junta con la mejor calaña, digamoslo así. Si bien la gente con la que trabaja parece pesada, él puede permanecer alejado de los negocios turbios.
Sin embargo, un día le ofrecen un trabajo un poco más peligroso pero con mayor retribución. Peping se sumerge en aguas oscuras de las que es muy dificil volver. Nada será lo mismo para él desde entonces.

Fuerte, intensa, densa, y dolorosa. No apta para estómagos débiles y moralistas.
Escenas perturbadoras, filmadas de una manera tan natural que aterra.

No obstante, Kinatay no llega a entusiasmar lo suficiente, tal vez por su plano unidimensional y sin giros. Si bien Servis no me había resultado una obra maestra, contaba con varias capas de historia que la convertían en interesante.

Kinatay apuesta a su realismo cruel y al shock emotivo, dos estrategias que si bien impactan, no logran emocionar.
Serginhio
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