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España España · Zaragoza
Críticas de Miguel
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
6
29 de abril de 2017
35 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bambú Producciones va, poco a poco, afinando la puntería. En el caso de Las Chicas del Cable, nos traslada al Madrid de 1928. Seguramente la ambientación (vestimenta, coches, mobiliario, exteriores, iluminación, estilo de vida, etc.) correspondan más al Nueva York que al Madrid de los años 20, pero resulta esperanzador comprobar que la ficción española también es capaz de crear envoltorios atractivos de nuestro pasado.

La serie está llena de anacronismos, como cada una de las situaciones que viven sus protagonistas. Pero no coincido con las críticas que señalan despavoridas y exaltadas a la música como el gran fallo histórico de la serie. Al igual que en títulos como El Gran Gatsby de Baz Luhrmann, la música es utilizada como un elemento de ruptura, una licencia creativa que trata de dar ritmo y color a la serie. Puede gustarte o no, pero lo cierto es que está puesto allí exactamente para eso: crear cierta controversia y otorgar personalidad a la producción mediante un elemento de ruptura.

La trama no es compleja, pero sorprende en cierta medida. En mi caso esperaba una seria romántica sin dobleces y me encontré con un producto en el que convergen varias historias que, aunque no impresionan, entretienen. Bien es cierto que nos encontramos ante el enésimo triangulo amoroso de la ficción española, pero también es cierto que es un recurso que funciona a la perfección entre el gran público.

En cuanto a los actores, Blanca Suarez es más de lo mismo, una actriz con buenos atributos fotográficos ante la cámara pero que nunca llega a transmitir emociones profundas al espectador. Ana Fernández sorprende por su personalidad, otorga a la serie fuerza y atrevimiento, y tiene la suerte de interpretar un papel que le sienta de maravilla. Sin duda Nadia de Santiago es el mayor descubrimiento, quizá por no haberla vista demasiado en la gran pantalla hasta ahora. El resto del elenco están correctos en su mayoría, con alguna excepción (como en todas las producciones españolas) cuyos atributos como actor/actriz quedan en entredicho cada vez que sale a escena.

Como resumen, una serie visualmente muy atractiva, con mucho estilo fotográfico, llena de anacronismos y algún que otro cliché, con una historia simple pero a la vez adictiva, y algunos rasgos, como la música y algunas escenas de fiesta, que hereda sin complejos de Gran Gatsby de Baz Luhrmann. Serie comercial, fluida y sin demasiadas complicaciones que será vorazmente criticada dentro de nuestras fronteras pero que encontrará su público lejos de las mismas.
Miguel
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8
8 de octubre de 2017
13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Llamada comenzó su andadura hace ya unos años, concretamente en mayo de 2013, en el hall del Teatro Lara de Madrid. Era un musical pequeñito, llamado a entretener a uno pocos valientes. Tal fue el éxito, que en octubre de ese mismo año la obra ya había sido trasladada al escenario principal, lugar que ya no abandonaría hasta nuestros días. En su camino hasta el salto a la gran pantalla, 11 premios BrodwayWorld Spain, así como una gira por media España, América Latina y Rusia. Un camino lleno de éxitos para sus dos valientes creadores, los millenials Javier Calvo y Javier Ambrossi (los Javis), que hace poco más de un año empezaron a trabajar en lo que ha sido, sin duda, el broche de oro a su proyecto: la película.

La Llamada es un proyecto rocambolesco, cuyo argumento no resultará atractivo, a primera vista, ni para el gran público comercial, ni para el público más cinéfilo. Se sitúa en un campamento religioso, dos monjas y dos adolescentes soportan todo el peso de la historia. Todo cambia el día en el que a una de las adolescentes, María, se le empieza a aparecer Dios para cantarle canciones de Whitney Houston. Con este arriesgado argumento sólo pueden salirte dos cosas: el ridículo más espantoso o lo que ha ocurrido: una de las sorpresas más agradables que nos ha brindado el cine español en los últimos tiempos.

Dejando aparte el magnífico trabajo de la dirección, la película se sustenta con las actuaciones de cuatro actrices inconmensurables: Macarena García, Ana Castillo, Belén Cuesta y Garcia Olayo. Difícilmente se puede destacar a una de ellas por encima de las otras. Garcia Olayo tiene algunos minutos menos de pantalla con respecto a las otras tres pero su actuación no dejará indiferente a nadie. Belén Cuesta realiza, probablemente, el mejor papel de su carrera hasta la fecha. Ana Castillo, tan generosa como siempre, entregada a su papel. Por último, Macarena García, como ya acostumbra, ilumina la pantalla cada vez que sale a escena. Todo ello amenizado por la voz de un gran Richard Collins-Moore y la banda sonora de Leiva.

Podemos tener ante nosotros el inicio de un nuevo género en el cine español, con un marcado tono millenial: las pinceladas de melancolía, la ausencia de denuncia política, la impaciencia por encontrar el camino en la vida, el tono desenfadado y el contraste de generaciones. Los Javis construyen unos personajes muy bien trabajados, con una clara evolución. La historia tiene ritmo, el vocabulario es cercano y las actuaciones soberbias. En definitiva, cuando juntas a tantos artistas con hambre y talento (los Javis, Macarena García, García Olayo, Belén Cuesta, Ana Castillo, Richard Collins-Moore y Leiva) sólo puede salirte algo bueno. La nueva generación del cine español vine con ganas (y talento a raudales).
Miguel
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7
24 de abril de 2017
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Después de tres años posponiéndolo, por fin me decidí a dar una oportunidad a Iñárritu y su Birdman.

He de decir que Iñárritu no es mi director favorito, lo encuentro un tanto superficial y con un exceso de pirotecnia en sus películas. Sin embargo, reconozco que técnicamente es impoluto y siempre consigue sacar unas actuaciones brillantes de sus actores. Sus películas son un caos totalmente planificado y profesionalizado.

Birdman, al igual que The Revenant, se queda a las puertas del alma, a las puertas de transmitir sentimientos y emociones, a las puertas de sumergirnos en el caos creativo y existencial de su protagonista, Riggan Thomson, interpretado por un magnífico Machael Keaton. El resto del casting también funciona a la perfección, mención especial a un Edward Norton que realiza otra actuación estelar, y quizás con el único pero de una Emma Stone a la que no asignaron el papel más idóneo.

Con todo, Birdman es divertida, protagonizada de principio a fin por una steadicam que nos conduce a través de los pasadizos del teatro y dota de un dinamismo y ritmo a la película que nos mantiene hipnotizados - nos mete de lleno en un teatro en pleno Brodway, nos hace sentir que estamos dentro, que somos parte de esa plantilla de trabajadores y actores que trabajan en él.

Le sobran, seguramente, fuegos artificiales - meteoritos y poderes especiales - que tratan de explicar una evolución del personaje que podría haber sido llevada a cabo usando otros recursos más tangibles.

Finalmente, destacar sus similitudes con el “Cisne Negro” (The Black Swan) de Darren Aronofsky. Imposible, al menos en mi caso, que no vengan a tu mente continuamente similitudes, una detrás de otra, con la obra de Aronofsky:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel
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