Opera prima del joven director francés Guillaume Bureau. Desarrolla con acierto un guión que puede parecer simple, pero que le permite hacer una interesante película.

Se trata de un romance a tres bandas, con personajes muy bien dibujados y que reaccionan de manera creíble, cada uno en su situación, percutidos todos ellos por la I Guerra Mundial que han padecido.

El tono es un poco lento, pero se compensa con la actuación de Leïla Bekhti, Louise Bourgoin, sensuales las dos, y la a veces extraña presencia del amnésico Karim Leklou.

Me interesa mucho el metraje de una película, y esta se resuelve en 87 min. suficientes para contar la historia sin alardes estilísticos casi siempre innecesarios y mal entendidos.

Película para comprobar que en el cine actual no todo tienen que ser superproducciones o autoproducciones costosas, sino que las películas hechas con moderación y respeto también han de tener cabida.

Viggo Mortensen nos presenta su interesante película, digo su, porque él se lo guisa y él se lo come, y digo interesante porque es una Película del Oeste un tanto extraña pero curiosa.
El guion incorpora las clásicas escenas de un wéstern, junto a aspectos que bien podrían ser reflejo de la vida actual, todos ellos bien resueltos.
El montaje, también curioso, hace que la película anticipe giros de guion que siendo oportunos pierden mordiente al ser pre-descubiertos y hacen que, en algunos momentos, se torne algo lenta.
La participación de la actriz Vicky Krieps llena la pantalla y multiplica la eficacia de una interpretación un poco plana de Viggo Mortensen.
Buenas intenciones a las que se les puede dedicar una tarde en el cine.

Una vez finalizada la proyección, saliendo de la sala oí una voz que decía, supongo a su acompañante, “Voy a coger un papelillo de estos, a ver si me entero de que ha ido la película”. Me volví y observé que el comentario provenía de una persona de mediana edad. Esta precisión la hago porque soy una persona con bastantes años y no quiero pensar que mi comentario sobre El mal no existe, esté condicionado por esta circunstancia.

En conclusión, supongo que por falta de sensibilidad no acerté a comprender lo que el Sr. Hamagughi quería mostrar.

Una película que comienza con un travelling de varios minutos con una misma imagen, no sé si bonita, pero monótona. Una historia que en ningún momento acerté a comprender. Una música que no me dijo nada. Solo puedo calificarla como un sueño indescifrable.

El elenco japonés, que ya de por si suelen actuar con una cadencia, digamos, lenta, en esta ocasión entre que son pocos y con escaso dialogo, ayudan a no entender el propósito del film.
Teniendo en cuenta la oscarización del anterior trabajo de este director, no me voy a mosquear del todo, como diría Boyero, pero si algo. No concibo como un director de esta experiencia y categoría, tenga la osadía narcisista de presentar esta película. Eso sí, hay quién dice que se trata de una obra maestra. Esto último lo vengo padeciendo desde los tiempos del cine de arte y ensayo.

Si se ha pretendido hacer una película de acción, se ha conseguido. Casi toda ella es trepidante.
Pero ni son creíbles las presuntas bases políticas en que se sugiere está basada la película, ni son creíbles las súper-acciones de los periodistas reporteros de guerra.

Los actores, a pesar de ser un elenco de campanillas, no aportan gran cosa a la interpretación, solo tienen que seguir las ordenes de la dirección y cuando es necesario dejarse suplantar por los especialistas.

Garland domina la puesta en escena, sin fallos, de una superproducción, que a veces avasalla en medios y efectos especiales.

Entretenida, pero sin alma.

¿Cuántas mujeres habrán vivido o estarán viviendo esta película? Aunque sea duro es recomendable verla y poder extraer alguna conclusión que ayude a salir del maltrato.
Paola Cortelessi nos dibuja un guión que a veces puede parecer difuso, pero que culmina de una forma precisa y emocionante. Interpreta sin altibajos el papel de Delia, que soporta una vida que a veces es insoportable, con unos toques musicales y cómicos que, si cabe, resaltan este drama feminista.
El resto de actores, acompañan con solvencia a Delia.
La puesta en escena es un poco escasa, no alcanza emular el neorrealismo italiano. Por lo que, a pesar de ser una buena película, no puede considerarse clásica.
Aunque a veces te enfadan los hechos que acontecen, se resuelven de manera delicada y con alguna sonrisa.