El éxito de mis westerns tuvo consecuencias desastrosas. La marea de engendros que provocó en Italia fue horrible. Vi todo estos subproductos, o casi. Y al principio me hacían cierta gracia. El hecho de que el público manifestara interés por ellos al menos reveló que el Oeste seguía cargando de magia y que el hombre de la frontera era un héroe todavía vivo en el corazón de los espectadores.

Pero lo cierto es que eran bodrios a cual más absurdo. No habían entendido nada de mis películas. Incluso los más respetados me parecen horribles, como los de Sergio Corbucci y Sergio Sollima. Conozco muy bien a Corbucci, trabajamos juntos en varias ocasiones. Es un hombre que domina la técnica, pero hacer westerns no es cuestión de técnica. Hace falta espesor, verdad y profundidad, y nada de esto se encuentra en los westerns de Corbucci. Menos en ese tan prestigioso para los franceses de Il grande silenzio (1968). Es tan falso como pretencioso, con esa idea gratuita de que transcurra en la nieve. Y Sollima es un falso intelectual. Antes de dirigir ejercía la crítica de cine y escribía anónimamente diálogos, corregía sinopsis, en films de todo tipo. “El halcón y la presa”, tenía una historia maravillosa, que le escribió Sergio Donati, mi guionista. La rivalidad entre un cazador de recompensas y un fuera de la ley injustamente reclamado, que acaba convirtiéndose en amistad. Pero Sollima la desaprovechó del todo.

Del western europeo salvaría “Yo soy la revolución” (1968) de Damiano Damiani, protagonizado por dos de mis estrellas en “La muerte tenía un precio” Gian María Volonté y Klaus Kinski. Y no sé yo si algo más.

Por eso me disgusta que todo el mundo me señale como el padre del Spaghetti –western. Porque soy el padre, si, pero de un montón de hijos de puta.

Y desde luego comparto en todo lo dicho por Sergio Leone.

Como me resulta imposible añadir nada más a las excelentes críticas escritas por los demás usuarios de filmafinttty, (se ve que esta obra maestra despierta pasión) quisiera poner lo que el mismo Sergio Leone dijo sobre ella.

Convertí a Clint Eastwood en una caricatura de los héroes del Western americano y eso seguirá siendo toda su vida, porque como actor no da para más. Haría bien en limitarse a dirigir, he visto alguna película suya y no está del todo mal.

Pero no tengo ninguna queja de su comportamiento en mis películas. Es un verdadero profesional, y se identificó a la perfección con mi idea respecto a su personaje. Pero también es un divo.

Es capaz de tres expresiones. Una con el cigarro, otra con el sombreo y otra sin sombrero. Para mi personaje, más que suficiente.

Sin embargo, planteó problemas en “El bueno, el feo y el malo”. No quería interpretarla, de hecho. Tras leer el guión, me dijo: <En la primera película que hicimos, yo era el protagonista absoluto. En la segunda, ya éramos dos. Aquí seremos tres. Como esto siga así en la próxima formaré parte del séptimo de caballería>. Encontraba que el personaje de Tuco era demasiado importante y que le haría sombra. Así que le dije <la película será más larga que las anteriores, por tanto precisa más protagonistas. El personaje de Tuco es necesario, pero no te preocupe, porque es una especie de criado tuyo. Nada más. En cambio, cuando apareces tú, llega la star, eres como una estrella llovida del cielo. El personaje de Tuco está pensado para que tú destaques más que nunca. Incluso cuando tú no estás en pantalla es tu “Gunga Din”, aunque lo interpretase Marlon Brando.

Quedó convencido, y luego le gustó mucho la película. Pero bien que rehusó participar en “Hasta que llegó su hora”, no estaba dispuesto a que le matará otro personaje…

Infinidad de veces me han propuesto hacer otra película con él. Incluso él me pidió que dirigiera “Cometieron dos errores” su primera película en Hollywood como protagonista, que él mismo produjo, y que es un plagio vergonzoso de las mías. Rehusé y la dirigió Ted Post, que Clint conocía de haber trabajado en él en algunos episodios de “Rawbide”. Rehusé entonces y he rehusado siempre. Es imposible volver a reunirnos. Que cada cual siga su propio camino.

La película “Campo de Batalla la Tierra” es muy interesante aunque de muy mala calidad ya que se asemeja mucho a lo que ocurrió en el planeta, por ejemplo la llegada de los Anunnakis. La utilización del humano como esclavo entre otras cosas para la extracción del oro, la rebelión de los humanos y de componentes del grupo controlador.

Aquí claramente están explicando la llegada hace miles y miles de años de los llamados anunnakis por la cultura sumeria que decían que venían por el oro del planeta y que crearon al humano modificando a una raza que había en el planeta para utilizarlo como mano de obra barata. Tras la rebelión de ciertos grupos anunnakis que trabajaban en las minas, lo del oro es uno de los objetivos para el llamado oro monoatómico y para la creación de ciertas tecnologías que poseen y otros usos. Pero la realidad es que ese no es el verdadero motivo de la llegada de los anunnakis, sino para crear una granja prisión a parte de una reserva natural para varios propósitos.

Es mucho más complejo el asunto de lo que nos cuentan, la corporación explota de muchas maneras los planetas que identifican la conveniencia para sus objetivos. Además en la película nos muestran que los viajes que realizan desde su planeta estas entidades son a través de la tele-trasportación a través de portales interdimensionales. El planeta de esos alienígenas es de apariencia metálica robótica, como si en realidad se tratase de una gran nave nodriza con forma de planeta. En realidad estos anunnakis que estaban en la Tierra venían de un lugar llamado Duku que es el nombre que aparece como hogar de los anunnakis en las distintas tablillas y dibujos sumerios. También nos hablan en la película de que los humanos luchan por sobrevivir en zonas radiactivas del planeta. En Mahabhrabat por ejemplo nos hablan de las guerras que tuvieron los dioses donde utilizaban armas que tal y como las describen tienen toda la apariencia de ser armas nucleares.

Lo que nos muestra en la película no es el futuro del planeta sino que nos están hablando del pasado del planeta. Toda la sinopsis de la película es una mezcla de todas la batallas que se produjeron en el pasado, tanto entre los mal-llamados dioses porque así es como lo veían los primeros humanos modificados genéticamente ya que venían esas entidades desde arriba, del cielo, desde la nave nodriza o estación espacial para programar a los esclavos humanos.

Al principio de la película Jonnie Goodboy Tyler llega al refugio después de haber buscado medicina y su mujer le dice que los dioses se han llevado a su padre, con odio lanza los medicamentos al cielo, el chaman de los supervivientes humanos le dice al protagonista de la película que tiene un carácter rebelde que existen los dioses y ante la desobediencia de los humanos del pasado bajaron los demonios que son destructivos y monstruosos a destruir todo el planeta. Mientras tanto muestran a un reptiliano que está pintado en la pared, mostrándonos como son una de estas especies que controlan el planeta y de las cuales existen representaciones y menciones en culturas antiguas por todo el mundo. Cuando el protagonista sale del refugio a buscar a los dioses tras un estruendo del cielo se encuentra con un muñeco con forma de dragón o dinosaurio que lo asusta y él lo ataca con un palo, se da cuenta que solo se trata de una figura de mentira, y se ríe, dándose cuenta de que la gente los representaban así, a los demonios. Ahí nos están demostrando que los draconianos y los reptilianos cuando querían doblegar a los primeros humanos mediante el miedo se presentaban de esa manera. En cambio cuando querían dar confianza se presentaban de forma humanoide, de arios. Algunas especies alienígenas tienen la facultad de cambiar de forma y también de colocar una pantalla haciéndole ver a quienes los observan de la forma que ellos deseen.

Aquí nos están hablando como sus hijos híbridos mitad humanos mitad anunnaki que lucharon contra la corporación, ese es el motivo real del último receto planetario, que nos irán explicando a lo largo de la película de manera codificada y alterada así como mal hecha para que quienes la vean se aburran y no se fijen en los detalles, además fue galardonada como una de las películas de las historia del cine para evitar que más gente la viera y para que no se den cuenta de que trata realmente dicha película.

En resumen, esta película que aconsejo ver y que ha pasado desapercibida ante el público, nos muestra de manera codificada la llegada de esas entidades al planeta, de cómo actúa la corporación, esclavizando sistemas solares, planetas, explotándolos de todas las maneras posibles y utilizando los como recursos, traficando con ellos y que es todo un negocio a nivel cósmico que la gente no puede ni a llega ni a imaginar

No salgo de mi asombro como este bodrio de proporciones incalculables puede gustar tanto, no sé que efecto podría causar en su tiempo. A día de hoy es una auténtica horterada de lo más ridícula, aburrida, anticuada e irrisoria, que hasta la película fallida del gran Sergio Leone "Agáchate Maldito" parece una auténtica obra maestra, comparada con este cañamón. Y quien mejor que el propio gran Leone para decirnos lo que opinaba de todos estos esperpentos, a día de hoy insoportables de ver, que solo producen vergüenza ajena.

El éxito de mis westerns tuvo consecuencias desastrosas. La marea de engendros que provocó en Italia fue horrible. Vi todo estos subproductos, o casi. Y al principio me hacían cierta gracia. El hecho de que el público manifestara interés por ellos al menos reveló que el Oeste seguía cargando de magia y que el hombre de la frontera era un héroe todavía vivo en el corazón de los espectadores.

Pero lo cierto es que eran bodrios a cual más absurdo. No habían entendido nada de mis películas. Incluso los más respetados me parecen horribles, como los de Sergio Corbucci y Sergio Sollima. Conozco muy bien a Corbucci, trabajamos juntos en varias ocasiones. Es un hombre que domina la técnica, pero hacer westerns no es cuestión de técnica. Hace falta espesor, verdad y profundidad, y nada de esto se encuentra en los westerns de Corbucci. Menos en ese tan prestigioso para los franceses de Il grande silenzio (1968). Es tan falso como pretencioso, con esa idea gratuita de que transcurra en la nieve. Y Sollima es un falso intelectual. Antes de dirigir ejercía la crítica de cine y escribía anónimamente diálogos, corregía sinopsis, en films de todo tipo. “El halcón y la presa”, tenía una historia maravillosa, que le escribió Sergio Donati, mi guionista. La rivalidad entre un cazador de recompensas y un fuera de la ley injustamente reclamado, que acaba convirtiéndose en amistad. Pero Sollima la desaprovechó del todo.

Del western europeo salvaría “Yo soy la revolución” (1968) de Damiano Damiani, protagonizado por dos de mis estrellas en “La muerte tenía un precio” Gian María Volonté y Klaus Kinski. Y no sé yo si algo más.

Por eso me disgusta que todo el mundo me señale como el padre del Spaghetti –western. Porque soy el padre, si, pero de un montón de hijos de puta.