Lo primero que me llama la atención es lo bien narrada que está la historia. ¡Cómo en aproximadamente 100 minutos se construye una historia en que pasan tantas cosas! Cómo se narra una historia de ambiciones llevadas hasta las últimas consecuencias. El mundo corrupto que se asienta alrededor del deporte/espectáculo. ¿Cuándo se hará en este bendito país algo similar con el fútbol? Mientras que el mundo del cine siga subvencionado por el poder me temo que nunca. Qué buena interpretación la de Kirk Douglas, ¡cuanto transmite! ¡Qué sobriedad la de Arthur Kennedy! Qué profesionalidad la de Robson cuando tiene un buen guión entre manos y qué destellos de puesta en escena, al final, cuando después de su último combate, Douglas literalmente es alguien al borde de la locura. ¡Cómo está iluminado! Quizás este apunte sea mérito del director de fotografía.

Para el que subscribe "El mundo en sus manos" es una de las mejores películas de aventuras de la historia del cine.
En el puerto del San Francisco del siglo XIX, unos marineros, entre ellos el Capitán Clark (Gregory Peck), caminan con paso decidido y embisten a otros dos marineros, uno de ellos les reprocha el embiste y el otro le dice: "Sabes quién es? ¡Es el hombre de Boston!". Este es el comienzo del film, a los pocos minutos, la propia acción ya describe a los personajes, nunca se detiene la narración para describirlos. Seguimos a los protagonistas hacia una taberna donde tienen secuestrada al resto de la tripulación. Este comienzo es insuperable, no hay diálogos y ni se necesitan, sólo pura narración. Equiparable, para mí, al comienzo de "Rio Bravo" de Hawks.
El argumento trata básicamente de la compra de Alaska a la Rusia de los zares por Estados Unidos. Los Rusos están en la ruina por la sobreexplotación en la caza de focas para comerciar con sus pieles en las islas del Mar de Bering. Aquí entran en conflicto la contraposición de dos civilizaciones la rusa zarista y la americana, una en declive y otra emergente. San Francisco es una ciudad que invita a la vida y San Petesburgo a la muerte, se dice explícitamente. Es el dilema entre "salvajismo/civilización", por un lado una forma de vida en una ciudad que está naciendo, tratan el linchamiento de un contable que desfalca dinero como un suceso normal y cotidiano, el desmadre final del baile en el hotel, la relación del Capitán Clark con "El Portugués" o con las mujeres "de vida alegre" y por otro lado, los rusos, una sociedad represiva, enclavada en normas y en miedos religiosos o militares. Todo este contraste se muestra en el film de una manera muy ligera y amena como si de una comedia se tratase.
El capitán Clark, alias "El hombre de Boston", no es un marinero como el resto, es un hombre de modales refinados, un caballero. Intuimos un pasado turbio, una especie de ángel caído de la alta sociedad de Nueva Inglaterra, de ahí su apodo. En un pasaje del film se dice que odia a la aristocracia rusa, sin embargo, sabe manejarse perfectamente entre la alta sociedad de San Francisco para conseguir la financiación de la compra de Alaska a los rusos en el baile del hotel. Como dice el personaje de John McIntire realmente no es un baile de diversión, se tratan de "Altas Finanzas". Este prodigio de guion es obra de Borden Chase, también autor de algunos de las mejores westerns de Anthony Mann y James Stewart, casi nada!
Todo esto sucede en la primera parte del film, después se decanta por la aventura en estado puro y hay que destacar por encima de todo la carrera de goletas entre la peregrina de Salem y la Santa Isabel maravillosamente filmada, como se juega con el sonido del viento, de las olas y la música.
La relación del capitán Clark con su barco, la peregrina, es de lo más genuina, con leimotiv musical incluido, de la que beben el capitán Kirk y el Enterprise o Han Solo y el Halcón milenario en el cine más contemporáneo heredero directo de estos clásicos.
Tampoco falta el fiel escudero del héroe, el personaje interpretado por el gran John McIntire, fascinante. Anthony Quinn, esta perfecto en el papel de "El portugués" un marino tramposo y trafuyero "roba tripulaciones" que aúlla en las noches de luna llena. Y por supuesto Gregory Peck, quizás unos de los mejores actores que haya dado el cine sin lugar a dudas. Una interpretación ajustada y perfecta sin aspavientos y sobreactuación. Ann Blyth y todos los secundarios están espléndidos. Y por supuesto Raoul Walsh, unos de los mejores directores de la historia del cine muchas veces menospreciado a causa de la famosa política de autor.
Finalmente recuerdo que la primera vez que vi esta película fue en "La clave" de José Luis Balbín en un programa dedicado a la ecología. Desde luego, la película tiene una lectura interesante desde el punto de vista ecológico acerca de la matanza indiscriminada de focas que hacían los rusos en las islas Pribilof.

Después de los clásicos del llamado "cine de acción" de los 80 como "Depredador" o "Desafio total" o productos tan estimables como los "Terminator","Mentiras Arriesgadas","Conan" o incluso "Danko" y después de colaborar con directores del prestigio de Walter Hill, Millius , Mctiernan, el gran Verhoeven o Cameron, el retorno del héroe austriaco es de lo más decepcionante.

Partiendo, a priori, de una buena idea, un neo-western fronterizo, con clásico sheriff "profesional" puesto a prueba por un narcotraficante (en los clásicos sería un ganadero / ranchero), con múltiples referencias a esas dos obras maestras que son "Rio Bravo" y "El Dorado" de Howard Hawks e incluso a "Fargo" de los Coen, se ve lastrado por un guion lamentable y una dirección torpe.

Tampoco ayuda para nada las lamentables interpretaciones de los actores empezando por el español Eduardo Noriega, ni el gran Forest Whitaker se salva de la quema. El mejor, curiosamente, Arnold Schwarzenegger, que sabe sacar todo el partido a sus limitadas aptitudes interpretativas. Lo que podría haber sido un agradable pseudo-western crepuscular, se queda en una payasada modernista con innumerables salidas de tono. Una pena.

"El Amanecer de la fuerza" es una película muy correcta, que no es poco, pero no consigue emocionar.
Esto del cine es cuestión de gustos personales, de la capacidad que tiene cada individuo de emocionarse con una obra. "Los últimos Jedi" es una película que emociona, con momentos brillantes pero muy irregular con momentos ciertamente sonrojantes (Leia en el vacío espacial). Definitivamente no es una película redonda.
Partiendo de la base que en esta trilogía los personajes no tienen el carisma de la trilogía clásica, uno se pregunta que pintan los personajes de Rose, Phasma, Hux o Finn, o un desaprovechado Poe Dameron retomando un pseudo rol de Han Solo un tanto descafeinado - Oscar Issac es un buen actor pero no tiene el carisma de Ford.
Sólo me resultan atractivos la chica Rey y el villano Kylo Ren, el niño con máscara. Si es improbable crear un villano a la altura de Vader, qué mejor el explorar la maldad originada por frustraciones de alguien que es emocionalmente inestable e inmaduro, como su abuelo en sus inicios, aunque no tiene el suficiente odio acumulado para llegar a su nivel. Esto es una impresión personal.
Hay escenas muy logradas con una puesta en escena muy plástica y cuidada. El enfrentamiento en la sala de Snoke con esos rojos impactantes. Toda la imaginería visual en el duelo final entre Luke y Kylo Ren con esa sangre saliendo de las entrañas de esa tierra salada.
La "testiculina masculina" alocada de Poe Dameron, que consigue una efímera victoria a costa de la casi destrucción de la flota rebelde, frenada en seco por la sangre fría, raciocinio y sacrificio femenino de Leia y la almirante Hondo. Quizás la decisión más valiente de los guionistas en una época en que el éxito se consigue a base de proezas físicas.
Otro acierto es el personaje de Benicio del Toro y mostrar el planeta casino como una especie de Mónaco o Marbella espacial llena de corrupción, millonarios, modelos y traficantes de armas (con los dos bandos). Un mundo de esplendor lujoso basado en la explotación de los más débiles. Una pequeña brisa de aire fresco en tiempos tan conservadores y me sorprende que haya pasado el filtro de Disney.
Por último señalar el epílogo final, emocionante con eso niños esclavos recreando el sacrificio de Luke.

Oblivion sigue la línea de las últimas producciones con Tom Cruise, productos técnicamente muy bien elaborados pero irregulares. Si bien es cierto que sigue el patrón de infinidad de películas post-apocalípticas, la contraposición de una raza a priori humana pero fría, limpia, habitando en las nubes, avanzada tecnológicamente, de aspecto o textura casi virtual y deshumanizada con otra raza a priori alienígena, sucia, que habita debajo del suelo, no tan avanzada tecnológicamente pero a la postre más humana.
El planteamiento inicial no deja de inspirarse en el de la "La máquina del tiempo" de H.G. Wells. También hay referencias muy explícitas a "El planeta de los simios" y su zona prohibida o incluso "Desafío Total" (la primera película, por supuesto).
Después del visionado de la cinta, uno se queda con la imaginería visual del director, pero lamentablemente no tiene el pulso narrativo suficiente para mantener la atención del espectador y da la sensación de que la misma historia podría haberse contado en mucho menos tiempo, está más preocupado en el "preciosismo" de los planos que en su valor narrativo, cayendo a veces en el sonrojo más absoluto como la escena de la piscina.
Existe un conflicto existencial del protagonista que reniega de su vida cuasi-artificial escapando a la idílica cabaña del lago o intentando introducir algo de calor en su frio hogar con la planta que al final su mujer tira al vacío con desprecio.
Todos estos apuntes se diluyen al final en una pirueta narrativa con triple salto mortal incluido.