“Vicky Cristina Barcelona” es un ensayo sobre amor, el deseo y las relaciones personales en general, casi nada. El hecho de que quien esté detrás de este pretencioso puzzle sea Woody Allen hace que nos asalten las buenas vibraciones, ya que el director-guionista americano nos tiene acostumbrados a regalarnos fantásticas películas que acaban convirtiéndose en auténticos documentales sobre estos conceptos.

Y aquí yace el principal problema de la cinta: lo que nos están contando en pantalla ya lo hemos visto en multitud de ocasiones con muchísima más calidad. Sin irnos más lejos, desplazándonos a la cercana Madrid, ahí tenemos a David Serrano guionizando sus camas (ya sea el otro lado o los dos lados) y escribiendo-dirigiendo sus “Días de Fútbol”, filmes que tratan lo mismo que “Vicky…” (el amor visto desde distintos puntos de vista y desde distintas situaciones: parejas casadas, intercambio de parejas, tríos…), pero con una diferencia fundamental: un espléndido ritmo al servicio de divertidos guiones.

“Vicky Cristina Barcelona” es aburrida, es repetitiva y es pretenciosa. No sólo no nos cuenta nada nuevo sino que encima nos lo cuenta muy mal, sin ganas, y tiene el mismo halo de “película artística” tan vacío como el mundillo bohemio donde se mueven sus protagonistas.

Totalmente prescindible.

La saga de Arma Letal murió con la segunda parte. A partir de ahí tenemos una tercera parte aburrida y sin guión, y esta cuarta parte en la que han paliado las carencias argumentales con millones de dólares en espectaculares escenas de disparos y explosiones.

Porque desde el minuto uno da la impresión de que los productores han hecho una lista de las cosas que les gustaría ver en pantalla (un pirómano con un traje brindado y un lanzallamas haciendo saltar por los aires un camión cisterna, un asalto a un barco, una carrera sobre los tejados de Chinatown, una persecución dentro de una casa rodante, un chino pegando mamporros a diestro y siniestro, un, dos, tres, responda otra vez), y a continuación han escrito un guión para rellenar los huecos entre escena y escena.

Esto en sí no es malo, ya que el 95% de las actuales producciones de acción utilizan esta técnica (aunque saltándose la etapa de escribir un guión después), y hay que reconocer que el resultado final es entretenido y es estupendo para pasar el rato. Pero los aficionados a las películas de acción ya exigimos algo más; ya no nos bastan efectos especiales espectaculares, sino que queremos que el guión tenga un mínimo contenido. La culpa la tienen, entre otros, el Batman de Christopher Nolan, la trilogía del Señor de los Anillos y la primera parte de Matrix, porque nos han demostrado que la combinación de buenas escenas de acción y un buen guión es posible.

Bueno, dejo de divagar. Que "Arma Letal 4" es una película entretenida, con buenos efectos especiales y un guión flojito (no tan malo como el de la tercera parte, pero flojito). Así que hala, si quieres aprovechar mejor el timpo rescata las dos primeras partes y pasa un buen rato con ellas.

Lástima que fuera un soplo breve. Tras "Minority Report", Spielberg volvió a hundirse en la ciénaga con la desaprovechada "La terminal", la pretenciosa "La guerra de los mundos" y la aberrante "Indiana Jones y la Calavera de Cristal".

Sin embargo, Minority es una película casi redonda. Se podría calificar como una película de acción a la que le sobra la acción, ya que el guión es tan absorbente e interesante que no necesita apoyarse en sofisticados efectos especiales ni en complejas peleas "matrixianas" para sorprender. Sigue fielmente el principio de Woody Allen de utilizar los efectos especiales para ayudar a la historia y no para que la película dependa de ellos.

Toda la fuerza de la película reside en una idea original muy bien desarrollada (tiemblo al pensar qué habría hecho Akiva Goldsman con la idea de una policía que detiene a los criminales antes de que cometan un crimen) bañada con un ritmo trepidante (sin necesidad de picos de acción artificiales).

POR FAVOR, STEVEN. DEJA DE HACER EL TONTO Y REGÁLANOS OTRA PELÍCULA COMO ÉSTA.

Me sorprendió muy gratamente Ocean's eleven. Era una combinación perfecta de un guión entretenido realizado con buen ritmo (algo bastante inusual en Soderbergh).

La segunda parte, sin llegar a la excelencia de la primera entrega, seguía manteniendo ese doblete guión-ritmo. Fue una lástima que eliminaran el hecho de que cada miembro de "Los 11" era especialista en una materia delictiva y formaba una pieza pieza fundamental del puzzle del robo; creo quefue un error pero bueno, como el conjunto seguía siendo divertido tampoco había por qué quemar la película.

Porque Ocean's 13 sí hay que quemarla. El guión es una mera excusa para repetir el esquema de la primera parte de robo al casino. La historia no engancha; ¿cómo va a enganchar, si desde el minuto 1 te están contando cómo van a realizar el timo sin dejarte ningún hueco, ninguna duda de que lo van a conseguir?. No consigue enganchar, no consigue sorprendernos, cosa que al menos sí consiguió Ocean's 12.

Lo triste es que si hubieran realizado otro montaje en que no dieran tanta información al principio de la película y hubieran dejado la puerta abierta a un posible fracaso (como sí hicieron en la segunda parte), la cinta se hubiera salvado. Una auténtica lástima.