"Casino Royale" la titulé como la cima física de 007. Pero "Skyfall" es la cima psicológica. "Casino Royale" se adhería a la fórmula para dotarla de sorpresas y basar en ella la historia del agente, mientras que "Skyfall" rompe las reglas desde su espectacular prólogo y nos permite ver la historia personal del personaje en todo su esplendor y muy conectada a la misión personal que toma lugar esta vez.
En cuestiones comparativas, "Casino Royale" y "Skyfall" conforman un matrimonio genial e imbatible. Ambas películas son imprescindibles para la mitología actual de Bond, tanto para los clásicos fans, como para los nuevos que se suban al carro. Entretenida, tensa, llena de suspense, con estudio de personajes incluido y siempre sorprendente en sus ases escondidos y movimientos atrevidos en el libreto.
"Skyfall" al final permite a Daniel Craig, y al espectador, mostrar el interior y el pasado de 007 de forma tangible y explícita, haciéndolo tan humano como sobrehumano, tan respetuoso con lo que ya conocíamos de él como sorprendente por lo que ni nos intuíamos de él. Tanto la historia como el guión se vuelven más personales que nunca y hasta incluyen la psicología y el espíritu de los personajes abiertamente: un villano y un héroe conectados, una jefa más vista como una figura maternal que como una superior o los remordimientos de todos los involucrados por todo lo que han tenido que hacer en sus carreras.
La acción no es fantasiosa, sino más terrenal y muy física: Sublime. Los aspectos técnicos y visuales hacen ganar a la película muchos puntos por su belleza visual y musical. La dirección de Sam Mendes es admirable. Todo resulta brillante en esta entrega, que vuelve a colocar a la era Craig a un nivel mayúsculo. Con películas como "Skyfall", el cine Bond puede ser gran cine.

Skyfall fue excelente así que esta entrega tuvo mucho a lo que hacer frente para estar a la altura de ella y no la consigue llegar en nada. Desde el guión sin ninguna lógica que hasta molesta dentro de la posible suspensión de incredulidad, hasta el querer devolver a la trama a la era clásica, violando por tanto el toque Craig por completo. La historia no se termina de centrar, bailando entre la batalla personal de Bond contra Spectre y la toma de poderes del MI6 por parte del programa “Nueve ojos” y descompensando tanto a una como a otra. Debieron construir la película sobre una base o sobre otra. No es vibrante para nada, se siente alargada, cansada. Donde Skyfall y Casino Royale suponían puro entretenimiento de oro, Spectre no llega ni a Quantum of Solace para ganarse el bronce. Buena parte de la culpa la tienen las expectativas, vale, pero aún estando por debajo pudo quedar una película decente. Y a medida que avanza, Spectre pierde la decencia a ritmo escandaloso.

Qué mejor que empezar hablando de este mítico personaje por la que pueda ser su mejor película a nivel de glamour y vistosidad. Porque olvidándonos de prejuicios y otros rollos esta es una película de espías genial que además tiene el placer de ser de James Bond. Permite a Bond elevarse a una calidad a nivel visual y argumental que no nos tenía acostumbrados por sus títulos anteriores, afincados en el entretenimiento casposo que funciona como pasatiempos, pero que no aspira a mucho más. "Casino Royale" sí. Nos muestra a un Bond recién iniciado y asistimos a una transformación a través de una trama llena de giros y aventura que desemboca en un final arrebatador para el personaje.
Daniel Craig demuestra en una sola película que es el mejor Bond de todos los tiempos, cuando otros necesitaron dos o hasta tres. Eva Green es la mejor chica Bond y punto. El guión es potente y se asegura los puntos gracias a su ritmo y su argumento. Puede que no profundice profundamente en los personajes, pero tampoco lo necesita. Explota lo físico de todos sus personajes (incluido el villano) para mostrarnos lo que pasa por su cabeza o lo que sienten en su interior. "Casino Royale" además se halla respetuosa en la fórmula Bond aún siendo rompedora en sus aspectos formales, por lo que es especialmente querida por los fans.
Mientras que la franquicia en su pasado ya clásico es buena en general, cabe ojear su historia en general: la era de Sean Connery empezó notable y acabó pasable, George Lazenby fue decente en su película, Roger Moore podía hacer una buena película y tres malillas, Timothy Dalton volvió al personaje a sus raíces duras pero le faltaron mejores guiones y Pierce Brosnan disfrutó de un debut memorable y tres películas tibias. Daniel Craig experimenta una reformulación que no tiene continuidad con las anteriores, sino que abre su era al personaje hacia caminos inesperados, lo que hace difícil prever lo que hagan con él. Sin dudas, parece la era ideal para el personaje más en estos tiempos.

La bondad frente al desprecio. La pureza frente a la suciedad. El estar encima frente a provenir de las cloacas. La civilización ordenada frente a la anarquía desmesurada. El orden frente al caos. El héroe frente al villano.
Y entonces se da la vuelta a la tortilla...
La bondad pasa a ser despreciada. Las personas puras ven como sus manos se ensucian. Quien viene de abajo rápidamente se viene arriba. El orden establecido es tan endeble que pasa al descontrol absoluto en cero coma. Caos y orden se confunden. El villano vence al héroe y convierte a éste último en un villano. Parece una transformación digna de "Breaking Bad", pero concentrada en un largometraje.
Todo eso y más es lo que esta película te hace experimentar en dos horas y media que se pasan volando. Pocas veces he visto personalmente cine de esta calidad. Reconozco ser un usuario de cine comercial y de entretenimiento de pura cepa. Pero este entretenimiento didáctico y seriamente profundo me ha conmovido de tal manera que cada día que pasa pienso que se tardará en volver a sentir un fenómeno similar. Podría hablar de aspectos argumentales o técnicos, pero seguro que todo ha sido cogido. Y con razón. La calidad que destila esta obra de arte disfrazada de blockbuster es tal que puede ser apreciada por todos. Y es de las que deja poso. De las que repites el visionado cada poco e incluso gana más, dejando a las otras de su género por los suelos. Es una experiencia, un milagro. Todo eso es "El caballero oscuro".

"Quantum of Solace" es una película Bond considerada como la peor o de sus peores entregas. Craso error. Es una entrega que encaja perfectamente a mitad de cualquier lista que ejerce una labor más conectora o como "película-puente" más que como una entrega independiente. Esa tal vez es su mayor debilidad. "Quantum" no se siente completa, pero sí es una película de acción compacta, entretenida y con unas escenas de acción vibrantes que dejan pegado a la pantalla.
Como otras críticas citan, es más un tercer acto anexado a "Casino Royale" y si te lanzas a verla sin haber visto la anterior te vas a sentir perdido. Hay que tener en cuenta que las prisas por el estudio de estrenarla rápido aprovechando el éxito de la era Craig y la huelga de guionistas del 2007/08 hizo mella en ella. Si se la hubiesen tomado con más calma, seguro que hubiera sido una secuela más digna a nivel visual y más argumental.
La historia bebe directamente de la anterior, por lo que no hay casi nada nuevo por aquí, salvo un par de ideas sorprendentes y unas escenas apasionantes (el interrogatorio inicial tras el prólogo, el mitin imaginativo en la ópera, por ejemplo). Daniel Craig sigue estando genial como Bond y nos hace ver su sufrimiento a base de miradas y silencios. Un bajón respecto a la anterior, sí. Una mala película, desde luego que no. Es un bajón con cierta clase y una efectiva película-puente.