Impresionante, apoteósica y Christoph Waltz se jala las dos horas y media de película de principio a fin. Tarantino reinventa la Historia y no sólo sale indemne de ésta si no que consigue una de las películas más originales e impactantes que servidor ha podido ver.

Además es de agradecer el perfecto equilibrio que hay durante todo el film entre el Tarantino maduro y el clásico. Sin pecar de demasiado poco "Tarantiniana" (aunque todos sabemos que no es así) como "Jackie Brown" ni demasiado superficial como "Death Proof" se nos muestra una apasionante historia que mezcla tanto un punto de inflexión en la madurez del cineasta como el espíritu gamberro que siempre le ha acompañado. Pero "Inglourious Basterds" no sólo nos deja ver eso, nos deja ver a un director cuya principal influencia actual es él mismo. A parte de los guiños a sus películas de culto como en otros filmes suyos Tarantino se permite también otros guiños a él mismo. Guiños para nada torpes y explícitos como puedan ser los de "Death Proof" sino mucho más discretos (sin llegar a estar escondidos), así pues nos encontramos con música western de la de Tarantino de toda la vida, unos títulos de crédito que mezclan el estilo de letras de sus otros filmes incluso referencias a la hora de llevar la cámara en ciertas escenas y ciertas acciones de los personajes (ese cigarrillo volando a lo O-Ren).

Como punto en contra diría que abusa un poco del recurso estilístico de presentar personajes con enormes letrajas y flechas y que en esta película no nos vamos a encontrar ninguna canción insigne como en el resto de sus filmes (lo que no quita que la banda sonora sea cojonudísima).

Veredicto: me ha encantado; de lo mejor de Tarantino, no sabría ni dónde poner este western-bélico-masacra-nazis en su ranking. Ah, y también me ha sorprendido la cantidad de viejunos (de 70-90 años rondarían todos) que han ido a verla... y en vose.

PD: Impresionante el monólogo inicial de Waltz; toda la escena en general.

Enormísima película del señor Coppola y una de las mejores historias sobre Vietnam (y de las pocas) que he visto. Me avisaron de que la película tenía cierta fama de lenta y hasta tediosa en alguna de sus partes pero la he disfrutado desde el primer al último minuto aunque sí que es verdad que hay ciertos momentos en los que la acción parece no avanzar.

Martin Sheen y Marlon Brando pletóricos pero me esperaba que apareciese más éste último ya que a pesar de ser el hilo conductor de la película su intervención directa se reserva a la última media hora del film, de todas formas en esa media hora escasa le da tiempo a comerse parte de la película pese a los numerosos problemas y dolores de cabeza que dio a Coppola desde antes incluso de empezar el rodaje. A destacar también el papel de Robert Duvall y su famoso "I love the smell of napalm in the morning!"; amen de todo el ataque aéreo aderezado con Wagner.

Además de lo meramente estético o técnico el viaje a través de la parte más sombría del ser humano por parte del director es, cuanto menos, estremecedora. Nada más empezar la película vemos ese enormísimo inicio con The Doors y una jungla saltando por los aires así como el ruido de los ventiladores en el piso del capitán Willard nos van avisando que este no va a ser una historia sobre una guerra sino que va ser la película sobre la guerra, sobre la guerra del propio ser humano. Conforme avanza el film vemos a un grupo que avanza por el peligroso río sin poder salir apenas de la barcaza en la que van lo que aumenta esa sensación de claustrofobia que se da durante toda la película a pesar de tener lugar al aire libre. Una vez llegado al final del camino, como atraído por el propio Kurtz vemos cómo la película alcanza su clímax al encontrarse los dos personajes. Esa atmósfera oscura estalla con las conversaciones con el coronel y, sobre todo, con el previsible pero enigmático final del film.

Si en verdad es cierto que Coppola se hipotecase y casi llegase a la ruina al rodar esta gran historia decir que por mi parte ha valido la pena.

Anonadado me encuentro con la primera obra cinematográfica de David Lynch (y también el primer film suyo que he visto); no sé cómo calificarla, la verdad. La película, sin llegar a parecerme una tomadura de pelo -ya que tiene tanto mensaje como hilo argumental-, sí que me ha parecido que se sale de madre en diversos aspectos. Ya había oído que el director de anime Satoshi Kon había sido fuertemente influenciado por el realizador norteamericano y después de ver esta obra puedo ver la visión paranoica y surrealista que los dos directores comparten. Además se deja ver peor de lo que yo pensaba ya que los largos planos y las escenas con demasiado contenido onírico (que hasta cuesta seguirlas por momentos) no ayudan a hacer de la película un producto fácilmente digerible.

A su favor destaco una buena fotografía (pese a su condición de opera prima) y, aunque parezca contradecirme, una imagen impactante así como numerosas escenas para el recuerdo (la lluvia de espermatozoides monstruosos, el niño engendro siendo asesinado así como la profunda y perturbada mirada de nuestro protagonista). Con razón era una de las películas predilectas de Stanley Kubrick, que amaba las imágenes y aborrecía las películas en las que se hablaba más de lo necesario. A mí me pasa un poco lo mismo, pero creo que a esta película le sobran imágenes y le falta algo más de diálogo congruente.

Hace tiempo que quería echarle el ojo a esta cinta de Fincher. Había oído críticas dispares aunque tirando más hacia el lado negativo por lo que esperaba que me fuese a gustar menos que Seven pero la verdad es que ha estado a la altura de las expectativas y más.

Una de las cosas que más me ha gustado de la película es que no es un film de suspense al uso sino que aprovecha cada momento tanto para definir como profundizar en los personajes (las imágenes de estilo antiguo sobre la infancia del personaje de Douglas que se intercalan durante la película; recurso manido y tipiquérrimo hasta el hartazgo pero resultón en la película).

A destacar está también la atmósfera, algo en lo que Fincher es más que experto; el buen uso de la música, la iluminación, los movimientos de cámara y los escenarios no hacen sino que nos metamos de lleno en el juego del que Van Orton está formando parte. Bestial (aunque manida también) la escena en la que nuestro millonario entra en su casa para descubrir graffitis por doquier y música hippiesca a todo volumen.

La trama no deja de dar vueltas de un lado para otro pero sin perder el rumbo de la historia en ningún jodido momento. Mentiras y mentiras de las mentiras; cuando uno cree que ya sabe quién es quién en la película aparece una nueva escena que cambia las tornas y hace dudar. Bonísimo el final aunque no sé si hubiese preferido que se quedase en la antesala del mismo para así dar a la película un tono agridulce en vez de el feliz final que tiene. Pero aún así el final es digno de la película y la explicación a todos los hechos es convincente, cosa que se agradece, ya que en este tipo de películas donde meten tanto misterio al final se les va de las manos y o no se explica o la explicación es absurda; en este flm, sin ser una revelación tampoco, el final deja totalmente satisfecho.

En la interpretación por otro lado nos encontramos con unos Michael Douglas y Sean Penn pletóricos (aunque se echa de menos que haya más apariciones de éste último) así como una Deborah Kara Unger desconocida para mí que aunque no ha terminado de convencerme sí que ha estado a la altura de su personaje.

Y por último (aunque no por ello menos importante) el mensaje. En el film se plantean varias cuestiones interesantes como la fragilidad de los poderosos y cómo se podría hacer cambiar a estos; las relaciones familiares, la redención, el volver a los orígenes, entre otras.

En fin, una película que realmente lo tiene todo (o casi) sin llegar a la categoría de obra maestra y, a mi parecer, una de las olvidadas de Fincher (y mira que es raro, porque su filmografía no es que sea especialmente extensa). Así pues, ea, de visionado recomendado.