"The most hated family in America" más que un documental parece un "mockumentary".

Louis Theroux convive durante unos días con la familia Phelps que se presenta como un grupo privilegiado: solo ellos y los que piensen como ellos podrán ir al cielo. Dios odia a América y ellos son los encargados de difundir su mensaje. Los asesinatos, atropellos, enfermedades terminales y demás catástrofes son la manera que tiene Dios de darles la razón.

Como decía al inicio, este documental hecho por Louis Theroux, en muchas ocasiones da la sensación de ser una comedia. Sin ir más lejos tiene muchos paralelismos con The Office. En este caso Louis Theroux sería Jim Halpert, Fred Helps (pastor líder) sería Michael Scott y Shirley Helps una especie de Dwight Schrute. Pero claro, no nos equivoquemos, The Office es una serie de ficción y tanto Michael como Dwight parecen ser personajes con un mínimo de cerebro.

Si ustedes han visto "Canino" alucinarían como cualquier hijo de vecino, al ver la manera de comportarse de esa familia. Una vez terminada se acababa concluyendo que esa situación era imposible que se diera en una sociedad mínimamente desarrollada. Quizás no nos equivocáramos, ya que la familía Phelps vive en América, pero tiene muchas similitudes con la de la película griega. No hay más que ver a mujeres de 21 años de la familia que hablaban con Theroux sobre sus relaciones como lo hacíamos nosotros con nuestros padres a los 7. O a un niño de apenas 7 años diciendo que si no se es homosexual se es sueco... o soldado.

Les diría que probaran a ver el documental para que fuesen conscientes de la importancia de recibir una buena educación desde la infancia, de la gran lacra que puede llegar a ser cualquier religión o de como aún se sigue tratando el asunto del sexo como tabú. Pero ¿saben qué? Veánla y echénse unas risas.

"127 horas" es una experiencia.

A estas alturas, poca gente queda que aún no conozca la historia de Aron Ralston. Por eso mismo, no voy a ser yo quien la vuelva a recordar. "127 horas" no cuenta una historia, te obliga a vivirla. A partir del suspiro que sueltas en el instante previo a la aparición del rótulo que indica el título del film en pantalla, es cuando eres realmente consciente de dónde te has metido.

Esos primeros momentos de nerviosismo exaltado. Esa resignación momentánea. Esas esperanzas renacidas (acompañadas, paradójicamente, por las tuyas propias). Esa aceptación del porvenir. Ese segundo en el que se te pasa por la cabeza inconscientemente que la historia es creíble, acompañado del inmediato razonamiento que te recuerda por qué.

Quizás hay varios flash-backs, que no vienen muy a cuento. Concretamente los del pasado amoroso fallido de Aron. Sí, te ayudan a conocer más a fondo al personaje pero la única tensión sexual que importa para el espectador es la existente entre la roca y el explorador. Todo lo contrario ocurre con sus alucinaciones, que ayudan a demostrar que el estado físico de Aron, no es lo único que se encuentra profundamente mermado.

En conclusión, al terminar de ver "127 horas" será cuando seas realmente consciente de que tú si podías beber agua durante esa hora y media.

Sí. He escrito toda esta crítica solo con el brazo derecho.

Daniel Johnston no tiene peor voz que Bob Dylan. Y sus letras perfectamente podrían haber sido interpretadas por Johnny Cash.

En "The Devil and Daniel Johnston" podemos observar la vida de un artista verdaderamente versátil. Lo mismo te cantaba una canción, que te escribía un cómic, que te hablaba con el demonio. Porque Daniel Johnston sufría bipolaridad, y creía poder comunicarse con el diablo.

La diatriba que se nos presenta es la siguiente: ¿qué hace especial a Daniel Johnston? ¿Su enorme capacidad artística o su enorme enfermedad mental? ¿Una fusión de ambas?

Daniel Johnston salió (y triunfó) en la MTV. Kurt Cobain vistió, en muchas ocasiones, una camiseta con la imagen que daba portada a uno de sus primeras obras musicales. Colaboró con Sonic Youth. Matt Groening declaró ser seguidor suyo.

¿Y sabéis que es lo mejor de todo? Daniel Johnston, no es un personaje de ficción. Bueno... lo mejor de todo para nosotros, que podemos verlo desde la distancia.