En un tono jocoso y ácido se nos plantea un misterio a resolver en una isla en la que un millonario extravagante invita a sus amigos-enemigos a pasar un fin de semana .

Reparto de altura (qué placer volver a ver a Edward Norton) que clava sus interpretaciones. A Daniel Craig le sienta bien la comedia y saca más de una sonrisa a lo largo de la película.

Tiene mucho de crítica social a la tontería de ciertas élites y ciertos vicios modernos y es la parte más disfrutable de la película.

Por el lado negativo no funciona del todo bien en su vertiente detectivesca y se puede hacer un poco larga, con más de un giro de guión muy forzado y un final demasiado caótico.

No alcanza el nivel de la primera “Knives out”, pero parece claro que desde Netflix seguirán con la saga y tendremos alguna aventura más de Benoit Blanc.

La peli es una alocada copia de tantas otras películas, algo entre Bourne pero sin pies ni cabeza y las pelis de Schwarzenegger pero sin ser ni la mitad de divertida. Tiroteos y persecuciones a ritmo de interrail pero sin ninguna dirección. El intento de malo paródico es horrible.
Se salvan Ana de armas y algunas coreografías dignas de Sara Baras.
Para palomitear sin ganas.

Desde el espacio nos llevan a un lugar recóndito de Brasil, un pueblo perdido de la mano de Dios, que hace las veces de protagonista coral.
La historia empieza despacio, centrándose en los variopintos personajes que habitan este nido de pobreza.
Tenemos aquí un relato costumbrista, que va dando paso a la amenaza exterior que se cierne sobre el pueblo.
La lucha de los olvidados por el agua, por seguir vivos, por no verse aplastados por el invasor es creíble, nos conmueve.
Las motivaciones de los vendedores de seguros de Oklahoma no tanto. Mención especial a la señora Domingas.
El realismo antropológico se mete de lleno en la segunda parte de la película en el western gore, rompiendo la tranquilidad, del pueblo y del espectador.
En el museo, varias veces nombrado hasta ser mostrado, nos condensan la película.
¿Aplastará la modernidad a los marginados?

Retrato de una época, con la entrada en la vida adulta del hijo adolescente de la protagonista, Jamie, como hilo conductor. Ambientada a finales de los 70 aunque a través de flashbacks, música y citas feministas se nos muestran los cambios sucedidos en Estados Unidos desde que nace Dorothea, la madre de Jamie.
Las interpretaciones son todas magníficas y los personajes están muy bien construidos. La película consigue que el espectador se sienta uno más en el salón de esa casa en sempiterna reforma.
Dorothea se apoya en dos mujeres jóvenes para que suplan la figura del padre ausente de Jamie y entre las 3 irán dando forma a su mundo. Todas ellas mujeres fuertes, pero de diferentes generaciones con sus diferentes visiones. ¿El feminismo es ser piloto y delineante en un mundo de hombres? ¿Tener el pelo verde, leer bodrios y cantar menstruación? ¿Follar con todo el pueblo menos con tu amigo? ¿Todo? ¿Nada?
Me ha gustado pero al terminar quería ver Die Hard con el volumen al máximo.

Una espectacular película bélica que nos sitúa en el tramo final de la primera guerra mundial. Los contendientes del flanco occidental luchan a muerte para avanzar un paso y retroceder dos, con oleada tras oleada de muerte.

La película sigue a un joven alemán y a su grupo de amigos por la odisea de la guerra. Se nos muestra la crudeza de la batalla, la vida de miseria en las trincheras. El barro. Mucho barro. El hermanamiento con los camaradas. Las vidas que no podrán ser.

El mensaje antibelicista que transpira toda la película se hace patente con el contraste entre los soldados y el alto mando, entre sus visiones y aspiraciones.

La estética y la fotografía son magníficas. La única pega que le pondría es la banda sonora que aún haciendo escasas apariciones resulta forzada.