Es la segunda vez que me ocurre lo mismo con una película de Díaz Yanes: reparto atractivo, producción de calidad, una trama que puede interesar al gran público ... y un guión deshilachado, que avanza a trompicones y que es incapaz de captar nuestra atención de forma constante.
Esta es una historia que podría haber dado mucho más juego si se hubiese centrado en los diálogos y en la interactuación de sus personajes, a menudo desdibujados, y no tanto en una sucesión de secuencias, a veces, incomprensibles.
No estoy muy seguro de si Díaz Yanes es mal guionista o mal director, pero está claro que no es un buen director-guionista; ocasionalmente es capaz de componer escenas competentes, pero fracasa estrepitosamente a la hora de contarnos una historia.

Spectre es la cuarta y puede que última película de James Bond con Daniel Craig como protagonista. Si supone un cierre de ciclo, el actor inglés se puede ir con la conciencia muy tranquila, pues ha conseguido elevar la saga bastante por encima del nivel que mostraba con Pierce Brosnan.
En Spectre se han recuperado muchos de los elementos clásicos perdidos en las tres entregas anteriores: los gadgets de la sección Q, la siniestra organización que da origen a la película, los gigantescos esbirros de pocas palabras ... Sin embargo, Mendes ha conseguido conservar buena parte de la profundidad del personaje que se mostró en Skyfall y propone un discurso muy interesante en defensa de las libertades individuales.
En el plano técnico y artístico Spectre puede que quede un peldaño por debajo de su impecable predecesora, pero hay varias escenas que son para quitarse el sombrero, especialmente la que abre el filme en México DF. Por su parte, el reparto cuenta con actores de gran nivel como Finnes, Waltz o Seydoux, aunque uno de los que más brilla, aportando un toque de humor nerd, es Ben Whishaw.
En definitiva, una película entretenida, a pesar de su duración, y una gran combinación de los elementos del Bond clásico con aquellos más característicos de los últimos tiempos. Muy recomendable.

A pesar de ser ya su 22º capítulo, Quantum of Solace, es realmente la primera secuela de la saga oficial de 007. Por ello, resulta muy recomendable haber visto recientemente Casino Royale, su brillante predecesora. De no hacerlo, podremos seguir relativamente bien la trama -bastante simple, por cierto- de esta nueva aventura, pero si queremos conocer las verdaderas motivaciones de Bond y la carga emocional de la cinta, se hace casi obligado revisar el debut de Craig como 007..

Quantum of Solace es de por sí una buena película de acción, aunque nada más que eso. Sin embargo, en dupla con Casino Royale conforma el episodio más apasionante de esta longeva serie. ¿Por qué? Sencillamente, porque se centra en el personaje de James Bond, que poco a poco evoluciona hasta convertirse en el héroe que todos conocemos. Estoy convencido que en la próxima entrega volveremos a ver a un 007 mucho más relajado, disciplinado y "bond vivant".

Centándonos rigurosamente en lo que ofrecen estos 106 minutos de metraje, lo primero que se debe destacar es la gran cantidad de acción que hay, sobre todo, en la primera media hora. Las numerosas persecucones que se muestran tienen un estilo rápido y algo confuso, muy parecido a los filmes de Jason Bourne. Sin embargo, considero injusto que se acuse a QoS de copiar a Bourne, ya que fue éste quien primero adoptó muchas cosas del súper espía británico. Al margen de estas dosis de adrenalina, hay ciertos elementos que hacen de ésta una película recomendable: su espíritu viajero, la calidad de la fotografía y, ante todo, los cara a cara de Bond (Craig) con M (Dench).

En fin, que uno sale del cine esperando que haya cuanto antes un Bond 23 con Daniel Craig al frente.

Si "Casino Royale" fue un brillante Reboot de la saga de 007 y "Quantum of Solace" constituyó una mera secuela de su predecesora, Skyfall cierra el círculo de este nuevo comienzo, terminando de definir al personaje de Bond y reintroduciendo algunos de los personajes clásicos de la serie, aunque adaptándolos a la era post 11-S. Para ello, como no podía ser de otra manera, Sam Mendes ha mezclado y agitado ingredientes del 007 más clásico con otros propios del Bond más reciente.

Paradójicamente, es en los dos primeros actos de función donde aparecen con más frecuencia los elementos característicos de la "marca Bond": espectacular escena pre-créditos, canción de Adele 100% bondiana, trama tecno-terrorista, localizaciones exóticas, algunos gadgets e incluso unas dosis de humor sarcástico. Sin embargo, en el tercio final de la cinta resurge el 007 más oscuro y siniestro, propio de la época de Craig, para enfrentarse a su perfecta némesis: Silva.

A pesar de la ligeramente excesiva duración del filme, en líneas generales, este cóctel bondiano funciona francamente bien, pues, a pesar de la simpleza de su argumento, rebosa calidad en casi cada fotograma, en buena parte, gracias a la riqueza de los tres personajes principales (Bond, M y Silva) y al buen oficio de sus respectivos intérpretes, pero también por la fabulosa cinematografía de Roger Deakins y por la excelente la edición de Stuart Baird.

Quizá no estemos ante la mejor película de la saga, pero sin duda alguna sí estamos ante un filme muy interesante para los seguidores de James Bond e incluso para la mayor parte del público en general; de hecho, creo sinceramente que Skyfall, como ya hiciera Casino Royale, sumará una buena legión de fans a la parroquia bondiana.

Ya sea desde la perspectiva de un docente, de un cinéfilo o, simplemente, de un ser humano debe considerarse que La Ola, además de una de las mejores películas del año, resulta una obra de obligado pase (y discusión) para los colegios e institutos de todos los países occidentales.
Por un lado, La Ola muestra como un profesor, por hábil y carismático que sea, puede convertir un "experimento docente" en una tragedia para los demás y para sí mismo.

Por otro lado, es capaz de darnos una lección ejemplar (que no magistral) de hasta qué punto la sombra del fascismo sigue siendo alargada en la Europa actual. Pero no sólo eso, "la ola" es en realidad un grupo sin ideología aparente, sin religión, sin etnia ... lo que amplía las miras de la película a toda adhesión incondicional a un grupo, un líder o una moda.

Además de ello, La Ola es una cinta con un ritmo trepidante, un desarrollo de personajes más que respetable y una puesta en escena sencilla pero sumamente eficaz. Es por todo ello que, al mergen de su elevado valor didáctico o moral, estamos ante una película que merece la pena ser vista por todos los amantes del buen cine europeo.